Tendrá que salvar la categoría (arranca con el peor promedio acumulado), sin embargo no saldrá a ‘colgarse del travesaño’. La decisión de ratificar a Martín Astudillo como entrenador es la apuesta por una propuesta osada, atrevida.
La Lepra se llena de coraje y peleará de igual a igual, a proponer, a pararse bien metido en campo adversario. Y por ello es inevitable soñar en grande, además porque cada nuevo comienzo es un renacer de ilusiones, de esperanzas.
En Puerto Madryn, Independiente Rivadavia comenzará a transitar el primero de los cuarenta y cuatro peldaños que le propone esta B Nacional. “Una cosa te lleva a la otra”, decía Astudillo días atrás.
Y sí, la Lepra sabe que la primer tabla de observará con detenimiento es la de los promedios pero también es consciente de que esa puja por quedarse en la segunda categoría lo va a ir metiendo, casi de manera obligada, entre los puestos de vanguardia.
El número es frío y asusta: Independiente tendrá que sumar un piso de 62 unidades para garantizar la permanencia sin depender de ajenos. Es decir, el equipo que conduce Astudillo deberá tener, como mínimo, un 47 por ciento de efectividad, algo que el Azul no logró jamás desde que arribó a la B Nacional.
Pesada mochila que heredó este plantel: deberá realizar la mejor campaña de Independiente en la B Nacional para dejarlo en la categoría. El promedio lo obliga a ser uno de los principales animadores de la temporada 2016-2017. Y para ello se armó. Con el cuchillo entre los dientes saldrá a la cancha pensando en no descender. Y por ahí, el Azul se queda con algo más. Ojalá.
