Punto de encuentro con otros cines

Dos recientes cineclubes, el Stocco y el Punto 7, revitalizan el tradicional formato alternativo de exhibición y debate que acarrea 90 años de historia.

Punto de encuentro con otros cines
Punto de encuentro con otros cines

Sobre la necesidad de discutir qué rol cumplía en la sociedad aquel invento relativamente reciente que era el cine, se formalizó en París en 1920 la cultura del cineclub. Como las tertulias literarias y musicales, no tardaron en convertirse en una alternativa de reunión social de discusión de ideas entre intelectuales, artistas y público.

A ellos se les atribuye no sólo la educación de espectadores sino también la inspiración de movimientos paradigmáticos como el neorrealismo italiano, la nouvelle vague francesa y el cinema novo brasileño. En sus comienzos sincronizaron con las vanguardias y se multiplicaron con un manifiesto en común: exhibir cintas de tópicos artísticos, sin que importara la censura ideológica, política o moral que gravitara sobre ellas, ni tampoco sus historias de silencios y olvidos. A esta fórmula se le sumó el impulso fetichista por sumar filmotecas, libros, revistas, objetos y hasta salas de lectura.

Noventa años después, dos recientes cineclubes inaugurados en Mendoza, el Stocco, como parte de la programación del microcine municipal de Capital y el Punto 7, rescatan la tradición de sus predecesores defendiendo un circuito alternativo de pantalla frente a los monopolios de distribución y exhibición y sobre todo como puntos de encuentro y discusión, de independencia y coleccionismo.

A Stocco con cariño

A principios de 2010, de las charlas entre alumnos del taller de cine dictado por el realizador Alcides J.C. Araya se fundó el Cineclub Stocco, nombre elegido en tributo a Victorio "Papi" Stocco (1929 -2009), recordado técnico de los legendarios estudios Film Andes y profesor en la Escuela Regional Cuyo de Cine y Video de Mendoza.

"Los requisitos para formar parte del Stocco son la donación de alguna película original, en VHS o DVD", nos aclaró Sebastián Ferreira, uno de los seis socios fundadores del club. "También se pueden donar cintas usadas y colecciones de libros, revistas o diarios".

Su agenda ha concentrado a realizadores de culto como Kevin Smith o Johnnie To, entre muchísimos más, y temáticas como el "cine tabú" o el "cine de ciudades" con films de Abel Ferrara, Gaspar Noé, Gregg Araki, Michael Winterbottom, Wong Kar Wai, Hirokazu Koreeda y otros. Además, su día de exhibición se ofrece anualmente para el circuito local del Bafici y el BARS, el Festival Buenos Aires Rojo Sangre.

El ciclo de este mes se llama “Los suspendidos”, con películas que por alguna razón quedaron sin verse el año pasado, con directores como Ken Russell y Michael Radford.

El Cineclub Stocco abre sus puertas todos los jueves desde las 20, siempre con entrada libre y gratuita y con materiales de debate preparados por los mismos socios, muchas veces echando mano a los más de 200 títulos de los que dispone hoy su filmoteca.

La sala ubicada en el subsuelo de 9 de Julio 500, tiene capacidad para 109 espectadores y las películas se exhiben, dependiendo de los casos, en formato DVD o el recientemente incorporado Blue Ray. En su blog:

cinestocco.blogspot.com

se tiene acceso al catálogo completo de su filmoteca.

Volver a los 60

Al final de "Juego de reyes", de Gerd Oswald, de 1960, donde el protagonismo lo tiene el ajedrez, nadie mejor que un campeón local de este deporte, Martín Luis Herrera, para completar con su experiencia la primera impresión de la película, dándole un valor agregado a las funciones que cada domingo presenta la arquitecta Elides Asensio Pannocchia, creadora de Punto 7 Cineclub, en Juan Sebastián Bar.

“Me dieron ganas de volver a revitalizar esa idea de encuentro e intercambio de ideas de los cineclubes de otras épocas”, explica Elides, quien durante ocho años había programado el ciclo de cine-debate del Colegio de Arquitectos. En noviembre del año pasado ella se empeñó en encontrar un lugar céntrico donde se pudiera enchufar un proyector y, con un grupo de amigos como Jorge Muñoz, Mirta Calcagno y Cristina Bañeros, incurables cinéfilos como ella, comenzaron a compartir una programación semanal abierta al público con títulos de los más variados, desde “Gilda” (1964, Charles Vidor) hasta “21 Gramos” (2003, Alejandro González Iñárritu).

En su sitio de

, expande: "El Punto 7 es un espacio para encontrarnos con el cine que amamos, nostalgia incluida, y refuncionalizando lo que fue el cineclub de los años 60”. El foro funciona cada domingo, desde las 20.30, en el mencionado bar de Arístides Villanueva al 757, con entrada libre y gratuita.

Otras agendas

El espíritu cineclubístico es el que mantienen también otras salas de Mendoza que, aunque sin debate, proyectan películas agrupadas en materias y de forma personalizada.

Así el

Salón Cultural Seguros Rivadavia

(José Vicente Zapata 349), dedicada a presentar clásicos del cine arte todos los martes desde las 19.30 y con entrada gratuita.

El

cine Óptico

, que funciona en la UTN (Rodríguez 273), proyecta títulos clásicos y de culto todos los sábados y domingos.

El

cine Universidad

(Lavalle 77) que semanalmente organiza ciclos dedicados a directores, a géneros clásicos o distintas temáticas, con los habituales comentarios previos de Laureano Manson.

Otras salas organizan ciclos esporádicos como la Universidad del Aconcagua con “Cine y psicoanálisis” o las agendas que eventualmente programan el Colegio de Arquitectos, la Alianza Francesa, el Consulado de Italia y el Goethe Institut, entre otros espacios que, si bien no funcionan como cineclubes en sentido estricto, proyectan películas que más de una vez han dado pie a a acalorados debates.

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