El presidente Vladimir Putin, reelegido con una aplastante mayoría, la más importante en 18 años de poder, inicia su cuarto mandato fortalecido frente a las potencias occidentales que acusan a Moscú del envenenamiento del ex agente doble ruso en Inglaterra.
Putin, que desde 1999 está al mando de Rusia, como presidente o como primer ministro, dejará el cargo en 2024, cuando cumpla 72 años. Consultado el domingo sobre una posible candidatura para esa fecha respondió: "¿Quedarme aquí hasta que tenga cien años? No".
Su victoria no tiene precedentes en sus 18 años en el poder, en unos comicios en los que la participación fue superior a la de las presidenciales de 2012.
La oposición y las oenegés denunciaron miles de irregularidades, con urnas llenas antes del voto o el traslado de trabajadores en autobús hasta colegios electorales presionados por sus jefes.
Rusia ha vuelto al centro del tablero internacional al precio de un clima de tensión con los países occidentales que no se vivía desde el fin de la Guerra Fría.
Ayer, Putin dijo estar listo para dialogar con todos los países del mundo, pero advirtió que no todo dependía de ellos, "es como en el amor, se necesita que las dos partes vean un interés, si no, no hay amor".
El presidente reelecto, que durante la campaña se ufanó de las capacidades militares de su país y de sus misiles nucleares "invencibles", aseguró que este año y en 2019 Rusia reducirá los gastos militares.
A diferencia de los dirigentes de países aliados como China, India o Venezuela, los de las potencias occidentales tardaban en felicitar a Putin.
El presidente francés, Emmanuel Macron, que habló con Putin, le deseó "éxito en la modernización política, democrática, económica y social del país".
Alemania hizo saber por su parte que la canciller Angela Merkel enviaría un telegrama a Putin.
El conflicto en Siria, la crisis ucraniana o las acusaciones de injerencia rusa en la elección de Donald Trump en Estados Unidos alimentan la confrontación este-oeste, que se acentuó la semana pasada cuando Londres acusó a Moscú de haber envenenado a un exespía ruso en Reino Unido.
El domingo, en su primera rueda de prensa tras la victoria, Putin aseguró que acusar a Rusia por ese caso es "un gran disparate" pero añadió que Moscú está "dispuesto a cooperar" con Londres en la investigación.
A pesar de ello el canciller británico, Boris Johnson, dijo el lunes que considera "cada vez más absurdos" los desmentidos de Rusia sobre su implicación y la Unión Europea reafirmó su apoyo a Londres.
Los aliados de Rusia celebran
Los aliados tradicionales de Rusia celebraron ayer la reelección del presidente ruso Vladimir Putin con un resultado arrollador, mientras que los países occidentales se mostraron mucho más comedidos.
Polonia consideró por su parte "ilegal" la elección presidencial rusa organizada en Crimea. "Estamos a favor de que se respete la integridad territorial de Ucrania y reconocemos Crimea como una parte del Estado ucraniano.
Eso significa también que la elección presidencial celebrada por las autoridades de la Federación Rusia en la península no puede ser considerada como legal", afirmó el ministerio de Relaciones Exteriores polaco en un comunicado.
El presidente chino, Xi Jinping, acogió la reelección de Putin asegurando que su país "está listo para trabajar con Rusia con el fin de seguir incrementando las relaciones sino-rusas [y promover] la paz mundial".
En Damasco, el presidente sirio, Bashar al Assad, elogió a Putin, su mayor apoyo internacional, que cuida de "los intereses de Rusia con la mayor competencia y lealtad", según un comunicado del gobierno sirio citado por el Kremlin.