Ya pasaron muchísimos días del DNU que estableció el aislamiento social obligatorio, como la única “vacuna” que previene el contagio del COVID-19. Como médicos oncólogos adherimos también en que la prioridad es poner el foco en las urgencias y que el sistema de salud se organice y fortalezca para evitar el colapso que otros países sufrieron durante el pico de contagios por coronavirus, sumando más de 300 mil muertes a nivel mundial.
No obstante, es un hecho también que una enfermedad como el cáncer y muchos de sus tratamientos asociados no pueden esperar o pausarse. Entre los nuevos hábitos adoptados en nuestra nueva rutina de trabajo destacamos el incremento del uso de la telemedicina, la selección de tratamientos para realizarlos ambulatoriamente cuando sea viable y el incremento en el control de infecciones, dado que la inmunosupresión es una consecuencia frecuente de algunos tratamientos oncológicos.
La telemedicina, sin dudas, se convirtió en una herramienta crucial, ya que permite dar soporte y acompañamiento virtual, cuando el paciente lo necesite (sin importar la hora del día o la noche) reemplazando a una primera consulta de guardia muchas veces. Este acceso digital alcanza incluso el poder de la atención al instante. Volviéndose una herramienta muy útil en aquellas consultas de control oncológico para pacientes que no necesitan acercarse al hospital, y dando la contención que necesitan de su médico de cabecera.
Las nuevas aplicaciones y tecnologías de la información y la comunicación hacen posible que la calidad de vida de un enfermo oncológico mejore y pueda ser monitoreada. Se establece una relación permanente entre médicos y pacientes, donde éstos últimos, no deben asistir presencialmente a un centro de salud asistencial.
Por supuesto, más allá del reconocimiento que hacemos sobre estas aplicaciones, es importante aclarar que son soluciones transitorias. Diariamente, convivimos con una instancia de evaluación de cuándo un tratamiento oncológico se decide iniciar o retrasar.
Fuente: Fundación Tiempo de Vivir