El Mundial de Clubes es una competencia muy particular. Al reunir a los campeones de cada confederación y al ganador de la liga local del país organizador, cada año miles de fanáticos descubren equipos que no están en el radar de los más conocidos y populares. Por este motivo, es la competencia favorita para muchos futboleros.
En esta edición, que ya comenzó en Emiratos Árabes Unidos con un gran partido entre el local Al-Ain y el Team Wellington, el campeón de Oceanía, donde el anfitrión pudo empatar luego de ir 3-0 abajo en el marcador y avanzó a cuartos de final tras vencer en la definición por penales.
¿Por qué es importante destacarlo? Porque este equipo puede ser uno de los rivales de River en la semifinal del próximo martes.
Fundado en 1968, el Al-Ain es el más ganador de su país y es una de las tres instituciones que nunca descendió. Además, ha tenido algunas conexiones muy particulares con Argentina.
En 2008, fue uno de los interesados en contratar a Ariel Ortega, después de que el "Burrito" se fuera del River campeón del Clausura 2008. Finalmente, el jujeño vino a nuestra provincia para ser parte de Independiente Rivadavia por una temporada.
En 2009, José Sand emigró hacia el continente asiático a jugar para este club, donde marcó la impresionante suma de 44 goles en 49 partidos. Un promedio de casi un tanto por partido.
En 2011, Nacho Scocco, actual delantero del Millonario, que se está recuperando de una lesión, también se vistió de blanco y violeta.
Zlato Dalic fue su penúltimo entrenador, antes de dirigir a Croacia en el Mundial de Rusia, donde fue subcampeón tras caer 4-2 contra Francia en la final.
Asimismo, tiene en sus filas a un delantero que jugó para Suecia en la Copa del Mundo: Marcus Berg, que en dos temporadas en el equipo ya marcó 40 goles en 42 cotejos.
Tsukasa Shiotani jugó contra la Banda en el 2015 para el Sanfrecce Hiroshima y fue uno de los tres mayores de su selección en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Hoy, es uno de los extranjeros del plantel árabe, junto con Berg y el brasileño Caio, que viene del Kashima Antlers, otro de los que disputa este torneo.
Al-Ain intentará imitar la hazaña de su compatriota Al-Jazira, que el año pasado llegó hasta la semifinal y le propinó un gran susto al Real Madrid.
Por otro lado está el Espérance de Túnez, el campeón de África. Fundado el 15 de enero de 1919, es un club con mucha actividad polideportiva, ya que cuenta con balonmano, vóley, rugby, natación, lucha, boxeo y judo.
Uno de sus jugadores es el tunecino Taha Yassine Khenissi, quien desgraciadamente no pudo jugar el último Mundial con su selección por una lesión.
Al igual que cada certamen internacional, la Liga de Campeones africana es una competencia muy difícil, con el elemento extra de disputarse en canchas en mal estado.
En el partido decisivo, el Espérance le ganó a Al-Ahly de Egipto, que hasta hace algunos años era el club con más títulos a nivel mundial.
Hay que destacar que ya jugó el Mundial de Clubes. Fue en 2011, donde perdió los dos partidos y quedó sexto.
Sin embargo, si gana en esta oportunidad, será el segundo equipo tunecino en avanzar a semifinales, luego de que Etoile du Sahel hiciera lo propio en 2007.
Marcelo Gallardo y sus dirigidos saben que la falta de enfoque y el exceso de confianza pueden ser muy perjudiciales.
Mañana, desde las 13.30 de nuestro país, los hinchas del último campeón de la Copa Libertadores estarán expectantes para saber cuál de estos dos será el rival en la semifinal.