La fiscal que investiga los abusos cometidos en el instituto Antonio Próvolo de La Plata, Cecilia Corfield insistirá en las próximas horas con el pedido para que se traslade al sacerdote Nicola Corradi (83) a la capital bonaerense.
El cura octogenario se encuentra detenido en Mendoza -con prisión domiciliaria- y es uno de los imputados por los abusos sexuales en el Próvolo mendocino (Carrodilla), que tiene a más de 20 chicos sordos como víctimas y es la causa más importante por abusos eclesiásticos en la historia de la provincia (e, incluso, del país).
Junto a Corradi, están imputados en Mendoza otro cura -Horacio Corbacho, por el mismo delito-, dos monjas (Kumiko Kosaka y Asunción Martínez) y dos ex administrativos (Armando Gómez y Jorge Bordón, este último ya condenado al reconocer la autoría de los abusos); entre otros.
La causa platense se inició y esos abusos salieron a la luz luego de que en noviembre de 2016 se conocieran las denuncias por abuso en Mendoza -pese a que tuvieron lugar antes en la sede de La Plata (década del '90)-. Y se reactivó durante los últimos meses. Según trascendió desde el entorno de la fiscalía encabezada por Corfield; insistirá con el traslado de Corradi (algo que ya había solicitado) teniendo en cuenta la postergación de la fecha de inicio del juicio.
"Ya se había hecho el pedido, pero no se pudo concretar porque desde Mendoza alegaron que estaba muy cerca la fecha de comienzo del juicio. Pero como se pospuso (NdR: la idea inicial era que comience este lunes, pero ahora se ha fijado como nueva fecha tentativa los primeros días de julio -antes de la feria-), ahora se va a insistir. La intención es que venga a La Plata, se lo indague y luego vuelva a Mendoza para continuar detenido hasta que comience el juicio", resaltaron fuentes judiciales platenses.
En el instituto de esa ciudad son 8 los ex alumnos que denuncian haber sufrido abusos y torturas de todo tipo, perpetradas por Corradi, por un laico que vivía en el instituto -Eliseo Pirmati (83)- y por el ex celador José Luis Brítez. Todos están imputados por Corfield, aunque el único detenido en La Plata es el ex celador (por el momento). Corradi también está con prisión preventiva, aunque en un domicilio particular de Mendoza (y con consigna policial).
Corradi y Pirmati están denunciados a su vez como autores de abusos a alumnos del mismo instituto, aunque en su sede central de Verona (Italia) y en la década del 60 y 70.
De hecho, una vez más vuelve a escena el cuestionado modus operandi que siempre se le ha achacado a la Iglesia como institución: el traslado de religiosos acusados por abusos a otros destinos. Es que Corradi y Pirmati fueron derivados a Argentina luego de que se conocieran las denuncias de abuso en Verona. Y fueron dispuestos al frente de institutos para chicos y a cargo de niños sordos.
A Corradi, entre otros hechos, se lo acusa de haber abusado sexualmente y en reiteradas oportunidades de un niño de 10 años desde fines de la década del 80. Es la misma víctima que acusa a Pirmati también de haber abusado de él luego de que su guarda quedara a su cargo. Según declaró, la mayoría de los abusos ocurrieron los sábados a la tarde, cuando disminuía la cantidad de niños en el lugar. Incluso, sostuvo que el laico le practicó sexo oral.
Un detenido y dos pedidos
El 14 de marzo, la fiscal Corfield solicitó la detención de Pirmati. Como éste se encuentra nuevamente en Italia -se fue de Argentina con el mismo sigilo con el que llegó, y también luego de que tomaran estado público las denuncias por abuso, esta vez en el Próvolo platense-; el juez Jorge Moya pidió su extradición en abril. Aunque la respuesta fue que estaba muy enfermo y delicado de salud.
Sin embargo, según un video publicado por el diario italiano L'Espresso en las últimas horas -información que fue replicada por Clarín también-, a Pirmati no se lo vio muy afectado cuando salía de misa en la ciudad de Verona.
"Don Pirmati, ¿usted sabe que hay un pedido de arresto en su contra desde la Argentina?. ¿Piensa presentarse?", le preguntaron mientras lo filmaban con una cámara de L'Espresso a la salida de la iglesia Santa Teresa degli Scalzi, en el centro de esta ciudad. "Perdón, pero no haga estas estupideces. ¿Quién es usted?", respondió el laico imputado mientras intentaba tapar la cámara con su mano.
Pirmati estuvo viviendo en el edificio del Próvolo de La Plata desde 1974 (cuando llegó de Verona) hasta el 7 de diciembre de 2017, cuando volvió a la ciudad italiana. De acuerdo a las denuncias y declaraciones testimoniales tomadas por Corfield, los abusos y ataques se habrían sucedido desde los primeros días de ambos imputados en el instituto de La Plata. Y los 8 denunciantes en el escenario bonaerense son todos hombres (allí el instituto era un internado únicamente para varones), y tenían entre 8 y 15 años cuando fueron atacados.
Las víctimas no sólo refirieron haber sufrido abusos sexuales, sino también los más crueles tormentos y torturas. Entre ellos e destacaban explotación laboral, reducción a la servidumbre, mantenimiento de espacios verdes, arado de la huerta y hasta limpieza de los escalones.
Incluso, según se desprende del expediente de la causa de La Plata, a los niños los obligaban a hacer todas estas cosas y -en caso de no cumplir- no les daban de comer, los golpeaban y hasta amenazaban con encerrarlos en las capillas de las monjas y en jaulas donde criaban conejos y gallinas (al final de la huerta).
El salteño Daniel Sgardelis -quien vivió varios años en el lugar y fue víctima de abusos sexuales- se ha convertido en el referente de los sobrevivientes de estos ataques. Y también declaró en la causa mendocina.
La solicitud sobre Pirmati se sumó a la ya mencionada vinculada a Corradi -y en la que insistirá la fiscal próximamente-. Mientras que el ex celador Brítez está detenido desde abril de este año, y está acusado e imputado por tocamientos y abuso sexual con acceso.
En el mismo expediente se habla de dos monjas en el Próvolo platense, aunque aún no han sido identificadas con exactitud, judicialmente hablando.
Imprescriptibles
Recientemente la defensa del celador José Brítez solicitó la prescripción de los delitos por los que está acusado el ex celador.
A su turno, la fiscal Corfield se amparó en las convenciones internacionales de los Derechos del Niño y en otros tratados internacionales para que se declaren imprescriptibles estos hechos.
Ahora resta que la Segunda Cámara del Crimen resuelva sobre esta solicitud.
Sigue abierto
A diferencia de lo que ocurre con el Próvolo mendocino -que cerró sus puertas a fines del 2016 y que hoy ha sido adquirido por la Municipalidad de Luján de Cuyo para trasladar allí su parque cívico-; el instituto platense sigue en funcionamiento.
Continúa siendo una escuela privada para la educación de chicos sordos, aunque ya no tiene vinculación con la Iglesia (a excepción de que a ella pertenece el terreno).