La Cámara de Diputados le dio media sanción a un proyecto para salvar la casa Gabrielli, histórica y hermosa propiedad de dos plantas que construyó a fines de los años '20 el ex gobernador de Mendoza Francisco Gabrielli (fallecido en 1995) en la esquina de Godoy Cruz y Patricias Mendocinas.
La casona es hoy propiedad del Sindicato Unido de la Educación (SUTE) y exhibe un cartel con la leyenda "Se vende".
Más allá de su próximo destino inmobiliario, la Cámara baja convalidó hace unos días una iniciativa del diputado (de mandato cumplido) Aldo Vinci, quien impulsó -y argumentó- la solicitud de declaración de Bien del Patrimonio Cultural para la octogenaria construcción.
El esfuerzo por salvar al inmueble de una eventual demolición y perderlo para siempre movilizó al ex legislador a pedir su protección en el marco de la ley N° 6.034, que establece y regula la conservación y resguardo de bienes considerados integrantes del patrimonio cultural local.
Y ciertamente esa casona lo es, ya que constituye una de las importantes realizaciones del arquitecto y urbanista Daniel Ramos Correas, desaparecido en 1991, autor de grandes obras en Mendoza y otras partes del país.
“Esa casona merece cualquier empeño para mantenerla en pie, como se hizo con otras propiedades de Ramos Correas”, dijo la especialista en patrimonio e investigadora del Conicet Silvia Cirvini.
La arquitecta explicó que su estilo de construcción es neo-colonial, muy propio de los años ‘20 y '30 cuando se levantó el inmueble, con ornamentos platerescos y del barroco español en su fachada, que concita la atención de peatones o personas que esperan el colectivo en la parada que enfrenta a la puerta de ingreso.
En el SUTE, legítimo propietario de la residencia, no quisieron expresar comentarios, “por lo menos por ahora” dijo un vocero de la institución, enfrascada en estos días en las negociaciones paritarias con el Gobierno.
La vivienda fue construida por el ex gobernador Gabrielli, quien dirigió las obras, pero el proyectista fue Ramos. Dos placas ubicadas en los altos de la fachada testimonian ese trabajo en conjunto.
La ya citada patrimonialista Cirvini visitó más de una vez la propiedad. Sostiene que por la distribución funcional de sus ambientes “debe ser considerada una casa funcional y moderna, con todo el confort de época. Existen las leyes y es de esperar que se pueda proteger, más estando en manos de una entidad gremial. Su conservación como un bien patrimonial es un beneficio para toda la sociedad”.
Aunque nadie lo planteó todavía, uno de los caminos es la expropiación de la casona, ya que el SUTE hizo una inversión para adquirirla.
Lo lamentable es que el frente de la propiedad está lleno de escritos, pegatinas y graffitis de mal gusto, salvo dos murales del grupo Panamá Club en la pared de Patricias Mendocinas.
Dos pisos y varios ambientes
La casa es bien conocida por la hija de don Pancho Gabrielli, Lidia (88). Lila, como la llaman parientes y amigos, fue la segunda dueña del inmueble al recibirlo como herencia de su padre. "Llegué a vivir a ese domicilio con 3 ó 4 años.
Veníamos de residir en la talabartería Gabrielli. Nosotros estrenamos la casa; me refiero a mi papá Francisco, mi mamá Irene Marinoni y mis abuelos paternos, Francisco Gabrielli y Luisa Lucchini. Allí nació mi hermano Francisco” (fallecido a los 37 años en un accidente de aviación en Brasil, en 1961).
Recordó que la propiedad era muy grande, con dos plantas. En la de arriba, a la que se accedía por dos escaleras, se encontraban cuatro dormitorios, baños y dos piezas, una de costura y otra de estudio.
La planta baja contenía el escritorio del ingeniero Gabrielli y varias dependencias más, como una sala de recepción, un gran comedor, otro de diario, la ante cocina, la cocina, un generoso patio y cocheras. Además, al principio hubo hasta un gallinero, que atendía doña Luisa Lucchini.
Lidia fue la segunda dueña; posteriormente vendió la esquina a unos profesores que tenían la intención de abrir un instituto de enseñanza. Eso ocurrió en vida de su padre. El cuarto y último titular de la casa es el SUTE.
Valor arquitectónico
Para el autor del proyecto legislativo de declararla patrimonio provincial, Aldo Vinci, la casa "tiene un valor arquitectónico inmensurable, ya que es una de las casas más hermosas de esa época, 80 años atrás".
Asimismo, recordó que la ley Nº 6.034 de Patrimonio Cultural establece y regula la conservación, protección, restauración y acrecentamiento de todos aquellos bienes que conforman el patrimonio cultural de la Provincia.
La directora de Patrimonio de Mendoza, Regina Agüero, también adhiere a mantener el inmueble en pie y protegido. Señaló que se encuentra entre los registros de la Red de Patrimonio de la Provincia N° 0190 y actualmente mantiene una declaratoria municipal de la Ciudad de Mendoza por ordenanza 3.037/91.
Si prospera el proyecto, la casona de Godoy Cruz y Patricias Mendocinas logrará un estatus similar al que ahora poseen otras construcciones patrimoniales similares, como la Casa Arenas, la mansión Stoppel (ambas en la avenida Emilio Civit) y la casa López Frugoni (Paso de los Andes esquina Civit).