En un mercado cambiario en el que el cepo hizo disparar la brecha entre dólar oficial y blue, tener un puesto por 20 años en La Salada, que se proyecta en Santa Rosa, costará al menos 50% más que el año pasado. Es el cálculo que hacen los responsables del Megapolo que, después de poner en marcha talleres textiles para la confección de guardapolvos por parte de cooperativas familiares, esperan firmar esta semana un convenio marco con el municipio para empezar con la construcción.
Desde agosto de 2012, cuando era casi un hecho que La Salada desembarcaría en Guaymallén, mucha agua pasó debajo del puente. No sólo cambió la locación para el llamado "shopping de los pobres" sino también los números. En ese momento, la inversión inicial para tener un stand en La Salada de Ramos Mejía era de $ 32.000.
Si bien hasta el año pasado se tomaba como referencia los $ 10.000 por metro cuadrado que costaba estar en el mercado cooperativo de Acceso Este, el proyecto inicial de La Salada partía de unos $ 15.000 el m2, así la suma a invertir podía llegar a $ 90.000.
Hoy, cepo mediante, el desembolso no es el mismo, por lo que la sociedad toma una cotización intermedia entre dólar oficial ($ 5,11) y paralelo ($ 8).
Así, con un tipo de cambio a $ 6,55 (el llamado dólar celeste que se utiliza para operaciones inmobiliarias), el derecho de uso de un puesto rondará los 132.000 pesos.
Paralelamente, el CEO de la sociedad, Jorge Castillo, aguarda que el convenio con la comuna le dé la " seguridad jurídica" para empezar a construir, algo que se vincula a la posibilidad de que el predio ferial de más de 36 hectáreas destinado por la comuna pase a manos de los operadores.
A la espera del compromiso del intendente Sergio Salgado, el empresario dice que "esto se ha charlado durante tres meses".
De costos y condiciones
El traspaso tomaría una tasación del metro cuadrado a $ 4. Así, más allá de la concesión, la sociedad pretende quedarse con el terreno a cambio de $ 1,4 millón.
Ayer, el jefe comunal estuvo en Buenos Aires, reunido con empresarios de La Salada. Al cierre de esta edición no informó sobre lo dialogado con los empresarios de Buenos Aires.
De todos modos, para cualquiera que considere invertir, hay un abismo en costos si se compara los puestos de La Salada, con los de un mercado persa de Ciudad.
De acuerdo a un concesionario que vende productos en un persa, explotar un puesto de 2,80 x 2 metros implica desembolsar $ 35.000, sin contar $ 650 en concepto de alquiler mensual.
Ese canon es, al menos por ahora, la única coincidencia. El mismo Castillo prometió cobrar por mes "lo mismo que se cobra en un persa".
Según el CEO del megapolo, habrá facilidades para quienes no puedan pagar al contado: concretamente, un anticipo inicial y pagos mensuales.
En cuanto al ajuste en los valores, destacó que "todavía no nos abocamos totalmente a eso, pero lo que hay que tener en cuenta es que si el blue está un 56% por encima, vamos a aplicar al menos la mitad".
Igualmente, para quienes impulsan el complej, el volumen de ventas garantiza un rápido retorno.
Por caso, Guillermo Justo, responsable de temas operativos y de la puesta en marcha del taller textil en Santa Rosa (ver aparte), remarca que en La Salada bonaerense "hay quienes venden hasta $ 40.000 por día".
Todos tenemos un plan
Con ese incentivo y la experiencia de haber participado dos años consecutivos de la Feria del Juguete, Ramón es uno de los mendocinos emprendedores atento al desarrollo de La Salada. Sin embargo, no se priva de analizar pros y contras.
"Aunque el retorno puede ser muy interesante, es sacrificado porque requiere un capital importante al principio y mucha dedicación en cuanto a tiempo. Pero no lo descarto porque, por un lado, el comercio siempre crece por encima de los sueldos y, por otro, va a beneficiar mucho a la gente como control de intermediación", considera.
Castillo arriesga que esta semana el convenio con el municipio puede ser un hecho, aunque sabe que los tiempos pueden estirarse.
De todos modos, se encarga de destacar que su propuesta es la niña bonita que todos quieren conquistar y mantiene su estilo enigmático: "Acá tengo plan B. De San Luis me dan plata y tierra; desde San Juan, Neuquén y hasta de Chile están interesados, pero quiero estar en Mendoza", concluyó.