Para los futboleros, acostumbrados hoy al clásico Barcelona-Real Madrid y que compran mucho merchandising de ambos equipos, la pregunta era obvia. ¿Qué pasará con los clubes catalanes en las ligas españolas tras declarada la independencia de Cataluña? Barcelona, el más poderoso de ellos, se debatiría entre lo que dice la legislación española y la necesidad económica de seguir en una competición de alto nivel.
Cataluña, un referente del deporte en España, cuenta con tres clubes de fútbol en Primera División (FC Barcelona, Espanyol y Girona) y tres en Segunda División (filial del Barcelona, el Gimnástic de Tarragona y el Reus), así como varios más en la tercera División. Barcelona es el más conocido de todos ellos por su dimensión planetaria y fue miembro fundador de la Liga española en 1928-1929, al igual que el Real Madrid.
La Ley del deporte español especifica que ningún club de Estados extranjeros puede jugar en ligas españolas, salvo los de Andorra. El artículo 32 de esta ley establece que para que los clubes puedan participar en "actividades o competiciones deportivas oficiales de ámbito estatal o internacional" deberán "integrarse en las Federaciones deportivas españolas correspondientes". Este artículo supone que si la Federación Catalana de Fútbol (FCF) abandonara el paraguas de la española, los clubes catalanes tendrían que dejar la Liga... salvo que se produjera una reforma de la ley española.
Señala asimismo en su artículo 15 que las “sociedades anónimas deportivas y clubes que participen en una competición profesional deberán inscribirse en el registro de asociaciones deportivas correspondiente y en la federación respectiva”.
En este mismo sentido, el artículo 99 del Reglamento de la Federación Española de Fútbol establece que «en virtud del principio que consagra la Ley del Deporte, por el cual la organización territorial de las Federaciones deportivas españolas se ajustará a la del Estado en Comunidades Autónomas, los clubes deberán estar integrados y afiliados a la Federación de ámbito autonómico del territorio al que geográficamente pertenezcan y sólo podrán ejercer su actividad deportiva en las competiciones oficiales que aquélla organice en el ámbito de su jurisdicción».
La otra alternativa para seguir jugando en España es utilizar la “vía andorrana”. Los clubes del Principado son los únicos extranjeros que compiten en las ligas españolas. Y ello es posible gracias a la disposición adicional 17ª de la Ley del Deporte, que les permite adscribirse a las federaciones españolas, como ocurre con el MoraBanc Andorra de baloncesto o el Fútbol Club Andorra de fútbol, que desde su fundación en 1942 ha pertenecido a la Federación Española y que durante 17 temporadas llegó a militar en Segunda B. Pero evidentemente Andorra no es Cataluña, donde compiten 146.000 futbolistas en 12.200 equipos de todas las categorías. Además, esta excepción para Cataluña precisaría de una modificación de la Ley del Deporte que debería ser aprobada por el Parlamento español.
No sirve el caso andorrano, como tampoco valen los ejemplos de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, los cuatro territorios que integran el Reino Unido, y que a pesar de no tener un Estado propio, sí tienen federaciones, selecciones y ligas propias. La razón es que las cuatro se constituyeron antes de la creación de la FIFA. En cualquier caso, si aplicáramos por ejemplo el caso escocés, ello supondría que el Barça disputase la liga y el resto de competiciones domésticas con el Español, el Gerona, el Reus, el Cornellá y el Badalona.
Eso sí, los futbolistas catalanes ya no jugarían con la selección española, sino con la catalana. Pero la FIFA y la UEFA tendrían que aceptar a dicha federación, en un proceso que podría durar bastantes años. Ahí tenemos el caso de Gibraltar, que después de un largo litigio que contó con la oposición de España, ha sido aceptada en las competiciones europeas de selecciones, con el requisito de que nunca podrá enfrentarse a España. Sería una condición similar a que el Barcelona no se enfrentara al Real Madrid. ¿Se imaginan? Un auténtico despropósito.
Barcelona o los clubes catalanes de fútbol no serían inmediatamente expulsados de las competiciones españolas. Según Alberto Palomar, doctor en derecho y experto en legislación deportiva, la ley catalana "de transitoriedad", que debería regir durante este camino independentista, prevé mantener la legislación española compatible con el nuevo orden hasta la proclamación de una supuesta nueva constitución catalana.
Esto afectaría a la ley del Deporte español, que, por otra parte, vista desde el lado estatal, también podría seguir aplicándose, ya que el Tribunal Constitucional ha suspendido la ley de transitoriedad y por tanto, no se le reconoce efectividad. Así, "mientras las federaciones (deportivas catalanas) estén integradas (en sus respectivas españolas), los equipos podrían jugar y los jugadores podrían representar a España", explica este profesor de la Universidad Carlos III de Madrid.
El presidente de la Liga española, Javier Tebas, partidario hasta ahora de la línea dura, declaró hace unas semanas que en caso de una declaración de independencia citaría a los clubes catalanes "para que me den su opinión sobre lo que está pasando. Creo que no habrá una ruptura inmediata", añadió Tebas, que dejó entrever que la actual Liga podría seguir hasta el final.
En 2015, Tebas afirmó que el clásico Real Madrid-Barça era la "joya de la Liga". Sin el partido más visto del mundo (650 millones de telespectadores), el monto de los derechos televisivos españoles (1.600 millones de euros anuales actualmente) se reduciría mucho, pese a que otros clubes podrían tratar de tú a tú al Real Madrid como es el Atlético, el Sevilla o el Valencia.
José María Gay de Liébana, profesor de Economía de la Universidad de Barcelona, cifra en "al menos 200 millones de euros" el impacto de una salida del Barça sobre los derechos de televisión. Por el lado azulgrana, quedarse sin los ingresos televisivos españoles (en torno a un cuarto de sus 700 millones de euros de ingresos en 2016-2017) sería ruinoso. "Sería un paso atrás, mortal de necesidad", destaca el economista, que augura la salida de las estrellas del club. El Barça "no podría contar con figuras de nivel internacional. Pasaría a ser un club de medianía".
Posicionado a favor del "derecho a decidir" de Cataluña, el Barça no se ha pronunciado por ahora sobre la declaración de independencia y afirmó anteriormente que está en la Liga española: "Tiene intención de jugarla, de disputarla y de intentar ganarla".
"Si, en condicional, si el Barça tuviera que jugar en una Liga, o decidir qué hay que hacer después de esta hipotética Cataluña independiente, la lógica sería consultar con los socios que son los propietarios" del Barça, declara una fuente del club.
"Más Barça, menos política, la política al parlamento", afirmaba la Federación de Peñas (grupos de aficionados) del Barcelona de la región de Castilla y León en su asamblea de septiembre. El miércoles varias peñas de León, emitieron un comunicado rechazando la posición del club al considerar que "la institución siempre debe ser ejemplo de respeto a la pluralidad de pensamiento de sus socios, a los que se debe, manteniéndole al margen de cualquier tema político".
"En temas políticos, Bartomeu tiene una maldición encima: para unos se pasa, para otros no llega. Y haga lo que haga, nunca contenta a nadie", señaló el diario El Confidencial, para el que fuera de Cataluña el presidente azulgrana tiene una imagen de independentista, mientras que para estos es "como un elemento extraño".
No obstante, el club no está preocupado, asegura esta fuente, ya que "cualquier Liga del mundo, o de Europa, incluso la española, desearía tener un club como el Barça disputándola".