Atrapado por los obstáculos judiciales, el separatista Carles Puigdemont desistió de ser investido nuevamente como presidente de Cataluña para facilitar la formación de un gobierno, pero se comprometió a seguir trabajando desde Bélgica para convertir esta región española en una república independiente.
"En las actuales condiciones esta es la manera para que se pueda acordar un nuevo gobierno, un gobierno lo más rápido posible", argumentó en un video colgado en las redes sociales Puigdemont, flanqueado por una bandera catalana y otra europea.
A pesar de encontrarse en Bélgica desde hace cuatro meses, Puigdemont aspiraba a recuperar el cargo del que fue cesado por el gobierno español de Mariano Rajoy el 27 de octubre, poco después de que el Parlamento catalán declarara fallidamente la independencia.
“Después de mes y medio Puigdemont asume que no va a ser presidente”, celebró una fuente del gobierno español que controla la administración regional desde la destitución de Puigdemont.
Sin embargo, el líder independentista propuso otro candidato problemático: Jordi Sánchez, ex presidente de la influyente asociación independentista Asamblea Nacional de Cataluña, encarcelado desde hace cuatro meses por presunta sedición.
Él, por su parte, se convertirá en presidente de una especie de gobierno en el “exilio” y se comprometió a “mantener la legitimidad de la República catalana (...) y de trabajar mientras goce de libertad para hacerla posible”.
"El camino que tenemos delante es largo y lleno de dificultades" pero "no nos rendiremos, no abandonaremos", advirtió Puigdemont, que anunció una demanda contra el Estado español ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
La decisión debe servir para terminar con el bloqueo político que vive esta región de 7,5 millones de habitantes desde las elecciones del pasado 21 de diciembre, en las que los independentistas revalidaron su mayoría absoluta.
Puigdemont era su único candidato pero el Tribunal Constitucional bloqueó su investidura si no se entregaba previamente ante el juez que lo investiga por rebelión y sedición por su papel en el intento fallido de secesión.
Tras semanas de tensas negociaciones entre los partidos independentistas, estos llegaron a una fórmula para reconocer por una parte la legitimidad de Puigdemont y asegurar por otra la formación de un gobierno efectivo.
La primera parte del acuerdo se cumplió el jueves por la mañana en la cámara catalana. Los partidos independentistas aprobaron en pleno una resolución en la que afirmaban que Puigdemont es "el legítimo candidato del Parlamento a la presidencia" pero no insistieron en investirlo.
A cambio, le otorgarán el papel simbólico de presidente del Consejo de la República, un órgano creado específicamente para él que debe "liderar el camino hacia la independencia" y "estar en perfecta colaboración con el gobierno del interior", afirmó Puigdemont.
El camino hacia la formación de un gobierno todavía no está despejada. El presidente del Parlamento catalán iniciará las consultas con los diferentes partidos para buscar un nuevo candidato y Jordi Sánchez parte con todas las opciones.
El activista que está preso
Al frente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sánchez movilizó masivamente al independentismo detrás del intento fallido de Carles Puigdemont de romper con España. Ese fracaso lo llevó a la prisión, y desde allí este histórico activista ahora quiere presidir Cataluña, en otro desafío al Estado español.
Sánchez, barcelonés de 53 años, tiene mucho activismo político sobre sus espaldas, a pesar de que se hizo más conocido cuando, en mayo de 2015, sustituyó a Carme Forcadell en la presidencia de la ANC, la organización que ha sido el "motor" del proceso de secesión.
Aquel hito en su carrera precisamente supuso el reencuentro con su pasado de militante independentista, y la recuperación de un sueño al cual hoy, claramente, no ha renunciado.
El ex presidente Puigdemont, quien se encuentra en Bélgica prófugo de la Justicia española, renunció a la presidencia para dejarla en sus manos, en una estrategia que busca mantener activa la confrontación con el Ejecutivo del presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.
Sánchez, que no rehúye los desafíos, ya se mostró dispuesto a asumir el cargo, incluso ejerciendo desde la prisión si el juez rechaza excarcelarlo, según su abogado. Desde fines del año pasado, el líder de la ANC se encuentra detenido en prisión preventiva en Madrid junto con Jordi Cuixart y Oriol Junqueras, ex vicepresidente catalán.