Qué sectores ganaron y cuáles perdieron en el último año de la economía de Mendoza

El informe sobre la economía de Mendoza, que fue realizado por el Ieral-Fundación Mediterránea, analiza la performance de cada actividad.

Qué sectores ganaron y cuáles perdieron en el último año de la economía de Mendoza
Qué sectores ganaron y cuáles perdieron en el último año de la economía de Mendoza

El martes pasado el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea presentó su informe Anual 2017 y las Perspectivas 2018 para le economía de Mendoza. En el mismo detalla cómo les fue a los distintos sectores económicos locales y qué posibilidades tienen para 2018.

Los economistas Gustavo Reyes y Jorge Day, explican que la economía creció el año pasado 2,8% según el Ieral, pero no todas las actividades lograron un desempeño positivo.

A los sectores vinculados al mercado interno, en general les debería haber ido levemente mejor, puesto que hubo una recuperación económica y el dólar se rezagó con respecto a la inflación y favoreció al mercado interno.

Comercio: fue año extraño, hubo rubros que se movieron en sentido contrario. Las ventas de autos y combustibles crecieron, mientras que cayeron (o se mantuvieron estancadas) las ventas tradicionales (en supermercados, minoristas y centros comerciales), en el cual jugó en contra el poder de compra de los asalariados que, si bien mejoró, no se ha recuperado totalmente, como así también la competencia de Chile.

Construcción: tuvo un buen año. Además de la obra pública, jugó a favor la leve recuperación económica y un dólar que se rezaga (alienta a otras alternativas como el "ladrillo").

Administración pública: aun con déficit, mejoraron sus finanzas y hubo un leve impulso estatal, sobre todo en obra pública, en período electoral.

Sector financiero: un buen año en materia de préstamos (netos de inflación), especialmente con los indexados (UVA).

En los sectores atados al dólar, las fuerzas económicas no impactaron en la misma dirección. A favor, el mundo creció a mayor ritmo, y Brasil se ha recuperado levemente. En precios internacionales, hubo varias subas. En contra, estuvo el dólar que se rezagó con respecto a la inflación. Por lo tanto, en términos generales no estaba definida la tendencia de estos sectores.

Agrícola: bastante variado. En uvas (principal cultivo), la cosecha fue mayor, pero por debajo del promedio histórico. Por eso sus precios continuaron aumentando más que la inflación. En cambio en frutas, la cosecha disminuyó fuertemente.

Industria: no fue un buen año. La principal rama mendocina, la refinación del petróleo, presentó una caída, siendo un sector que trabaja cercano a su capacidad máxima. En materia vitivinícola, los precios en el mercado interno aumentaron mucho más que la inflación en general y como consecuencia, cayó fuertemente el consumo. En el mercado externo este sector también tuvo un descenso en las ventas. En la agroindustria (muy dependiente de Brasil), fue un mal año por la falta de materia prima. Para el resto de la industria, 2017 tampoco fue un buen año, con caídas en empleo (salvo pocas excepciones) y en exportaciones (en general).

Turismo: fue un buen año en materia de flujo de turistas alojados en los hoteles. Hubo más argentinos y extranjeros. La recuperación económica ayudó, y también la apertura del aeropuerto renovado.

Petróleo: se extrajo menor cantidad. El bajo precio internacional y el dólar que se rezagó hicieron menos atractiva la actividad.

Tendencias y particularidades 

Más allá de los resultados generales, hay algunos aspectos que merecen ser analizados en cada actividad.

Construcción: en este sector hay dos grandes ramas, la privada y la obra pública. La primera generalmente es fuertemente pro-cíclica; crece mucho en los períodos buenos, y cae fuertemente en los malos. La pública está muy influenciada por los años electorales, y también por las finanzas de los gobiernos de distintos niveles. En 2017, las fuerzas asociadas a ambas ramas apuntaron todas en la misma dirección (hacia la suba).

Desde hace diez años, salvo en 2009, año recesivo, la tendencia es que la construcción se recupera en períodos electorales y cae en los siguientes. El 2017 no fue la excepción.

Uvas y vinos: En 2017 hubo mayor cosecha de uvas, y también mayores precios (que aumentaron más que la inflación promedio). ¿Cómo pudo haber ocurrido? Para ello es conveniente mostrar lo ocurrido en el mercado de vinos.

En 2016 la elaboración de vinos cayó significativamente, y se pudo hacer frente a la demanda recurriendo a los stocks vínicos. Al año siguiente, aunque hubo mayor cosecha, continuó siendo baja con respecto al promedio histórico, y habiendo bajos stocks, en general hubo escasez de vinos, lo cual repercutió sobre el precio de las uvas.

En vinos, se vendió menos, pero se pagaron mayores precios, que se incrementaron más que la inflación. En neto, la facturación, neta de la inflación, se mantuvo casi estable en la totalidad de las bodegas.

