En Paraguay se definió la serie de Octavos de Final de la Copa Sudamericana que tenía como protagonistas a Boca y Deportivo Capiatá. El ‘Xeneize’ a hacer gala de su estirpe ‘copera’ e intentar revertir la catastrófica caída en la mítica Bombonera por 1 a 0.
Con las urgencias del caso a cuestas, algo de angustia y con la inestimable colaboración de su arquero Orión, el Xeneize se impuso primero en los 90’ por el gol de Calleri y luego definió en los penales lo que su historia ordenaba haber liquidado en tiempo reglamentario.
Los de Arruabarrena tomaron rápidamente la iniciativa. Haciéndose dueños del balón desde el comienzo, fue hasta el cuarto de hora que la redonda circulaba casi únicamente por los pies de los jugadores vestidos de azul y amarillo.
El paso de los minutos empezó a jugarle en contra a un Boca que se iba mostrando carente de ideas y precisión como para resolver el juego a su favor.
El local estudiaba la situación y enseguida Capiatá se animó a atacar e incomodó de sobremanera a un fondo ‘xeneize’ que mostraba serias dificultades Así se fue esfumando una preocupante primera etapa en la que se notó a un Boca complicado.
La reanudación del juego le estaba costando tanto al ‘Xeneize’ como la mitad anterior. Aunque generó más aproximaciones de peligro, todas por intermedio de un Chávez errático que no lograba acertarle al arco, también estaba sufriendo más riesgosas contras.
Pero cuando los nervios más en contra le estaban jugando a los argentinos, una infantilidad rival le allanó lo suficiente el camino. Es que a los 19 minutos, el amonestado Gustavo Velázquez le cometió una brusca e innecesaria falta a Gago, que derivó en la roja.
Fue entonces, con el adversario en desventaja numérica, que Boca creció. Y sí, fue a lo Boca... Con más garra que juego, a los 28 minutos se encontró con un gol de Jonathan Calleri que se jugó su humanidad ante la violenta salida de un Franco que lo dejó maltrecho.
De allí en más fue casi todo de Boca: acorraló a su rival en busca del tanto que le permitiera evitar los penales. Lo cierto es que no pudo lograrlo, sólo por falta de puntería y una gran respuesta del arquero Franco, y el triunfo por la mínima estiró la definición.
Una ciudad paralizada
El de ayer quedará grabado como un día histórico para Capiatá. Más allá del resultado deportivo, el hecho de enfrentar a un gigante de Sudamérica como es Boca fue considerado un hecho sin precedentes para el humilde club paraguayo.
Por eso, a tono con la trascendencia de dicho acontecimiento, el Intendente de la ciudad de Capiatá, Pedro Galeano Aquino, decidió dar asueto desde el mediodía, con la idea de que los hinchas tuvieran tiempo de viajar hasta el estadio de la ciudad de Luque, a 10 kilómetros de Capiatá.
La ciudad, que cuenta con 250 mil habitantes y se paralizó en las horas previas al al decisivo match contra Boca.