El caso de Marina Simian, la bióloga de 47 años que ganó $500 mil en "¿Quién quiere ser millonario?" para financiar proyectos del Conicet para luchar contra el cáncer, generó un fuerte debate en las redes por el panorama actual de la ciencia y tecnología. "El dinero nos lo dan a cuentagotas, no en los tiempos pautados. La devaluación es terrible porque compramos los insumos en dólares. Comprar en Argentina sale tres veces más que en el exterior", contó la mujer en radio Con Vos.
Simian comenzó a estudiar en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. En 1996 se recibió de licenciada en Ciencias Biológicas y después se fue del país. Eligió hacer el doctorado en el Lawrence Berkeley National Laboratory de la Universidad de California. Y más tarde, también como hicieron muchos científicos argentinos, volvió.
A diario, en el Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín, Simian y su equipo diseñan órganos de laboratorio, algo que muy pocos hacen en el país. Los llaman "organoides": son estructuras tridimensionales de células que se asemejan en arquitectura y función a los órganos reales. Los producen de distintos tipos (a partir de tumores y de células madre) y resultan esenciales para testear distintas drogas oncológicas, según contó la científica en una entrevista en agosto pasado.
De acuerdo con Clarín, la científica es esposa de Esteban Galuzzi, subsecretario de Tránsito y Transporte porteño, quien se incorporó a la gestión pública hace dos años después de una larga carrera en el sector privado. Llegó a ser gerente general de Intel -el fabricante de microprocesadores- para el cono sur.
Ambos son deportistas de alto rendimiento y salen a correr a diario. Al ser consultado por la participación de su esposa, el funcionario evitó hacer declaraciones.
“La esposa de un funcionario porteño puede ir a un programa de televisión y quejarse sin que eso le genere ninguna represalia a su marido. Invito a pensar si eso hubiera sido posible en la administración anterior”, reflexionó un vocero oficial.
Simian contó en una entrevista radial: "Yo tendría que estar recibiendo 320.000 pesos por año de financiamiento del FONCYT, que me lo gané por concurso. Pero no nos dan este monto anualmente: nos están dando más o menos la mitad por año. Y tuvimos una devaluación tan importante que ese dinero no vale lo que valía cuando yo concursé. Escribí el proyecto en 2016".
En La Nación, la científica mostró su preocupación por la situación actual: "En estos años retrocedimos en todo sentido. Hasta en lo simbólico, si tenemos en cuenta que el ministerio pasó a ser secretaría. Eso es un mensaje. Pero también en nuestros sueldos, el financiamiento, todo está muy complicado. Espero que gane quien gane revierta esta situación y sino que nos digan hacia donde vamos. Lo que más me molesta es que no nos hablen. Miro para adelante y no sé qué nos espera. Personalmente, decidí no tomar más becarios porque no puedo comprometerme a sostener un proyecto de acá a cinco años, no tengo la plata".
Por su parte, Jorge Aguado, secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, negó que haya una poda de presupuesto. "No hay recorte. Sí tenemos un problema, que es que muchos de los proyectos requieren insumos importados y la devaluación tiene un impacto. Pero venimos teniendo un crecimiento que logramos de mantener. De 2018 a 2019 el presupuesto aumentó un 27%. El efecto de la devaluación no lo pudimos emparejar, pero es un crecimiento", dijo.