La financiación sostenible está despegando en algunos países europeos y en especial en España y con ella las denominadas "hipotecas verdes", un producto poco conocido que vincula el tipo de interés con la calificación energética del inmueble y ofrece préstamos más baratos para promover una obra nueva o reformar unidades ya construidas.
Estos créditos se dirigen sobre todo a promotores, con posibilidad de subrogación al comprador de la vivienda, y premian el bajo consumo de los edificios con un tipo de interés por debajo del mercado normal, pero también se pueden solicitar para efectuar reformas en viviendas ya construidas y hacerlas así más eficientes.
Una tendencia que crece en Europa
La calificación energética, que validan las comunidades autónomas, es clave, pero además también hay varias empresas certificadoras de sostenibilidad como, por ejemplo, la británica Breeam o la alemana Passivhaus.
Los requisitos para adquirir estos sellos son aún mucho más exigentes y evalúan, sobre todo, la demanda tanto de calefacción como de refrigeración, el aislamiento, los materiales y el tratamiento de residuos, entre muchos otros.
Se premia el bajo consumo de los edificios con un tipo de interés por debajo del mercado normal
De momento, en España hay un total de 566 edificios certificados con el sello Breeam, y más de 100.000 metros cuadrados certificados por Passivhaus en 350 viviendas y espacios públicos.
Breeam fue el primer certificado de edificación sostenible del mundo y valora 49 requisitos distintos con los que da una puntuación entre el 1 y el 5 a un inmueble, aunque no es necesario cumplirlos todos para que la propiedad sea calificada como sostenible.
Sin embargo, no hay datos concluyentes sobre el número de hipotecas verdes en España, en parte porque se trata de un mercado incipiente que se espera que aumente teniendo en cuenta la mayor apuesta por los edificios sostenibles y el retraso con respecto a Europa.
El requisito fundamental para acceder a una hipoteca verde se basa en la calificación energética del edificio, emitida por un técnico y obligatoria según la normativa actual, aunque no está claro que todas las entidades financieras exijan un sello de sostenibilidad como el Breeam o el de Passivhaus.
El banco holandés Triodos Bank fue el pionero en España en la comercialización de este tipo de préstamos en 2013; desde entonces ha formalizado 1.684 hipotecas verdes y el año pasado concedió 182 millones, un 36% más que el año anterior.
Se evalúan, sobre todo, la demanda tanto de calefacción como de refrigeración, el aislamiento, los materiales y el tratamiento de residuos.
En el caso de la española Bankia, se ofrece el crédito con un interés entre 0,1 y 0,2 puntos inferior al de una hipoteca convencional, siempre que el edificio cuente con un certificado Breeam, indispensable con la entidad para acceder a esta financiación.
La vicepresidenta de Asprima, Carolina Roca, explicó a la agencia Efe que las hipotecas verdes se están usando más para hacer mejoras en la eficiencia y no tanto para nueva construcción, ya que si se cumple el Código Técnico, la calificación energética es ya muy alta.
Además, agregó que las viviendas con estos sellos son bastante costosas de construir, y aunque se fomenta más en edificios terciarios y de oficinas, no es tan común en los inmuebles para uso residencial.
En cuanto al perfil del cliente, los especialistas aseguraron que no hay un perfil concreto de comprador, pero suelen ser jóvenes en torno a los 30 años.
Breeam fue el primer certificado de edificación sostenible del mundo y valora 49 requisitos distintos con los que da una puntuación entre el 1 y el 5 a un inmueble
A nivel europeo existen varias propuestas para incentivar las hipotecas verdes, como el plan para fomentar las hipotecas eficientemente energéticas (EeMAP, por sus siglas en inglés), que tiene como objetivo la estandarización de las hipotecas verdes en el continente.
A esta iniciativa están inscritos varios bancos que operan en España, como los ya citados BBVA, ING y Triodos Bank, o la consultora CoHispania, y cuenta también con el apoyo de varias instituciones como la Comisión Europea, el Banco Mundial y el Banco Europeo de Inversiones, entre otros.
Actualmente, los edificios suponen el 40% del consumo de energía y el 36% de las emisiones de CO2 en la Unión Europea, pero para 2020 deberá de ser nulo o casi nulo.