Ayer el pueblo San Roque, sobre la ruta Provincial 50 y pegado al río Mendoza, vivió un tramo importante de su fiesta patronal con la misa en honor al santo y la procesión de las antorchas, por la noche.
Se trata de una veneración muy antigua en este poblado, que sigue vigente en tiempos modernos y que reunió a templo lleno a los habitantes del lugar, la última localidad de Maipú hacia el este.
Desde hace varios días se celebran actos en adhesión a los festejos patronales, con la participación de grupos parroquiales, juveniles, de Cáritas y comunitarios. Pero una de las instancias principales fue la ceremonia religiosa que se vivió ayer al mediodía, en el blanco templo parroquial y con la celebración del nuevo cura párroco, Alejandro Bejar (46).
El padre procedente de San Antonio Oeste (Río Negro), en su segundo año de ministerio, se refirió en su homilía a la necesidad de "vivir la fe guiados por San Roque", tal el lema del encuentro de este año.
"Ya pasó -dijo el sacerdote- el tiempo en que la fe era algo personal, algo escondido; ahora es tiempo de vivir en la fe, no de manera ambigua, sino de manera decidida, como nos enseña San Roque". También señaló que "podemos transitar por la vida padeciéndola, o vivirla de manera entusiasmada".
Un espacio especial de la misa se correspondió con el momento de la unción de los enfermos, en clara referencia a que San Roque es el patrono de las personas que tienen algún padecimiento físico o psíquico.
La misa terminó con la bendición de los panes, algunos sostenidos por los fieles y otros depositados en canastos, los que posteriormente fueron repartidos a la salida del templo.
"Mantener la tradición"
Romina Martínez (21, alumna de la carrera de Administración de Empresas) dijo a Los Andes que los jóvenes están presentes en el festejo; "Tratamos en lo posible de mantener la tradición de este festejo, tan arraigado en nuestro pueblo".
Para el empresario vitivinícola nacido en el lugar Aurelio "Lilo" Sesto (56), la fecha le trae el recuerdo de su niñez y adolescencia en SanRoque.
"Como nací con una luxación de cadera, mi madre confiaba en los médicos pero también le encomendaba mi salud al santo. Inclusive, para estos días me vestía con las ropas que caracterizan al peregrino".
Los asistentes a la ceremonia religiosa de la víspera eran residentes de la pequeña y laboriosa localidad, pero también concurrieron fieles de otros lados. Una de ellas Alicia Simón de Azar (86), quien hace mucho tiempo vivió en San Roque, y aunque ahora reside en Capital no se pierda las convocatorias de agosto. Esta dama donó el terreno donde se construirá otro templo en el distrito, sobre la ruta 50 esquina Rosario, muy cerca de la delegación municipal.
A su lado, su amiga Sofía Jalaff (81) contó que aunque habita en Palmira, se traslada en forma permanente para recrear su adhesión al santo.
En el patio de la iglesia y luego de saludar a los feligreses a la finalización de la misa, el párroco Bejar tuvo un recuerdo para el papa Francisco.
"Nosotros pusimos en esta fiesta el lema de la fe, y el Santo Padre nos ha recordado la necesidad de vivir la fe, de hacerla expresiva, de manifestarla. Y eso es también lo que nosotros quisimos hacer, ya que San Roque vivió su fe ayudando a los demás".
Finalmente, propuso a los jóvenes que "se acerquen a la parroquia y que no tengan miedo de vivir la experiencia de aproximarse y sentir el amor en sus vidas".
Por la noche, se realizó la marcha de las antorchas (desde la delegación municipal al templo), con la presencia del arzobispo de Mendoza, Carlos María Franzini, en su primera presencia en las fiestas patronales de la comunidad sanroquina.