Qué triste que Tevez haya decidido sepultarse a sí mismo

Al cambiar Boca por el fútbol chino, el Apache canjeó gloria por billetes. Encima ni juega en Shanghai Shenhua y siente el peso del fracaso.

Qué triste que Tevez haya decidido sepultarse a sí mismo

Por Fabián Galdi   - editor de MÁS Deportes digital -


Los hinchas de Boca Juniors prefieren evocarlo en un momento bisagra, con dos goles clave para que el Superclásico a mediados de diciembre de 2016 finalizara con una victoria épica por 4 a 2. Esa tarde, en el Monumental, un Carlos Tevez a pleno había ratificado porque los futbolistas de alta performance suelen hacer ostentación de sus cualidades en duelos de nivel premium. Doce años habian pasado de otra producción que está metida debajo de la piel xeneize: la semifinal por la Copa Libertadores 2004, en la cual Carlitos también dejó su sello en la red contraria y además se ganó el derecho a ser el centro de la polémica por su particular festejo agitando sus brazos frente a la ira del simpatizante de River Plate.

Sin embargo, aquella condición de ídolo que el Apache supo ganarse dentro y fuera de la cancha se empezó a licuar cuando el delantero tomó la decisión de dejar la gloria auriazul para trasladarse hacia China, donde el ignoto fútbol del poderoso país asiático logró convencerlo con una fortuna que sólo podría acercarse a las que reciben Lionel Messi y Cristiano Ronaldo en el FC Barcelona y el Real Madrid, respectivamente, temporada tras temporada.

Leo y CR7, por continuar con el ejemplo, ni siquiera tuvieron en cuenta que sus carreras pudieran entrar en una zona de declive cuando en realidad están por cumplir una década repartiéndose el Balón de Oro desde 2008 en adelante, con cinco trofeos para el argentino y cuatro para el portugués, quién - además - pica en punta para quedarse con el quinto y así compartir una proeza legendaria. La liga española es una de las tres más convocantes del planeta y el hecho de llegar a a posiciones de definición en la Champions League tiene un valor consagratorio en sí mismo.

Tevez, en cambio, hizo todo lo contrario: en la lejana China sepultó su futuro, especialmente cerrándose la puerta a un eventual regreso al seleccionado argentino, tanto durante la pasada gestión de Edgardo Bauza como en la actual de Jorge Sampaoli. Si bien no había participado del ciclo con Alejandro Sabella a la cabeza, había tenido un tenue reingreso en Copa América 2015 debido a la convocatoria de Gerardo Martino. Las puertas seguían abiertas ante los nuevos recambios, pero él mismo se las fue cerrando por completo.

Figura juvenil surgente en Boca, su paso consagratorio en Corinthians le permitió abrirse camino en la Premier League con ciclos coronados con éxitos en el West Ham, Manchester United y Manchester City. En la Juventus, el oriundo de Fuerte Apache volvió a encontrar su lugar en el mundo en relación con las manifestaciones de afecto del tifosi, en las cuales encontraba puntos de contacto con aquellas que recibía en la Argentina. Y allí, impactado por la faz emocional, decidió encabezar el operativo retorno aún sabiendo que sólo le faltaba una temporada para cerrar su vínculo contractual con la Juve.

La ingeniería financiera puesta en práctica por el titular xeneize Daniel Angelici destrabó los puntos en discordia y hasta se incluyó para el club italiano la posibilidad de hacerse con el futbolista juvenil de mayor proyección, lo cual sucedió con Rodrigo Bentancur. Así, en el segundo semestre de 2015, el deseo del presidente Mauricio Macri se concretó: Tévez fue recibido por una multitud en La Bombonera y el cierre de ese año se vio potenciado por sendas conquistas de títulos, tanto en el torneo de primera división como en la Copa Argentina.

El presente apuntaba a una recomposición de su imagen con vistas a contar con una chance de volver a pelear un espacio en el seleccionado nacional, más que nada porque su curva ascendente de rendimiento ameritaba una cuota de confianza en que hubiera condiciones favorables para que se concretara tal posibilidad. Tevez dependía de Tevez, en una palabra. La apuesta grande volvía a posicionarse en el centro de la escena.

Un golpe inesperado a la consideración general apareció de repente para quebrar el consenso que se había generado con producciones superlativas. La aparición del Shanghai Shenhua cobró el efecto de una pateada en el tablero. La discusión se instaló en el ambiente porque si bien la oferta era suficientemente tentadora desde lo económico, lo cierto es que Tevez estaba muy bien pago en Boca y era uno de los futbolistas top del fútbol argentino sin lugar a discusiones. Lo concreto es que el billete pudo más que la gloria deportiva y el pasaporte sumó otro sello.

Hoy día, Tevez está relegado en el propio club chino, en el cual rindió muy por debajo de las expectativas y hasta tuvo inconvenientes con aficionados porque se le adujo falta de compromiso con la camiseta y poco apego al proyecto del club. Ahora, inclusive, volvió a estar ausente en el juego del sábado pasado contra Jiangsu Sunin y ya se perdió su noveno juego en dieciocho presentaciones de la formación en el campeonato local. El comunicado de la entidad fue escueto y se remitió a que una lesión en el gemelo provocó la baja, lo cual sueña más a frase protocolar para salir del paso que a la propia realidad.

Tevez sigue engrosando su cuenta bancaria y sin embargo ésto no basta para que se auto reconozca como una persona feliz. Se lo nota apático y distante, como si se diera cuenta que los billetes sirven para comprar objetos materiales pero que la felicidad es otra cosa. Afortunadamente.

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