Desde ayer entró en actividad un nuevo espacio destinado a la difusión de nuestra cultura. Se trata del Espacio Máximo Arias, un sitio que se convertirá en el epicentro del arte fotográfico mendocino. Está ubicado en el que fuera el Hospital Emilio Civit, en calle Padre Jorge Contreras (antes Uriburu), entre Carlos Washington Lencinas y Avenida Libertador.
La inauguración tuvo lugar ayer a las 20, con la presencia del Secretario de Cultura Diego Gareca y destacados referentes de nuestra cultura, como Gladys Ravalle, Golondrina Ruiz, Delfo Rodríguez y Marcelino Azaguate.
Y la muestra elegida para abrirlo fue un homenaje al propio Máximo Arias.
En "Emblema" pueden verse 70 fotografías de su autoría, donde se plasma su particular enfoque del mundo, donde el compromiso y el interés por capturar momentos idiosincrásicos de nuestra sociedad definen su poética.
Sobre esta muestra, el curador y fotógrafo Eduardo Dolengiewich ha dicho: "Máximo fue un fotógrafo humanista, no panfletario, abierto, reportero de cámara alzada, de cámara en alto. Él fotografió protagonistas de su tiempo y se convirtió en uno de ellos. Supo retratar las situaciones cotidianas, sin estridencias (como fue él toda su vida), buscó las raíces y mostró el trabajo del pueblo, con amor y respeto. Son imágenes a corazón abierto".
“Emblema” se podrá visitar durante veinte días. Y en junio, llegará a las salas una colección fotográfica de 55 obras, directamente del Museo Nacional de Bellas Artes. La entrada es gratuita.
Sobre el edificio patrimonial
Inaugurado en 1907, el Hospital Emilio Civit fue el primer hospital público de Mendoza. Atendía a hombres, mujeres y niños, aunque con el paso del tiempo se especializó en pediatría. Así funcionó hasta 1993, cuando esta especialidad quedó concentrada en el Hospital Humberto Notti de Guaymallén.
Desde septiembre de 1994, y hasta hace poco tiempo, allí tenían lugar las oficinas de la Dirección de Patrimonio Cultural y Museos, que está bajo la órbita de Cultura de la provincia.
Sobre el Espacio Máximo Arias
Desde ahora, este espacio estará destinado a la exposición y capacitación relacionada a la fotografía. Son seis las salas para muestras y dictado de cursos.
Será la casa de los fotógrafos mendocinos, pero también albergará la difusión de artistas nacionales e internacionales.
Opinión
En el nombre mismo del sol y de las Lagunas del Rosario
Por Orlando Pelichotti
Todo se perpetuó por la magia del clic del compadre Máximo. Durante medio siglo, caminó por los rincones del desierto, montañas, de ciudades vacías y vivenció de manera única esa humanidad, como muy pocos.
Máximo logró un extenso archivo fotográfico. Recuerdo sus negativos mal cortados, mezclados, y algunos rayados. Evidentemente, la estética perdía frente la composición y al mensaje mismo. Siempre feliz, con el mate en mano y hablaba de sus viajes, por el interior de las lagunas secas, del calor capaz de rajar la tierra, de sonrisas pícaras (desdentadas) y sus costumbres. Allá donde la luna lo sorprendía caminando y el obturador era lo único que interrumpía ese silencio eterno.
“Loquillo, es un lugar único, sólo hay que saber respetarlo”, decía. “Allí nunca me faltará un compadre que abra la puerta de su rancho, para compartir su mesa y un vinito patero”, agregaba. Y es así mismo. Jamás le faltó un amigo. Tal vez por su condición de nieto de puesteros lavallinos, es que esa tierra aclamó por él.
Su Dios le regaló el don de plasmarlo todo en medio de películas, reveladores y fijadores, así como lo hiciera sesenta años antes, con sus carbonillas don Fidel Roig.
Por la radio me enteré esa noche (abril de 2010) de su último viaje. El Palacio de Cristal, anunciaba en que el compadre Máximo Arias no iría más al puesto de los Azaguate, y de los Castro... Y después se produjo un silencio.
