Anoche, en su debut en el grupo 4 de la Copa Libertadores de América, River igualó de visitante ante Flamengo 2 a 2.
El Millonario llegó a Brasil con la firme intención de recuperar ese aura copero, que lo hizo brillar en el último lustro, y tratando de dejar atrás la flojísima campaña que desarrolla a nivel local. Hace varias fechas que entró en un pozo del que le está costando salir. El conjunto dirigido por Marcelo Gallardo lleva seis partidos disputados este año, los cinco anteriores por la Superliga. Cayó en tres presentaciones como visitante (Huracán, Lanús y Vélez), apenas pudo ganarle a Olimpo e igualar con Godoy Cruz en el Monumental y anoche ante los brasileños. Pobre cosecha para un equipo acostumbrado a ganar; pero el de anoche fue un punto valioso, una unidad ‘millonaria’ si se tiene en cuenta el valor anímico de haber revertido en dos oportunidades el marcador.
Anoche Gallardo apostó a la experiencia y relegó algo de poderío ofensivo en pos de buscar mayor solidez.
Con el mendocino Enzo Pérez por la derecha, en una función que no viene cumpliendo mucho y el uruguayo De la Cruz por izquierda. Ambos tuvieron muchos inconvenientes para encontrar a Rodrigo Mora, el más activo de los delanteros de la Banda. Cerca en el esquema, pero muy lejos en la cancha, Pratto deambuló por el área, sin ser habilitado convenientemente ni incidir con algún arresto individual sobre el arco de Alves.
Cuando River había logrado comunicar a sus delanteros, llegó el infantil penal de Ponzio que inclinó el marcador. El empate inmediato de Rodrigo Mora (el mejor de la Banda), no fue suficiente inyección anímica como para animarse a ganarlo. Y el local volvió a pasar al frente, aprovechando un descuido infantil de la visita. Después, el golazo de Mayada maquilló una discreta actuación, mucho más valiosa por el empate.
Un declive que viene desde la eliminación
Aquella semifinal perdida increíblemente ante Lanús por la anterior Copa Libertadores (ganaba 2-0 y cayó 2-4), representó para River el inicio de una malaria en resultados de la que le está costando salir. Desde entonces, River disputó 13 partidos oficiales, de los cuales perdió ocho, empató uno, y ganó cuatro (dos por Copa Argentina y dos por la Superliga). Dos de las derrotas fueron ante Boca e Independiente.