La historia cuenta que en 1941 Estados Unidos ocupó Groenlandia para evitar una posible invasión nazi de la isla después de que los alemanes ocupasen Dinamarca, una situación que se prolongó hasta el fin de la guerra en 1945.
En 1951, el país norteamericano, bajo la presidencia de Harry Truman, construyó en Groenlandia la estratégica Base Área de Thule, que cobró especial importancia durante la Guerra Fría.
Por entonces, Truman ofreció 100 millones de dólares a Dinamarca para comprar la isla ubicada en América del Norte (al noreste de Canadá).
Se trata de una geografía de 2,1 millones de kilómetros cuadrados, lo que la convierte en la mayor isla del mundo. Sin embargo, está habitada por tan solo unas 56.000 personas, en su mayoría de etnia inuit.
Ubicada entre los océanos Ártico y Atlántico, Groenlandia posee un territorio rico en recursos naturales y con un nada desdeñable valor geoestratégico. Abundan carbón, cinc, cobre, oro, rubí, uranio y mineral de hierro. Además tiene reservas de gas y petróleo.
Sin embargo, el 80 por ciento de su superficie está cubierto de hielo, un manto blanco que no está al margen de los estragos del calentamiento global. Hace unos años, científicos descubrieron una reserva de 140.000 millones de toneladas de agua producto de deshielos.
Su posición equidistante entre importantes núcleos de población estadounidenses y soviéticos convirtió a Groenlandia en un codiciado activo inmobiliario para los estrategas del Pentágono durante la Guerra Fría.
Sin embargo, hoy la isla es escenario también de las luchas de poder entre EE.UU. y China, que lleva años tratando de meter un pie en el territorio. El Pentágono, informa The Wall Street Journal, logró impedir el año pasado que China financiara tres aeropuertos en la isla.
Políticamente, Groenlandia pertenece a Dinamarca, aunque se trata de un territorio autónomo que desde 2009 maneja todas las competencias excepto política exterior, defensa y política monetaria.
Ayer, según varios medios estadounidenses, Donald Trump, pidió a sus asesores en la Casa Blanca que averigüen si es posible comprarla.
Según trascendió, el mandatario mencionó la cuestión varias veces en las últimas semanas durante reuniones y cenas.
El diario The Washington Post señaló que en la Casa Blanca ya se ha discutido sobre la legalidad de la hipotética compra, del proceso para incorporar un territorio con su propio gobierno y también de dónde saldría el dinero para la adquisición.
La cadena televisiva CNN, por su parte, señaló que Trump, un multimillonario que hizo su fortuna en el desarrollo inmobiliario, pidió al abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, que estudie la posibilidad.
Ambos medios comentaron que los asesores del magnate están divididos entre los que creen que el mandatario habla seriamente de comprar Groenlandia, y los que consideran que se trata de un capricho pasajero.
Rechazo
Conocida la información, dirigentes políticos daneses calificaron la propuesta de "loca" e "improbable".
"Si es cierto que (Trump) está trabajando en esta idea, entonces esta es la prueba final de que está loco. La idea de que Dinamarca puede vender 50.000 de sus ciudadanos a Estados Unidos es absolutamente loca", declaró Soren Jespersen, del Partido Popular Danés, en declaraciones recogidas por el periódico Jyllands Posten.
"De todas las cosas que no van a suceder, esta es la más improbable. ¡Olvídalo!", subrayó el miembro del Partido Popular Conservador, Rasmus Jarlov, mientras que el ex primer ministro Lars Lokke Rasmussen sugirió que se trata de una "broma del día de las bromas de abril totalmente fuera de temporada", reseñó el portal Russia Today.
"¡Groenlandia no se vende! Los tiempos en que era posible comprar territorios y personas han pasado hace mucho tiempo", aseveró Michael Aastrup, miembro de un partido local de izquierdas.
Antecedentes y marco legal de una idea no tan insólita
Existen precedentes de compraventa de territorios en la historia de EE.UU, que en 1803 compró Luisiana a Francia por 15 millones de dólares y, 84 años después, compró Alaska a Rusia por 7,2 millones. En 1917, compró a Dinamarca el territorio de las Indias Occidentales por 25 millones de dólares, convirtiéndolo en lo que hoy es Islas Vírgenes. Según expertos, es posible que un estado ceda un territorio a otro. No existe un derecho de autodeterminación de Groenlandia, que no está inscrita en la ONU.