Desde esta semana, los curas pedófilos del Instituto Próvolo, Horacio Corbacho (59) y Nicola Corradi (83), se ubicaron a la cabeza del ránking de los presos que han recibido las penas más altas de la historia del delito en Mendoza.
Si bien no existe un registro judicial o penitenciario, todas las fuentes consultadas concuerdan en que los sacerdotes del Próvolo encabezan el listado que se completa -según el recuerdo de algunos memoriosos jueces- con algunos asesinos múltiples y con homicidas que han seguido matando a sus propios compañeros de celda.
En general estos asesinos son condenados por homicidios agravados y la pena es prisión perpetua. Pero, ¿quiénes han recibido una pena mayor, los curas del Próvolo o el preso más famoso de Mendoza, Marcelo "Gato" Araya, quien está condenado a perpetua? En Argentina los condenados a perpetua pueden solicitar la libertad condicional luego de 35 años de encierro.
Por otra parte, la ley establece que, si una persona es juzgada por más de un delito, las penas pueden sumarse pero sólo hasta llegar a los 50 años. Así, el cura Corbacho se ubica muy cerca del máximo permitido. Incluso en el juicio los querellantes solicitaron, justamente, 50 años de cárcel.
Mañana los jueces Carlos Díaz, Mauricio Juan y Aníbal Crivelli darán a conocer los fundamentos y se sabrá cómo y por qué fijaron las penas en 45 y 42 años.
1 Corbacho, a la cabeza. El puesto número uno de presos con una condena más abultada es para el sacerdote Horacio Corbacho, quien fue condenado el lunes pasado a 45 años de prisión por 13 casos de abuso sexual, cuyas víctimas fueron niños que vivieron y estudiaron en la sede del Instituto Próvolo en Luján.
Los delitos por los que se lo condenó fueron: abuso sexual agravado con acceso carnal, abusos simples, partícipe de abuso sexual agravado, tentativa de abuso sexual agravado, abuso sexual agravado y corrupción de menores.
Actualmente Corbacho pasa sus primeros días como condenado en la celda 7 del pabellón 5 de Boulogne Sur Mer -lugar ocupado por agresores sexuales- donde hasta ahora ha recibido la visita de dos amigos, según se informa desde el Servicio Penitenciario.
"Predica ante los internos de su pabellón; no trabaja ni estudia. Su estado de salud es bueno", afirmaron en el penal.
De quedar firme la sentencia, Corbacho estará en condiciones de pedir la prisión domiciliaria dentro de 11 años, cuando cumpla los 70 y, dentro de 26 años -al completar los dos tercios de su condena- podría pedir la libertad condicional. Para eso falta mucho.
2 Corradi, viejo chacal. El puesto número dos quedó para el religioso Nicola Corradi (83), quien emigró a Argentina desde Verona (Italia) acosado por denuncias de alumnos del Próvolo. Ahora fue condenado a 42 años de cárcel por cinco imputaciones: partícipe de abuso sexual agravado, corrupción de menores, abuso sexual agravado y tentativa de abuso sexual.
Desde enero de 2017, Corradi disfruta del beneficio de la prisión domiciliaria tanto por su edad avanzada como por su estado de salud. Vive en algún lugar que no ha sido informado. Algunos sostienen que pasa sus días en un geriátrico del Gran Mendoza. Su "domicilio legal" podría variar en los próximos días. Es que desde la Fiscalía de La Plata han solicitado a la Justicia mendocina que se lo traslade a la capital bonaerense para notificarle algunas imputaciones por distintos abusos que habría cometido contra alumnos del Próvolo platense.
3 Al "asesino de la maza" le dieron 36 años. "La condena más alta que recuerdo es la de un hombre que mató a una mujer y a su nieto, un chico de 3 años. Le dimos 36 años y medio y, por muchos años, fue la condena más alta registrada en el país. La suma fue así: le dimos 12 y medio por la muerte de la mujer y le sumamos 25 por la muerte del niño". Así recordó el juez Gonzalo Guiñazú el debate donde se condenó a 36 años de cárcel a David Sánchez.
El 31 de mayo de 2003, Sánchez ingresó a un taller de electricidad de Maipú y asesinó con una maza a María Elena Mículi (33) y a su sobrino Renzo. "Me dijo que acababan de matar a dos personas; que le dolían las manos y que las tenía con olor a sangre, como si lo hubiese hecho él", dijo en el juicio la pareja del condenado.
La querellante oficial Mabel Osorio solicitó 40 años de prisión. La Quinta Cámara del crimen -los jueces Gonzalo Guiñazú, Rafael Escot y Laura Gil de Chales- le dieron 36 años por doble homicidio.
