Protectora de caballos pide un campo para cuidarlos

Se dedica a rescatar animales maltratados o abandonados. Debe dejar el corral del Estado donde funciona hoy. Pide ayuda al Gobierno para que le ceda un terreno.

Protectora de caballos pide un campo para cuidarlos

La cruzada que realiza desde hace 2 años Natalia Camisay (41), que protege y alimenta grandes animales, puede quedar trunca.

Esta ama de casa de Villa Nueva, madre de tres hijos, se dedica a cuidar caballos y mulas en un corral del Estado, ubicado en calle Los Alamos de Fray Luis Beltrán (Maipú), donde en algún momento llegaron a reunirse más de 40 animales, que sin esa atención podrían haber muerto o sufrido crueles padecimientos.

La tarea de esta mujer, con la colaboración de su familia y de Leandro Fruitos, también ambientalista y defensor de los animales, corre el riesgo de no continuar.

Natalia está conminada a abandonar el lugar, que quedará en manos de otras personas, y de esa forma se podría malograr su altruista tarea. Lo único que pide es que los organismos del Estado le donen o cedan en calidad de comodato algún terreno fiscal, dentro del territorio del Gran Mendoza, donde ella y sus colaboradores seguirán asistiendo a los sufridos caballos.

La noble misión comenzó un día de octubre de 2014, cuando Natalia fue testigo de un caso de brutalidad animal en perjuicio de una yegua que, maltrecha, tiraba un carretela sobrecargada.

A la chica le pareció una ignominia el comportamiento del hombre que conducía el carruaje y se interpuso con su cuerpo para evitar que la bestia siguiera sufriendo. Para colmo, cuando ella se paró delante del animal descubrió que era ciego. Ese fue su primer rescate. El caballo, que vive aún, fue bautizado con el nombre de “China duquesa”.

“En este momento me veo en la obligación de tener que entregar el corral, ya que no tengo campo propio. Lo que solicito es que las autoridades competentes me brinden un predio de aproximadamente 2 hectáreas, que me lo cedan por el tiempo que ellos quieran, y que nos ayuden a cerrarlo para evitar los robos y saqueos”.

La entidad que creó Natalia está formada por socios y adherentes que colaboran con un monto de inscripción de 100 pesos y 50 de cuota mensual para solventar los gastos de mantenimiento del servicio.

Los equinos rescatados provienen de carreteleros que han dejado la tracción a sangre para realizar su tarea. También caen en esa guarda animales que son secuestrados en las rutas, o que han sido abandonados en entidades hípicas por sus dueños cuando descubren que por su edad o deficiencias físicas ya no sirven para los fines que eran utilizados.

En los próximos días Natalia trasladará su solicitud a las autoridades de la secretaría de Ambiente de la Provincia, que encabeza Humberto Mingorance. Llegará a los funcionarios con el aval de otras organizaciones, como la Fundación Cullunche (al frente de la cual está Jennifer Ibarra) y también de la Policía Rural de Mendoza, cuyos integrantes han trabajado en estrecha relación con esta organización.

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