Varios sectores de la vitivinicultura, si bien en el discurso se muestran optimistas, lo cierto es que la llegada del tándem Fernández - Fernández al poder les genera dudas. Es que los antecedentes, evaluando la administración del gobierno de Cristina Férnandez plantean inquietudes para los bodegueros.
Cabe recordar que la vitivinicultura durante ese período tenía retenciones del orden del 5%, de acuerdo al producto, y reintegros que rondaban entre el 5% y 6%. Pero éstos últimos tenían una demora promedio de devolución de seis meses y para recibirlos no se podía tener ninguna deuda vencida aduanera, impositiva o previsional, y se debían ingresar las divisas al país en el plazo establecido.
Además existía el problema del cepo cambiario que originaba que los costos se pagaran al blue, pero los exportadores hacían el ingreso de divisas al cambio oficial. A todo esto se sumaba la inflación, la inestabilidad en la macro economía y el control de precios en las góndolas del mercado interno de algunos productos. Las exportaciones mostraban resultados en sube y baja, mientras el consumo per capita seguía con su curva descendente. A los productores tampoco les fue mucho mejor: la temporada 2014 y 2015 estuvo signada por los sobre stocks y los precios por debajo de la línea de supervivencia, que terminaron en un tractorazo frente a la Casa de Gobierno en Mendoza.
Sin embargo, si bien el gobierno de Macri logró unificar -por un tiempo- el mercado de cambios, lo cierto es que tampoco mejoró los indicadores macro, la inflación fue récord y las rentenciones volvieron. Por lo tanto, la vitivinicultura tampoco mostró resultados sostenibles y hoy se encuentra nuevamente con stocks que perjudican a los más chicos. Por lo que se sabe, el gobierno de Alberto no va a levantar las retenciones porque necesita financiamiento, por lo que es esperable que el ciclo nuevamente se repita.
