Querer ser Dios

La ficción de Paolo Sorrentino, “El joven Papa” explora el escenario de asunción de un pontífice tirano, caprichoso y críptico. Un ciclo que levanta tanta polémica como admiración.

Querer ser Dios

El domingo 12 de marzo, la señal Fox estrenará la miniserie de diez episodios "The Young Pope", el controversial proyecto para la televisión del director italiano ganador de Cannes Paolo Sorrentino, un relato que sin duda no pasará desapercibido.

Y para los clientes que tiene los canales Premium de Fox, el estreno del primer episodio podrá verse desde hoy como adelanto exclusivo, a través de la app de la señal.

Con pocas semanas de diferencia de su desembarco en Estados Unidos, “The Young Pope” ya tiene una segunda temporada confirmada y ha despertado las más incómodas impresiones para la audiencia católica y el disfrute para aquellos que ven en este drama borgiano, una desbordada sátira al Vaticano.

Sin duda, el resultado del primer episodio divide audiencias, crea una grieta y parece que esta división se va a profundizar en los siguientes nueve episodios.

Juego de tronos

Para los que conocen la filmografía de Sorrentino (las últimas cintas más reconocidas "Juventud", "La grande bellezza"), este espacio ficcional expande con espectacularidad su estética y su poética visual felliniana y no cabe duda que, sincronice o no con esta sátira, el espectador va a quedar cautivado por la puesta en escena, las locaciones, los traveling y los cuadros surrealistas, más cerca del hábitat sardónico de su filme "Il Divo" que de las más dóciles últimas películas.

El director italiano explora el mismo momento histórico que su compatriota Nanni Moretti trató, aunque con más respeto y humor liviano, en “Habemus Papa”; la asunción de un nuevo pontificio.

Aquí, Lenny Belardo (Jude Law), con 47 años, es el Papa más joven de la historia, que se reconoce con el nombre de Pío XIII.

En su etapa de discursos y adaptación de su territorio de poder, el caprichoso y destructivo rey del Vaticano entra en conflicto con el cardenal Voiello, el Secretario de Estado (Silvio Orlando), el Yago que maneja los hilos internos de la política y las finanzas de la institución.

Con la elección de este Papa “Vioello ha realizado una obra maestra de la diplomacia”, comentan durante el mini cónclave los cardenales continentales que ya están planeando una conspiración entre misa y misa.

Mientras Violello confiesa tener “pensamientos impuros” con la escultura de la Venus de Willendorf que el Papa tiene en su biblioteca, el tutor de Pío, el preferido para ser Papa y no fue, Spencer (James Cromwell), ha intentado cortarse las venas con una navaja.

"Soy una contradicción"

“¿Quién eres Lenny”?- le pregunta un cura en un sueño en el confesionario. “Soy una contradicción, como Dios. Como el hombre malo y bueno”,  le contesta Belardo, como una premonición que marcará el destino de sus decisiones con el personal que lo rodea, llegando a hacer llorar a su cocinera personal, una monja anciana que ha sobrevivido a dos papas y acá se choca contra la pared del pragmantismo anglosajón del nuevo representante de la Iglesia Católica.

Pío fuma, exige tomar una Coke Zero Cherry, es ambiguo, indescifrable, irreverente con las polvorientes tradiciones y las reglas ritualistas que asfixian su trono. Y más. Una cosa se va planteando con firmeza: su mensaje no tiene nada en común con el amor y la hermandad predicados por el actual Papa Francisco.

Para colmo, hay una secuencia perturbadora en el arranque con una alfombra de bebés moribundos y otra inspirada en el icónico desfile eclesiástico de “Roma” de Fellini.

Se sumarán al reparto, la ganadora del premio de la Academia, Diane Keaton, el español Javier Cámara, Cécile de France y  Ludivine Sagnier.

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