Cinco de los amigos del rugbier Cristian Puleo (21) se presentaron ayer ante personal de la Fiscalía Luján-Maipú y dieron su versión de cómo fueron las últimas horas de vida del joven. Aseguraron que lo auxiliaron apenas se descompensó y que incluso quisieron trasladarlo a un centro asistencial pero no pudieron. Hoy se espera que declare el resto de los jóvenes que estaban en la casa. Los nueve están imputados por omisión de auxilio.
Los diez jóvenes que estaban en una casa quinta de Lunlunta el 8 de noviembre de 2013, cuando el deportista Puleo se descompensó y murió, eran "amigos de toda la vida".
Ayer, ante autoridades del Ministerio Público se presentaron Gonzalo Ruiz -el dueño de la casa-, Lucas Valdez, Máximo Grecco, Agustín Cocucci y Timoteo López, acompañados por su defensor Juan Day.
Los chicos no respondieron preguntas (no lo van a hacer en ninguna instancia ya que consideran que hay animosidad de parte de la querella) pero reconstruyeron lo que pasó ese día fatal.
Básicamente, los cinco explicaron que se juntaron a las 16 en el estacionamiento del centro comercial Palmares. Allí se dividieron en dos grupos: uno fue a comprar LSD a la puerta del barrio privado que lleva el mismo nombre que el paseo y otros fueron al supermercado.
Entre ellos estaba Puleo, quien se acababa de despertar, dato que se convirtió en una clave del expediente. "Los amigos lo levantaron cerca de las 15.30", dijo el abogado de los acusados.
A las 18 todos se reunieron en la casa de Lunlunta. Una vez allí consumieron varias dosis de LSD y luego fueron hasta una represa cercana donde fumaron marihuana y bebieron alcohol.
Cuando volvieron a la casa ya eran aproximadamente las 21.30. El plan para entonces era cocinar hamburguesas en una parrilla, por lo que empezaron a hacer el fuego.
Descompensación y muerte
El estado de los diez amigos debido a las drogas y al alcohol que habían consumido no era el ideal. Pero de todos se destacó, según relataron ayer, el comportamiento de Puleo.
"Comenzó a dar vueltas, a caminar, se tiró varias veces a la pileta, decía que se derretía", resumieron sus amigos.
Así se mantuvo hasta que cerca de las 22.30 se cayó al piso. La descompensación fue fulminante. Sus amigos declararon que lo socorrieron inmediatamente, que trataron de reanimarlo pero que no pudieron. En este punto hay que tener en cuenta que el estado del grupo no era el mejor.
Como Puleo no reaccionaba decidieron llevarlo a un centro asistencial en uno de sus autos. Si bien lo intentaron dos de los jóvenes ninguno pudo manejar de manera óptima el vehículo y tampoco pudieron subir el cuerpo del rugbier, por lo que decidieron llamar a emergencias.
Los registros -según la defensa- muestran que se comunicaron con el 101 a las 22.39, a las 22.40 y a las 22.41. "Las tres veces les cortaban e incluso los retaron por estar drogados", dijo una fuente que presenció las declaraciones.
La ambulancia llegó a las 23.37 y los médicos constataron que Puleo estaba muerto.
En cuanto a las llamadas hay varias diferencias entre la Justicia, la defensa y la querella. Es que esta última esgrime que los jóvenes tardaron horas en pedir ayuda, lo que es uno de los puntos más críticos del expediente judicial.
La necropsia confirmó que Puleo no murió por las drogas sino broncoaspirado por sus fluidos a causa de una hipoglucemia severa. Tenía 0,16 de glucosa en sangre, cuando lo normal es 0,70. Según los forenses esto se produjo porque el joven no había comido hacía varias horas. "Tuvo un ayuno muy prolongado", estimaron.
Para hoy se espera el testimonio de Julián Matas, Lucas Haddad, Ignacio Donadio y Julián Muñoz, quienes, de no mediar ninguna sorpresa, declararían lo mismo que sus amigos.
Los nueve fueron acusados hace dos semanas de omisión de auxilio, delito que prevé el pago de una multa.
