Uno de los proyectos que se menciona en el acuerdo entre la ONABEE y la Municipalidad capitalina es la subasta de terrenos para proyectos inmobiliarios de envergadura.
Estas ideas vienen dando vueltas desde hace varios años y creemos que el asunto debe manejarse con mucha prudencia y buenos estudios técnicos, por el impacto que pueden provocar sobre la trama de un amplio sector de la ciudad. Hay varias consideraciones que pueden hacerse al respecto. Una de ellas es que una importante superficie de terrenos del ferrocarril, al norte de la calle Suipacha, se utilizó para la construcción del imponente complejo de torres de departamentos del Plan Procrear. En total 1.100 departamentos aún inhabitados.
La magnitud de esta obra y la cantidad de habitantes que albergará, casi una ciudad en sí misma, sin duda que provocarán cambios en parte de la ciudad. Sería muy prudente esperar a ver cómo funciona ese conglomerado, de qué modo se vincula la sexta y cuarta sesión. Ver cómo funcionan los servicios básicos, hoy bastante insuficientes, como agua potable, cloacas, servicio eléctrico. Sin duda que la circulación tanto del transporte público, como los automotores privados afectará calles, estacionamientos y la vida de los vecinos. Así no parece, por el momento, conveniente ampliar la construcción calle por medio, sin haber experimentado el impacto del proyecto Procrear.
Otro aspecto a tener en cuenta es el apreciable incremento de la población en parte de la quinta y sobre todo en la sexta y cuarta oeste producido en los últimos años. De la mano de una significativa renovación edilicia realizada por pequeños o medianos emprendimientos privados. Conjuntos de no muchos departamentos, en general de no más tres o cuatro pisos, construidos en terrenos donde anteriormente ocupaban posiblemente dos personas mayores. Este aumento de la población va aparejado a un notable incremento del parque automotor, a punto tal que el estacionamiento a ambos lados de la calzada y la ocupación de veredas se han tornado hábitos permanentes.
Esta notoria renovación urbana sigue su curso a pesar de las dificultades económicas por las que atraviesa el país. Existen muchas viviendas a demoler en venta. Un gran emprendimiento inmobiliario promovido por el Estado parecería una competencia poco pareja con los que han venido haciendo los privados.
Por otro lado, en varias oportunidades el Municipio ha dado cuenta del fuerte crecimiento de la ciudad hacia el oeste, incluidas zonas del pedemonte, en algunos casos con serias limitaciones de servicios como agua y cloacas. Según se ha informado, unas 30.000 personas habitan esa zona de la ciudad. La contracara es que nuestro Parque San Martín parece cada vez más chico.
A ello debe agregarse que el gobierno provincial ha licitado la construcción, en terrenos de la penitenciaría, de una importante edificación donde se trasladará una parte del Poder Judicial. Dada la magnitud de las construcciones no es descabellado estimar que un par de miles de personas se desplacen diariamente a trabajar en ese polo judicial.
Con nuevos problemas de circulación, estacionamiento, servicios básicos. No menos importante en este entretejido es la construcción, en marcha, de la nueva maternidad del hospital Lagomaggiore.
Estas realidades llevan a pensar que al menos sería prudente esperar un tiempo para realizar la venta de terrenos para proyectos inmobiliarios, incluso repensar ese destino. Más que interesante es tener en cuenta los ocurrido con la construcción del Parque Central, en terrenos que eran del ferrocarril, y la recuperación de los galpones convertidos en la Nave Cultural y la Nave Universitaria. El éxito de este emprendimiento sorprende a propios y extraños. Cabe preguntarse por qué no repetirlo; estamos hablando de la última reserva de terrenos en la ciudad de Mendoza, reservas que si se malgastan no vuelen a existir. Es posible que si se consultara a los habitantes de la ciudad estos eligirían una idea similar al Parque Central.