Por sexta vez consecutiva observé desde Washington DC las elecciones presidenciales de Estados Unidos en la que votaron el 58% de los ciudadanos -menos que en las dos anteriores-, y las ganó el demócrata y actual presidente Barack Obama; con el 50% de sufragios contra el 49,1% de su contrincante, el millonario del partido republicano Mitt Romney.
Por ser una elección indirecta, Obama consiguió 332 electores contra 206 de Romney, luego de una disputada campaña electoral, en la que se enfrentaron en tres debates televisados.
Estos comicios, celebrados en los 50 estados y en Washington DC, tuvieron lugar el martes (6) siguiente al primer lunes de noviembre -como ocurre desde 1845 (y no en domingo por tratarse del día de descanso de los cristianos).
Lo singular de los mismos fue que:
* Las elecciones primarias se dieron sólo en el Partido Republicano, ya que el presidente Obama no tuvo que enfrentar a otro precandidato demócrata.
* Por primera vez en la historia hubo un candidato, Romney, de fe mormona.
* Los candidatos a vicepresidente, Joe Binden, el demócrata reelecto, y Paul Rayn, un conservador de 42 años de edad, son católicos.
* Se eligieron además de presidente y vice, 33 senadores y 435 representantes, 11 gobernadores y dos de los territorios de Puerto Rico y de las islas Samoa del Pacífico, legisladores estaduales, autoridades de condados y municipios.
* Algunos Estados consultaron al pueblo sobre 178 propuestas. En el Estado asociado de Puerto Rico el 61,15% optó para que dicho Estado se anexe a los EEUU. En Colorado y Washington se votó a favor del consumo de la marihuana, lo que fue rechazado en Oregón.
Además, aprobaron el matrimonio del mismo sexo los Estados de Maine, Washington y Maryland, pero en Minnesota se rechazó reformar la Constitución para definir el matrimonio como la unión sólo entre hombre y mujer. En Florida, se desestimó la prohibición de otorgar fondos públicos para financiar abortos. En California se desechó eliminar la pena de muerte.
* La campaña electoral fue más intensa en los Estados indecisos (swing states). Ohio -donde triunfaron todos los candidatos a presidentes desde las elecciones de 1964-, fue el más requerido, y Obama lo ganó después de rescatar a las empresas General Motors y Chrysler, lo que hizo que el índice de desempleo llegara sólo al 7%, cuando la media nacional es de 7,9%. En otros siete Estados indecisos ganaron los demócratas; sólo en Carolina del Norte ganó Romney.
* La mayoría del voto de los afroamericanos, de los hispanos, de la mujeres y de los jóvenes fue para Obama; la de los blancos varones apoyaron a los republicanos.
* Fue la elección más costosa de la historia, los candidatos no recibieron fondos del Estado, y por eso no tuvieron tope para recaudar, pero los ciudadanos o residentes no podían aportar más de U$S 2.500 para las primarias y otro tanto para las generales. Las asociaciones civiles no podían contribuir para los candidatos federales, pero podían hacer propaganda por ellos. Se gastaron 6.000 millones de dólares. Obama recaudó hasta el 17 de octubre 931 millones y Romney 1.022 millones.
* Las elecciones de 2008 permitieron el triunfo de Obama merced al buen uso de las redes sociales; en las de 2012 la novedad fue que los mensajes a los votantes fue sectorizado. Y dirigido: a las mujeres, los hispanos, los afroamericanos, los jóvenes, los ancianos, al hombre blanco, etcétera, a través de teléfonos, redes sociales, Internet, televisión, medios gráficos o visitas domiciliarias; y las propuestas concretas apuntaban a los distintos intereses. Las propuestas globales fueron poco relevantes.
* Los debates versaron preferentemente sobre política interna como: la crisis económica, el empleo, los impuestos, el déficit, los gastos militares, la energía, el seguro social, Medicare y la inmigración. De política exterior, donde las diferencias no eran significativas, sólo se habló de los problemas de Irán, Afganistán, Pakistán, Siria, el Medio Oriente y de China. Latinoamérica, Europa y África fueron prácticamente ignorados.
La crisis económica, el repliegue hacia los temas internos y la notable polarización y radicalización política y social -de la que el Tea Party es sólo un ejemplo-, han hecho decir a muchos que EEUU está en declive, pero nadie puede negar que sigue siendo el país más poderoso de la tierra, por ser el tercer país más poblado, la democracia constitucional más antigua y estable, por poseer el mayor PBI, que duplica al de China -que lo secunda-; por ser la principal potencia militar y atómica; porque el 85% de las transacciones en el mundo se hacen en dólares; por su primacía tecnológica; por su sistema educativo, por la gravitación de su Bolsa de Valores, para señalar sólo alguna de las razones de su importancia.
El liderazgo de EEUU y de su presidente, mal que nos pese, de algún modo nos concierne a todos, por lo que era de esperar que cuando Obama, al conocer su triunfo, dijera: "Lo mejor está aún por llegar". No prometía ser sólo el Santa Claus de los americanos, sino que asumiría también el liderazgo que espera el mundo; para bregar por una paz duradera; por erradicar la pobreza, el hambre, la mortalidad infantil y el narcotráfico; mejorar la educación y la salud; garantizar la igualdad de géneros y el ambiente sano; e impulsar el desarrollo de todos los que habitamos este planeta.
Obama, que no puede ser nuevamente reelegido, no debe olvidar que sus predecesores mejor recordados lo han sido por su gravitación en el mundo. Intentar "lo mejor" para todos es su gran desafío y nuestra sentida esperanza.
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