Sin embargo, dichos resultados fueron bastante variados por tipo de negocio, dependiendo qué tuvo más fuerza: si la caída en cantidades vendidas o el aumento en precios. Los que tuvieron mejor desempeño en facturación fueron los vinos vendidos en el mercado interno (salvo los espumantes). En cambio, les fue peor a aquellos destinados al mercado externo, especialmente porque sus precios de exportación aumentaron menos que la inflación (el dólar se rezagó).

Hay que aclarar que aunque se beneficiaron con mayores precios de vinos, dicha ventaja se vio en parte neutralizada por mayores costos de materia prima (uva), ante el recién mencionado faltante de vinos.

Agroindustria: En 2017 las exportaciones de productos agroindustriales de Mendoza (excluyendo vinos y mostos) cayeron 8%, explicado por menores cantidades. Los precios en la mayoría de sus productos mejoraron en dólares. Esta situación es compatible con la menor oferta de productos mendocinos, en buena parte por una pobre cosecha.

Desagregando en los principales productos, sólo hubo mayores exportaciones de aceite de oliva, aunque había sido baja la cantidad enviada durante 2016.

Agrícola: en uvas ya se comentó la mejor cosecha, aunque todavía baja comparada con el promedio histórico. En cuanto a los otros productos agrícolas principales de Mendoza, la cosecha 2017 fue menor en frutas, no así en aceitunas. Menor cosecha y mejores precios de exportación se tradujeron en precios al productor que aumentaron más que la inflación. Una excepción se dio en manzanas, que cayó tanto en cantidades como en precio.

Incluyendo ahora a la uva, los ingresos (netos de inflación) del sector productor se recuperaron, luego de varios años de caída. La recuperación se explica esencialmente por las uvas, principal cultivo, con mayores cosechas y con mayores precios, debido a la falta de vinos. Netos de inflación, los ingresos de los viñateros se incrementaron 80%.

Desagregado por zonas productivas geográficas de Mendoza, todas se recuperaron, con la excepción del Sur, muy afectada por la mala cosecha en frutas.

Comercio: esta actividad está vinculada con el consumo (compras de la población), y por lo tanto, en general sigue el desempeño de la economía provincial (PBG). A nivel global, este sector tuvo un leve crecimiento, pero sorprende la distinta evolución de los rubros.

Por un lado, los indicadores típicos de ventas continuaron cayendo (minoristas y centros comerciales) o llegaron a un piso (supermercados), compatible con una masa salarial cuyo poder de compra aún no termina de recuperarse, y con la competencia externa (Chile) para varios sectores comerciales.

Por otro lado, está el fuerte aumento en las ventas de autos nuevos (y también usados). Las mismas se beneficiaron con el mayor financiamiento y con un dólar más barato, que alienta el ahorro en otros activos (autos). Igualmente, dichas ventas estuvieron por debajo de los niveles de hace cuatro años.

Un caso extraño es el mayor consumo de combustible, considerando los aumentos de sus precios en la última parte del año. Sorprende porque ha habido noticias de cierres de estaciones de servicios. Considerando sólo lo que se vende al público, las cantidades vendidas habían caído en 2016, y luego se han recuperado algo en 2017. Aquella caída se explica por las menores ventas de gasoil.

También llama la atención que en 2017 se haya vendido más naftas. En realidad, su precio ha venido aumentando menos que la inflación, hasta octubre de 2017, luego subió fuertemente y lo ha seguido haciendo en los dos primeros meses del presente período. Si continúa caro, el menor consumo de combustibles comenzará a notarse en este año.

Turismo: fue un buen año en materia de afluencia de turistas, tanto nacionales como extranjeros. Jugó a favor la recuperación económica, y la reanudación de las operaciones en el Aeropuerto. Mejoró la ocupación hotelera. Un punto llamativo es que, en base a encuestas, el gasto (neto de inflación) de turistas en Mendoza habría disminuido en 2017. Han venido más turistas, pero han gastado relativamente menos.

Electricidad, Gas y Agua: En este punto, lo relevante es el consumo energético por parte de los distintos sectores.

Electricidad: se consumió más, pero principalmente en riego agrícola, aún con las mayores tarifas. Ese hecho se debió a que 2016 fue muy húmedo, no así 2017. El consumo residencial se mantuvo igual. Y en el industrial, cayó 7% en extracción de petróleo, y hubo una recuperación fuerte en la industria del hierro (ferro silicio), al reanudar la actividad una parte de ese sector.

Gas: también se consumió más, pero muy variado. Hubo una fuerte caída en el consumo residencial y en GNC (tarifazo) y con un importante incremento en usinas (generación eléctrica).

Petróleo: en extracción su tendencia ha sido negativa, con una excepción en 2015, debido a un mayor impulso de la petrolera estatal, pero en 2017 ha vuelto a caer. En realidad, con un dólar que rinde menos, el precio del petróleo resulta cada vez menos atractivo en Mendoza.

Teniendo en cuenta el desempeño de los principales sectores productivos mendocinos, el punto ahora es cuánto aportaron al crecimiento económico de 2017. Los datos indican que aquellos sectores que más aportan al PBI provincial (petróleo, comercio –excluyendo venta de autos y combustibles-, industria) cayeron. Los que crecieron fuertemente (venta de autos, construcción) tienen menor peso en la economía. Por eso, fue bajo el crecimiento global durante ese año.

