Nadie puede negar que el tránsito en Mendoza es un caos, tanto peatonal como vehicular, motorizado y tracción a sangre. El ciudadano no respeta la normativa: en parte, por ignorancia; y en parte, por falta de control. La gran mayoría de los agentes del orden no son útiles a este fin porque no tienen preparación, autoridad y competencia en el tema, y la infraestructura está al borde del colapso por escasa, mal estado e inadecuado aprovechamiento.
En los discursos preelectorales de varias elecciones hacia atrás, este tema no ha figurado en las campañas. Poco importa, no hay ideas, y lo peor es que nos hemos acostumbrado a vivir en este ambiente ciudadano hostil, agresivo, donde cada individuo que circula por las calles pelea su espacio y quiere imponer el poder según se lo permitan las circunstancias. Todos lo sabemos. Todos pasamos malos ratos de ida y vuelta al trabajo y vemos casi con naturalidad las secuelas de algún accidente en ésta o aquella esquina.
En bicicleta, moto, auto o colectivo es igual. Somos rehenes de un gran desorden y tanto dirigentes como ciudadanos creemos que así es la vida en la ciudad y nos resignamos. Pero no debe ser así. Se puede cambiar para mejor y está al alcance de nuestra mano.
La situación es más aguda en el Gran Mendoza y merece una urgente atención. Todavía estamos a tiempo. Esta vez tenemos la enorme posibilidad de poder llegar a tomar acciones antes de sobrepasar los límites. Nuestras autoridades provinciales tienen la gran oportunidad de ponerse al hombro el futuro y planificar el tránsito peatonal, vehicular y del transporte público de la provincia para los próximos 50 años.
El Gobierno está a las puertas de poder despertar de este estado de hipnosis en lo que respecta a tránsito y transporte público y aprovechar los vientos de cola que parecen soplar desde la Nación.
Hace unos días el Gobierno de la República anunció un megaplan de obras públicas que incluye la financiación de líneas de metrobús para varias provincias, construcción de carreteras y más.
En los despachos de un senador y de una diputada provinciales, hay un escrito que contiene una “Propuesta de Modificación del Tránsito Peatonal, Vehicular y Transporte Público en Mendoza” donde el transporte público tiene como pilar insustituible la ejecución de varias líneas de metrotranvía, la mayoría aprovechando las vías férreas existentes, e incluye el desvío de la ruta 40 para sacar el tránsito pesado del área metropolitana, entre otras obras que atañen a la Nación y a la Provincia.
A su vez, esta propuesta es económica porque utiliza la red vial y espacios públicos existentes sin prever obras onerosas y estando la posibilidad de hacer participar a capitales privados para temas específicos. Es momento de intentar recibir la mayor cantidad posible de beneficios provenientes de la Nación, de manera organizada y planificada.
La propuesta recibida por estos dos integrantes del Poder Legislativo es integral y se apoya sobre una “mesa de tres patas”: educación, control e infraestructura. Cualquiera de estas patas que esté ausente o se implemente a medias, hará que la mesa cayera y el resultado de cualquier acción se pierda rápidamente, tal cual sucede con los esfuerzos aislados que se han llevado a cabo y los que se realizarán.
Esta propuesta es sustentable en el tiempo porque propone un cambio cultural en la actitud de nuestro comprovincianos. Su proceso de implementación llevará diecisiete años y su sostenimiento en el tiempo estaría garantizado por la educación. Es la Mendoza del futuro.
La situación apremia. Aún está pendiente la definición de la licitación del transporte público de pasajeros; el Ministerio de Economía, Infraestructura y Energía ha llamado a licitación para la “Puesta en Valor del Núcleo Histórico del Centro Cívico y Parque General San Martín; la Municipalidad de la Capital tiene en sus planes inmediatos disponer de los terrenos que ocupan los talleres del Ferrocarril ubicados entre Perú, Suipacha y Tiburcio Benegas; todas acciones aparentemente inconexas entre sí pero que, relacionadas con un proceso de planificación y modernización del tránsito y transporte público, estarían disponiendo de espacios y recursos que muy probablemente y en parte, serán necesarios para asegurar un mejor futuro.
Difícil es saber si esta propuesta es la adecuada. Por eso, en el contenido de la misma, se pide a nuestros legisladores que, a la brevedad posible, en no más de noventa días corridos y para que no se pierda el año, la Legislatura provincial convoque a la realización de un foro sobre este tema e invite a todas las instituciones públicas, ministerios, municipios, agrupaciones profesionales, universidades, particulares, sindicatos, empresarios y demás a que expongan todas las ideas elaboradas al respecto.
También se solicita la conformación de un Ente donde el Estado provincial y los municipios sean sus partícipes, integrando los profesionales necesarios para que ordenen las ideas expuestas en el foro y las plasmen en un proceso de planificación compuesto por acciones y obras que, como resultado, nos permita soñar con un futuro mejor, aprovechar los beneficios financieros que va a otorgar la Nación y optimizar la inversión de parte del recurso financiero provincial y municipal de las próximas décadas.
A la brevedad esta “Propuesta de Modificación del Tránsito Peatonal, Vehicular y Transporte Público”, llegará a las secretarías privadas de Sr. Gobernador y de la Sra. Vicegobernadora, pretendiendo que sea el disparador que genere la actitud estadista que se necesita de los gobernantes para que desarrollen “políticas de Estado” planificando a futuro, la optimización del uso de los recursos y el mejor vivir de la ciudadanía.