Los psiquiatras que lo trataron lo definieron como "un psicópata". Después de matar a golpes a la mujer y al niño, Sánchez se fue a buscar a su novia y la llevó a pasear en el auto de la víctima.
4 El "Chiru": 35 años por tres homicidios. Está el caso de Rodríguez Contreras, a quien le dimos 35 años", rememoró el Procurador de la Corte, Alejandro Gullé, repasando sus años como integrante de la 6° Cámara del Crimen.
El 22 de diciembre de 2005, Gullé y los jueces Liliana de Paolis y Alejandro Brizuela condenaron a Darío "Chiru" Rodríguez (39) a 35 años de cárcel por tres homicidios y dos robos agravados.
En abril de 2002, Rodríguez y un amigo se escondieron en unos matorrales para emboscar a un grupo de jóvenes que conversaban en la calle Costa Canal del barrio Olivares. Un tiro en el pecho terminó con la vida de Darío Lara.
La hermana de Lara declaró que un día llegó a su casa un hombre a pedir disculpas en nombre del "Chiru" porque le había fallado la puntería: en realidad quería matar al "Mudo" Rosales. Dos meses después, con dos armas en las manos, "Chiru" irrumpió nuevamente en las calles del Olivares y mató a Ramón González.
El 28 de julio del mismo año Rodríguez mató a un amigo de la infancia: le pegó cinco tiros a Gustavo Echegaray. Un testigo dijo que lo tiró en una acequia. Después dijo: "Acá hay un fiambre y van a haber muchos más". Pero ahí terminó su carrera homicida.
5 Homicidas múltiples. Mario Lorca (37) ha cometido cuatro asesinatos en la cárcel, luego de que fuera detenido por un robo agravado. Un penitenciario lo definió así: "Es psicótico. Tiene 20 minutos de furia y mata a uno".
Actualmente Lorca está alojado en el pabellón 5 del penal de Almafuerte. Lleva 11 años y 3 meses. En abril de 2010 protagonizó en motín en Almafuerte donde tomaron como rehenes a cinco penitenciarios. Al final se encontró el cuerpo de Darío Vega (35) con 40 puñaladas. Lorca y sus amigos fueron condenados a perpetua.
En diciembre de 2013, dos internos se pelearon. Lorca se acercó a ver qué pasaba y cuando vio que uno estaba muerto, sacó una chuza y mató al otro, identificado como Darío Rivarola.
Las crónicas nada dicen del tercer crimen pero sí del cuarto: el 13 de enero de 2015 mató a Jonathan Scaloni (26) en la cárcel de Cacheuta. Lorca traspasó un cierre perimetral, se peleó con unos guardias y apuñaló a Scaloni que estaba esposado. Cuando recuperó la tranquilidad, se disculpó con el penitenciario que casi apuñala en la trifulca.
Un caso similar es el de un "amigo" de Lorca, otro psicópata llamado Diego Roberto Casanova Trigo (Maipú, 1980), alias el "Gordo Picurú", alias "el Matapresos". A Casanova se le adjudican seis homicidios, cinco de ellos cometidos tras las rejas.
En la madrugada del 14 octubre de 2004 entró a la casa de Mario Quevedo (67) en el barrio México I de Maipú, para robar. Quevedo se despertó y "Picurú" lo mató con un cuchillo. Al otro día una vecinita de la víctima se asomó a la ventana y vio a Quevedo. Lo había dejado sentado en un sillón, mirando hacia la puerta.
El 17 de junio de 2006 llegaron desde Córdoba al penal de Boulogne Sur Mer Diego Ferranti (32) y Gerardo Gómez (28). Iban a declarar por el motín vendimial de 2000 pero no pudieron. Sus cuerpos aparecieron envueltos en frazadas y agujereados a puñaladas la misma mañana en que los esperaban en Tribunales. Por este caso fue condenado a perpetua, junto a otros cuatro presos. En 2010, en Almafuerte, junto a unos compañeros de celda, simularon que uno tenía un ataque, tomaron rehenes a unos guardias, les quitaron las llaves y se fueron directo a la celda de Darío Vega González, a quien le dieron muerte de 10 facazos. Ese mismo año, junto a Lorca, participó del crimen de Darío Vega. En mayo de 2016 le destrozó la cabeza con una barreta que había sacado de la cama a su compañero de celda, Andrés Peñaloza (22).
"¿No sabe cuándo me van a sacar de acá? Porque yo mañana tengo visita y todavía no he lavado mi ropa, mire cómo estoy, todo sucio", le dijo a un psicólogo, mostrándole la ropa ensangrentada, minutos después del hecho.