En lo cotidiano y durante toda la vida -incluso antes de nacer y al morir- cada ciudadano es un consumidor, que como tal tiene derechos amparados por la Constitución. Dar a conocer y brindar formación formal sobre cómo hacer valer esos derechos es el objetivo de un proyecto educativo que será presentado ante las autoridades de la DGE este mes.
En concreto, la propuesta busca incorporar, a la oferta educativa terciaria de Mendoza, la Tecnicatura en Defensa del Consumidor.
Así, los alumnos tendrán la posibilidad de obtener un título que, de ser aprobado por las autoridades, contará con el aval oficial. “La idea es proponer la carrera y trabajar con diferentes universidades para lograr incorporar, por primera vez, esta formación”, adelantó Marta Rizzo, ex titular del área de Defensa al Consumidor de Luján de Cuyo.
La idea tiene un antecedente: entre 2010 y 2014, Rizzo dio talleres y charlas en escuelas secundarias de la provincia a docentes, no docentes y estudiantes y la experiencia resultó muy positiva. Por eso, junto a dos profesionales dedicados a la educación, buscará redoblar la apuesta.
“La sorpresa fueron los chicos. Preguntaban mucho y se llevaban información a su casa. Se daban cuenta de que ellos también tienen derechos con cada cosa que realizan. Nos contaban que al salir o con los viajes de egresados solían ser víctimas de estafas”, detalló la fundadora de la ONG Prodelco.
Desde el conocimiento logrado en más de 25 años dedicados al tema, Rizzo recordó que Mendoza fue pionera en el país en materia de Derecho del Consumidor, con la puesta en marcha de la Ley N° 5.547 de 1990. Luego, en 1993, Argentina reglamentó la Ley Nacional que un año después fue incorporada a la Constitución en el marco de la histórica reforma. Hoy, con la adecuación de la legislación en el Código Civil, la figura del consumidor ha adquirido nuevos derechos.
Por eso, Rizzo hizo hincapié en la importancia de que tanto en el ámbito educativo como en todas las áreas provinciales y municipales se hable sobre la temática.
“En las escuelas esto debería ser una materia transversal. Los chicos tienen que conocer sus derechos, porque desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, consumimos. Lo hacemos con cada acción que realizamos”, destacó. Y agregó que el Derecho del Consumidor atraviesa todas las profesiones, ámbitos y servicios: “Inclusive debería estar muy presente entre las uniones vecinales, centros barriales y de jubilados”.
La importancia de conocer estos derechos no es menor, puesto que son los consumidores quienes al final de la cadena de producción tienen el poder.
Así, las acciones son tan simples como cotidianas: prestar atención al momento de comprar un producto o servicio; mantenerse informado acerca de cómo y ante quiénes denunciar abusos; pedir la factura y atender a las “letras chicas” y a las tasas de interés al sacar un préstamo, son sólo una parte de las tareas a cumplir como consumidores.
