Sin embargo, un grupo de arquitectos locales puso en valor a la icónica obra, ubicada frente al Club de Golf local donde cumplía la función de casa de retiro. “De la autoría del arquitecto Claudio Caveri y concluida en el año 1967, pertenecía al Obispado de Reconquista. El Jacarandá es una obra de carácter patrimonial para la comunidad de la ciudad de Reconquista y para la sociedad toda de la provincia de Santa Fe, dada su significancia para la arquitectura contemporánea argentina, tanto por sus valores plásticos y simbólicos como por la trayectoria de su autor en defensa de una arquitectura con identidad nacional, ambos reconocidos en la historiografía argentina y latinoamericana por universidades y académicos.
Dado el transcurrir del tiempo y las características particulares de su construcción, se realizaron obras de intervención que exceden las habituales de mantenimiento para seguir haciendo uso de la misma como casa de retiro y devolverle su impronta original acorde al valor patrimonial que la obra posee.
Análisis arquitectónico
El Jacarandá requiere de ojo de un arquitecto para ponerlo en valor. Aproximarse a esta obra escondida en un recoveco secreto de la pampa santafesina resulta todo un viaje ritual. La imagen del conjunto devuelve un texto de una lectura inquietante, un sistema de grafías que se acomodan sobre el terreno, como entrándole a la llanura con determinación. Cubierta y paredes se ciñen en una misma entidad de formas albeadas. A pesar de que la cobertura de tejuelas cerámicas en el techo ha sido reemplazada por unas membranas asfálticas, aún así persiste la evidencia de la innovación tecnológica. El resultado formal remite a referencias insondables de coordenadas temporales imprecisas.
El interior del conjunto se organiza en el marco de unas perspectivas complejas, no se vislumbra una tensión absoluta ni predominancia de eje alguno. Una red de recintos referenciables entre sí se sirven de unos patios que actúan como dilatadores de escala. Los corredores curvos, cueviformes y muy bajos, organizan las circulaciones y sólo se amplifican dentro de la capilla y la sala de lectura hacia una espacialidad diferente en donde la cubierta se abulta hacia arriba, el piso desciende ligeramente y la luz se embute mediante efectos no literales: desde arriba por unas luceras, desde los costados por medio de unos filtros – ventanas y desde abajo mediante la utilización de un pavimento muy reflectante.
El Jacarandá amerita regresar a las primeras preguntas sobre el significado del hacer arquitectónico, aquellas interrogaciones que se dirigen hacia lo esencial, hacia las entrañas de este desafío denominado arquitectura.
Análisis constructivo
Es una construcción atípica a los modos comunes de construir con mampostería, donde se mezclan distintas técnicas constructivas, todas ellas con uso intensivo y artesanal de la mano de obra. En las fundaciones hay cimientos corridos de ladrillos y vigas de arriostramiento en las galerías, las paredes son de mampostería de ladrillos comunes de distintos espesores, lo más interesante y también lo más problemático son los arcos y bóvedas de mampostería armada con hierros de pequeño diámetro, 6 u 8 mm y sectores de cubierta de un especie ferro cemento o estructura metálica con metal desplegado y cargada con cemento y terminada con mortero de cal, amalgamada todos en un sistema que termina dando la libertad expresiva de la obra.
Casablanquismo
El “casablanquismo” es industria argentina, una corriente arquitectónica desarrollada en la república durante las décadas de 1950 y 1960 de la que El Jacarandá es parte. Fue una de las primeras búsquedas de identidad arquitectónica en la Argentina, donde la reinterpretación del pasado colonial se combina, y se relaciona con los elementos vanguardistas modernos del momento, creando así un único estilo basado en la síntesis de ambas corrientes.
A simple vista, esta arquitectura es de carácter moderno, donde el predominio del color blanco se relaciona con el cubismo racionalista y el uso del hormigón visto con las primeras intervenciones brutalistas de Le Corbusier. Pero en una observación más profunda y detenida de los interiores y sus espacios y de las técnicas constructivas, podemos apreciar como comienzan a aparecer los elementos que caracterizaron el pasado colonial argentino.
Los patios internos como organizadores del espacio y los techos inclinados típicos de la vivienda colonial son los elementos que con más fuerza aparecen, así como también el uso de la chimenea, las galerías y los interiores maderiles.
En definitiva, el casablanquismo busca generar una arquitectura más humanista, más para el hombre local, respetando sus tradiciones y generando vínculos con el pasado. Pero sobre todo, lograr que este hombre local se sienta identificado con el espacio que lo rodea, lograr una arquitectura local, pero con estilo internacional.