Perspectivas sectoriales 

Antes de analizar las perspectivas de cada sector, previamente conviene mostrar algunos indicios, como los anuncios oficiales de inversión, realizados durante los dos últimos años. No es seguro que se lleven a cabo, pero permite visualizar hacia dónde va la economía.

Las mismas han sido expresadas en términos del tamaño de cada sector (su PBI). ¿Qué muestran los datos? En Mendoza, hay inversiones fuertes en dos sectores: minería y energía, ambos muy intensivos en capital.

En minería, una parte sería para petróleo y gas (22% del PBI sectorial), y un porcentaje mucho más alto para la minería metalífera (potasio), consistente en la reanudación del proyecto Vale, aunque con varias dudas en su realización. En Energía, el fuerte está enfocado en energías renovables, que tienen garantizada (o subsidiada) la tarifa a percibir. En términos de intensidad, luego siguen de lejos los desarrollos inmobiliarios, que impulsan la actividad constructora.

Comparándolos con el promedio nacional, se puede decir que la inversión (en términos del PBI) resulta menor en Mendoza. Los grandes anuncios de inversión se concentran más en las provincias grandes, y también en Neuquén con el proyecto Vaca Muerta. Además, a nivel nacional aparecen anuncios en otros sectores, como Comunicaciones, que se realizan en lugares con mayor población.

Dejando de lado los anuncios, ¿qué esperaríamos para los sectores? Debería tenerse en cuenta el contexto económico y las particularidades sectoriales.

Para 2018, en términos generales, podría esperarse que aquellas actividades vinculadas al mercado interno (comercio, servicios y construcción) tengan un año mejor, mientras que no es claro con aquellos sectores que apuntan al mercado externo, puesto que el mundo ayudaría (incluyendo Brasil), pero el dólar podría continuar relativamente bajo en términos de poder adquisitivo, aunque con una recuperación respecto de 2017.

Sobre esa base, desde el Ieral señalan qué podría pasar en los sectores durante 2018.

Construcción: las fuerzas que movilizan la construcción privada y pública empujan en sentido positivo.

Petróleo: hay dos fuerzas que juegan en contra de la extracción. El precio internacional, aunque haya aumentado, no visualiza una mejora. La parte industrial (refinación), seguiría operando en un mercado que todavía no se autoabastece.

Agrícola: aunque a la fecha, todavía no aparecía el pronóstico oficial, se estima que habrá una mayor cantidad de uva. Como también se han recuperado los stocks vínicos, es posible que los precios de las uvas no aumenten o que lo hagan a un ritmo menor que la inflación promedio. Es posible que se vuelva a recurrir a la política de los mostos, para intentar evitar bajos precios en uvas. También habrá más fruta, que repercutiría en menores precios.

Vinos: en materia de costos, contarán con más materia prima (uva). En cuanto a los mercados, podría esperarse una leve recuperación del mercado interno. A nivel externo, se espera una leve mejora del tipo de cambio real, pero se mantendría el problema de falta de competitividad. A favor estarían las malas cosechas de Europa, lo cual puede implicar una mayor demanda de vinos argentinos.

Desafíos para la economía en 2018

El informe del Ieral indica que el escenario externo presenta un panorama internacional muy bueno desde el punto de vista comercial, ya que se espera una aceleración en el crecimiento económico tanto del mundo como de las principales economías compradoras de productos mendocinos. Los riesgos provienen del sector financiero. Dado el exceso de gasto que actualmente presenta tanto la economía de Argentina, como la de su gobierno, el aumento de tasas de interés en EEUU y de la Prima de Riesgo País son factores complicados para 2018.

Para el contexto interno, se espera un año en el que la economía continúe creciendo a un ritmo más lento que en el 2017 y la inflación baje gradualmente y en forma más lenta.

En este contexto, la provincia enfrenta importantes desafíos macroeconómicos, entre los que se destacan: mejorar la performance de las exportaciones, dinamizar la creación de empleo, reducir los elevados niveles de informalidad e ir tomando acciones para expandir el bajo nivel de fuerza laboral de la provincia.

Al analizar el largo plazo, los economistas del Ieral, Gustavo Reyes y Jorge Day, entienden que Mendoza necesita crecer más rápido en los próximos años. Para ello, una buena dinámica de los sectores transables es sin duda muy importante ya que son los que han demostrado tener un importante dinamismo tanto en crecimiento de salarios como en productividad en los últimos 20 años. Sin embargo, como estos sectores no han demostrado ser relativamente muy activos en términos de creación de empleo, también es necesaria una buena dinámica en aquellos sectores altamente generadores de empleo formal con relativamente buena dinámica salarial. La propia historia de nuestra provincia muestra que estos últimos están relacionados al turismo, servicios intensivos en conocimientos, transporte de mercaderías y construcción.

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