Eran las 6.02 a.m. del sábado pasado cuando sonó la sirena de ataque aéreo sobre Tel Aviv. Personal del hotel me sacó de la cama y fui conducido hasta un área del elevador de servicio sin ventanas con dos familias francesas, todos en piyama.
Después de 10 minutos, cuando había pasado la amenaza de misiles de Hamas, nos permitieron regresar a nuestras habitaciones. Mientras regresaba a la cama, se oyó a todo volumen a través de la bocina: "Queridos huéspedes, pueden regresar a su rutina".
Con Israel y Hamas aminorando su guerra más reciente, solo podría preguntarme si el gerente del hotel también les estaba hablando a ellos. ¿Es eso cierto? Más de 60 soldados israelíes y aproximadamente 1.800 combatientes de Hamas y gazatíes -muchos cientos de ellos niños y civiles- muertos, ¿y todos meramente regresan a sus rutinas? Yo no lo creo. Aquí se revelaron algunas cosas nuevas y significativas.
Empecemos por la lucha. Desde el comienzo del 2000, Irán y sus representantes Hizbulá y, hasta hace poco, Hamas, han ido en pos de una estrategia de tres pilares hacia Israel.
El primero es la guerra asimétrica, principalmente usando baratos cohetes, a fin de paralizar poblados y ciudades israelíes. Por ahora, el sistema antimisiles Domo de Hierro de los israelíes parece haber anulado esta arma; los cohetes de Hamas prácticamente no causaron daño alguno.
El segundo pilar, que hizo su debut en la guerra de 2006 entre Israel y Hizbulá, es anidar combatientes de Hamas y lanzacohetes entre la población gazatí, densamente acumulada, y obligar a Israel a que entre a una guerra en la que solo pueda derrotar o disuadir a Hamas si se arriesga a cargos de crímenes de guerra.
Nadie aquí lo dirá explícitamente, pero solo hace falta estudiar esta guerra para entender que Israel la considera central para su estrategia disuasiva de que ni Hamas ni Hizbulá "superará nuestra locura".
Yo no creo que Israel estuviera apuntando a civiles de Gaza -creo que intentó evitarlos- pero, a final de cuentas, no se disuadió ante la perspectiva de considerables bajas colaterales de la población civil.
Hamas usó a civiles de Gaza como carnada para crímenes de guerra. Israel hizo cualquier cosa que fue necesaria para demostrarle a Hamas: "No superarás nuestra locura para sacarnos de esta región". Todo fue desagradable. Esto no es Escandinavia.
El tercer pilar de la estrategia Irán/Hizbulá/Hamas es: Israel debe ocupar para siempre a palestinos en Cisjordania debido a que la perpetración de esa ocupación colonial es esencial para deslegitimizar y aislar a Israel sobre el escenario mundial -particularmente entre jóvenes occidentales- y vigorizar a musulmanes en contra de Israel.
Con respecto a esto, Hamas se anotó una enorme victoria. Vimos eso claramente en la decisión de la Administración Federal de Aviación de EEUU (FAA) de ordenar una breve prohibición de vuelos estadounidenses a Tel Aviv, después de que un solo cohete de Hamas cayera a un poco más de una milla del aeropuerto.
Ese era exactamente el mensaje que Hamas quería transmitir: "Si podemos cerrar su aeropuerto, su línea vital con el mundo, con un cohete desde Gaza, imaginen lo que ocurre si dejan Cisjordania, justo al lado".
La prohibición de la FAA ahora se usará aquí como un argumento clave con respecto a la razón por la cual Israel nunca debe ceder Cisjordania. Puedo oír los aplausos en Teherán, Irán, desde aquí.
Y después estuvieron los túneles de Hamas y lo que revelaron. Recorrí uno justo al otro lado de la frontera de Gaza, cerca del Kibutz Ein Hashlosha.
Estaba cubierto a lo largo de tres kilómetros por techos y acabados en concreto prefabricado. Tenía electricidad y vías del tren.
Sin embargo, lo que más llamó mi atención fue la calidad artesanal: la manera en que todas las piezas de concreto prefabricado fueron diseñadas a la perfección y encajaban juntas.
Este túnel requirió de años y millones de dólares para su construcción, amén que exigió el desvío de masivos recursos de caminos, edificios y escuelas para civiles. Tenía un solo propósito, y no era la exportación de fruta. Era el de transportar combatientes al kibutz. Y había muchos de estos.
Debo de decir que me sentí asombrado ante la sola dedicación que se requirió para cavar este túnel, pero me sentí disgustado ante lo que impulsó esa dedicación: una agenda yihadista de tendencia apocalíptica.
Las fuerzas religiosas nacionalistas tienen la verdadera energía en esta región actualmente. Con frecuencia cada vez mayor, esto se está convirtiendo en un conflicto religioso.
El Times de Israel informó que, al comienzo de esta guerra, "en un despacho oficial enviado a comandantes de batallón y compañía el 9 de julio, el comandante de la Brigada Givati, Coronel Ofer Winter" -uno de los principales oficiales de Israel en el frente de Gaza- "dijo a sus subordinados que: 'La historia nos ha elegido para encabezar la lucha (en contra del) enemigo terrorista ‘gazatí’ que abusa, blasfema y maldice al Dios de las fuerzas (defensivas) de Israel'". Aterrador.
Los yihadistas ahora están barriendo a lo largo de Irak y Siria, borrando a cristianos y otras minorías. Como notó esta semana el escritor libanés Hanin Ghaddar: el historiador libanés Kemal Salibi observó alguna vez que "son los árabes cristianos quienes conservan la palabra 'árabe' en vez de 'musulmán' y han desempeñado un papel vital para definir una identidad secular de la cultura árabe".
Ahora, dijo ella, "la región parece estar volviendo al tribalismo, como si un siglo de despertar intelectual e ideas seculares estuvieran siendo borradas y nuestras identidades se estuvieran evaporando".
Aquí es donde Israel sí tiene una opción. Su imprudente proyecto de asentamiento judío en Cisjordania lo llevó a una estrategia de intentar mantener débil a la moderada Autoridad Palestina allá, así como a Hamas en Gaza incluso más débil.
La única forma en que Israel puede esperar que estabilizará Gaza es si le da poder a la Autoridad Palestina para que asuma el control fronterizo en Gaza, pero eso requerirá de hacer concesiones territoriales con el tiempo en Cisjordania a la Autoridad Palestina, ya que ésta no actuará como el policía de Israel a cambio de nada.
Este es el momento de la contracción. Ya sea que moderados árabes e israelíes colaboran y luchan juntos, o los fanáticos realmente van a tomar el control de este barrio. Por favor, no regresen a sus rutinas.
Por Thomas L. Friedman - Servicio de noticias The New York Times - © 2014