¿A quién le puede importar que el corazón camine al borde del colapso si Huracán Las Heras es finalista del torneo Federal B?
En una serie que se definió con una carga emocional impresionante, el equipo mendocino sufrió y gozó con igual intensidad frente a Colón Juniors y para escribir una página más de su rica historia con penales. Acertaron todos y el grito fue uno: ¡Huracán de mi vida!
La inexpresividad con que los mendocinos jugaron el primer tiempo fue alarmante. En menos de 45 minutos, los sanjuaninos pusieron la serie igualada y le trasladaron la presión a su rival.
La mitad del partido revancha le había alcanzado al conjunto sanjuanino para, primero borrar la muy mala imagen que había dejado luego del encuentro de ida, y de paso, reafirmar su superioridad cuando juega de local.
En nada se pareció este equipo de Ernesto Fullana al que perdió hace sólo una semana en Las Heras. Presión, toque corto, paciencia para atacar y determinación para jugarse todas las fichas cuando el duelo lo exigía.
Hizo lo que tenía que hacer cualquier conjunto cuando debe trepar una cuesta tan empinada como era llegar al partido revancha dos goles abajo.
Tuvo paciencia para atacar y eficacia para encontrar los huecos en el fondo visitante.
Regaló un tiempo
Sin poder sostener la redonda, el Globo jugó un pésimo capítulo inicial. Bajo un clima asfixiante, la pelota quemó en los pies lasherinos y pocos se animaron a tenerla.
Apenas algunos movimientos de Cristian Lucero en ofensiva y no mucho más. Es cierto que la ventaja de la ida era importante, pero Huracán Las Heras no la defendió desde el protagonismo que pedía el juego.
Carrizo, de penal, y Rodríguez trajeron la paridad al marcador y dejaron flotando en el aire miles de sensaciones encontradas. Porque antes, cuando todavía defendía como podía los embates locales, Huracán mereció recibir un gol.
El viento Zonda quemó los papeles y fue el Merengue, sostenido en la experiencia de Martín Flores, quién determinó cómo y dónde jugar ese primer tiempo.
Para el complemento cambió la actitud. Decididamente.
El Globo lo disputó encendido y concentrado. Sin jugar bien, pero consciente de las urgencias que la situación establecía. Estaban cero a cero en los papeles. Lo fue a buscar y tuvo algunas ocasiones. Faltó picante, es cierto, pero llevó el juego lejos de Agüero.
El local no volvió a insinuar riesgo y el partido se fue a la definición desde los doce pasos, donde Huracán Las Heras fue más efectivo. No es poco a esta altura y el Globo lo celebró con el pase a la final.