El Km 0: el punto de encuentro de los mendocinos

Aunque ya no es el kilómetro inicial de las rutas, el cruce de San Martín y peatonal Sarmiento sigue siendo el corazón social de la ciudad.

El Km 0: el punto de encuentro de los mendocinos
El Km 0: el punto de encuentro de los mendocinos

Rodeada de los dos edificios más emblemáticos de la provincia, las esquinas de San Martín, peatonal Sarmiento y Garibaldi han sido testigos presenciales de cada página de la historia de Mendoza. Además es el punto de reunión de amigos y de parejas, paso obligado de carros durante la Vendimia, epicentro de festejos deportivos y punto de concentración de las manifestaciones y las protestas.

Hoy el Kilómetro Cero de Mendoza está en San Martín y Vicente Zapata, pero para los mendocinos la tradicional esquina de Peatonal y San Martín seguirá siendo por siempre aquel espacio que la sociedad misma decretó como el comienzo de todo, como el puntapié inicial, más allá del traslado geográfico.

Parte de la historia

Justamente en 1883, el mismo año en que se fundó Los Andes, la calle San Martín fue bautizada con ese nombre y desde entonces las reuniones sociales y políticas adoptaron como espacio la esquina con Sarmiento. Tierra, adoquines, asfalto, no importaba la superficie, todo hecho que sucedía en la provincia repercutía allí, costumbre que sigue más vigente que nunca. Por allí pasó el viejo tranvía cuando el progreso asomaba en nuestro país y hoy, a más de 100 años, gran parte de las 700 mil personas que ingresan a la capital a diario pasan casi obligatoriamente por este punto cuando deben realizar alguna compra o hacer un trámite bancario.

Como testigos inmutables de los cambios, dos edificios ubicados al noroeste y al sureste resisten el paso del tiempo:el Pasaje San Martín y el Edificio Gómez. El primero es una torre de siete pisos, levantada en 1927. Representó durante casi 30 años el hito del progreso mendocino. Fue la primera galería comercial con edificios de departamentos de la ciudad que seguía la moda de otros grandes pasajes comerciales de la época, como el Vittorio Emmanuele II, en Milán. Allí mendocinos y turistas aprecian los bellísimos vitrales importados de Francia, que en forma de bóvedas y cúpulas cubren luminosamente los corredores.

Un dato curioso es que la estructura fue proyectada con cimentaciones especiales y hormigón armado. En un comienzo la gente se resistió a habitarlo por temor a los sismos y por ello sus primeros usuarios recibieron tres meses de alquiler gratis y, aun así, los últimos pisos permanecieron desocupados por varios años.

En diagonal el Edificio Gómez, un proyecto del arquitecto Manuel Civit realizado en 1954, hoy es referente del popular microcentro mendocino y posee un hilo de luz que hace que su esbelta figura resalte en la noche. Entre los locales gastronómicos de la esquina más céntrica de Mendoza son eternamente recordados el restaurante de don Antonio Carrasco, que tenía un menú fijo de 50 centavos: milanesa, mondongo y sopa. Después vino el "Capolonio", con su tonalidad alemana: cerveza, salchichas y emparedados.

Ayer, hoy y mañana

Los días pasaron y la ciudad fue adquiriendo otras formas y colores. El tranvía dejó de circular y el entorno fue creciendo. Mendoza dejó de ser colonial y de barro para ser una ciudad de edificios altos y cemento.

El último gran cambio llegó de la mano del primer mandato como intendente de Capital de Víctor Fayad, que decidió transformar la calle Sarmiento en peatonal. El proyecto original planteaba quioscos y locales en el centro de la arteria pero se encontró con la resistencia de los vecinos. Así comenzó a gestarse y en 1989 un tratamiento posmoderno del proyecto, que incluía pérgolas y fuentes, conformó a los vecinos.

Hoy el símbolo del microcentro es este paseo, en el que se destacan cafés, bares y restaurantes, siempre poblados de gente.

En el presente el ex Kilómetro Cero de Mendoza no tiene nada que envidiarle a cualquier ciudad importante del mundo. La explosión turística tras la crisis de 2001 hizo que por la zona se escuchen distintos idiomas, ya que las agencias de todo el mundo recomiendan un paseo por la emblemática esquina tanto o más que el otro gran atractivo provincial:la montaña.

Mientras tanto, para los mendocinos ese espacio sigue siendo el epicentro social de todo lo que nos pasa. Allí se festejan con alegría las victorias del fútbol, se lloran las muertes injustas y se manifiestan todo tipo de reclamos y protestas. Mendoza creció, avanzó y se modernizó pero la esencia es la misma que hace más de 100 años, el lugar de encuentro también.

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