También llamada "Cumbia rock chilena", para fortalecer la idea de que se trata de una nueva generación más inspirada en el rock, la NCC podría definirse como un subgénero aparecido en la transición de siglos en principio desde el corazón de la movida cultural de Valparaíso, teniendo al genial cantautor Joe Vasconcellos como un importante antecedente.
En coincidencia con otras movidas revisionistas de la música popular de bailantas como la "cumbia villera" en Argentina, la "nueva chicha" en Perú y las bandas emergentes colombianas que rescataron también lo retro, la NCC surgió en bares suburbanos de la mano de músicos independientes treintañeros con la intención de reformatear con estilo propio el estilo rítmico de bandas tradicionales de cincuenta años atrás como la Orquesta Huambaly, Giolito y su Combo, Orquesta Cubanacán, La Sonora Palacios y la Sonora de Tommy Rey, aunque en colisión con otras fusiones latinoamericanas, balcánicas y flamencas y por supuesto, el rock y el hip hop.
En un principio destinada a un público más joven, con espíritu crítico y de clase media, estas bandas de inquietos estudiantes educados en las universidades vibraron en oposición a la "Nueva movida tropical chilena", más estándar y vendible, aunque en poco tiempo se expandió y se desparramó en diferentes personalidades creando un mapa atractivo y variado.
Sus principales exponentes son: Chico Trujillo, Juana Fe, La Mano Ajena, Banda Conmoción, Tomo Como Rey, Villa Cariño, Cholomandinga, Melón y Vino, Combo Ginebra, Tizana, Santa Feria, Guachupé, Sonora Patocarlo, Silvestre, Chorizo Salvaje, Sonora Keka Galindo, Sonora de Llegar y Sonora Barón, entre muchas otras bandas en emergencia o menos difundidas.
El "Centro Cultural Víctor Jara", ubicado en el Barrio Brasil, así como la "Fonda Permanente", en Bellavista, de Santiago, se han transformado en los epicentros de la bohemia asociada con la NCC.