El 93% de la población de la Argentina vive en ciudades y 40% en Ciudad Autónoma y Gran Buenos Aires. Esto, pese a que el histórico perfil agroexportador del país podría hacer pensar en que un mayor número de personas habitarían el campo. Aun más, esta tendencia, se espera, se reforzará en los próximos 20 años. De ahí que sea necesario pensar cómo se vive en los núcleos urbanos y de qué manera gestionar este crecimiento futuro.
Marina Klemensiewicz, subsecretaria de Hábitat y Desarrollo Humano de la Nación, indicó que Argentina comparte con otros países de Latinoamérica que el crecimiento de las ciudades está asociado a una marginalidad significativa. Es decir, una marcada brecha, cada vez más grande, entre quienes acceden a servicios y quienes no.
De hecho, hay más de 6.300 barrios marginales, lo que significa que casi 15 millones de argentinos residen en estos asentamientos. Esta desigualdad se ve reforzado por la proliferación de los barrios privados.
La funcionaria participó en el Foro Urbano Nacional que se desarrolló el sábado en la Nave Cultural de Capital y ayer de una recorrida por las obras de mejoramiento que iniciaron en el barrio Urundel de Godoy Cruz. Klemensiewicz resaltó que esta desigualdad y la pobreza estructural que acarrea son producto de la ausencia de planificación del crecimiento poblacional.
Hasta ahora, la tarea de planificar el uso del territorio dependía de los gobiernos provinciales y municipales (a veces en concordancia y otras con diferencias). Sin embargo, en octubre del año pasado se desarrolló en Ecuador Hábitat III -la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible-, en la que hubo un cambio fundamental con respecto a la segunda edición de este encuentro, que se desarrolla cada 20 años.
En ese marco, se sostuvo que los estados nacionales no pueden desentenderse de lo que pasa en las ciudades, sino que por el contrario deben asumir su responsabilidad. Esto, porque se prevé que para 2050 la población urbana mundial prácticamente se duplicará, con la relevancia que ganarán los procesos que se generen en estos núcleos.
Como Argentina se comprometió a adoptar la Nueva Agenda Urbana que se definió en Quito, comenzó a realizarse el Foro Urbano Nacional, para definir un marco normativo que oriente a los gobiernos provinciales y municipales.
Marina Klemensiewicz explicó que se busca llegar a consensos para definir un marco normativo, que esperan se pueda tratar en el Congreso Nacional antes de que termine la gestión.
La Nueva Agenda Urbana de Hábitat III apunta a lograr ciudades inclusivas, planificadas, sustentables, resilientes y compactas. La funcionaria nacional indicó que Barcelona tiene un densidad de 15 mil habitantes por kilómetro cuadrado, mientras el promedio de los núcleos urbanos argentinos es de 2 mil. Como los grandes asentamientos atraen a más personas porque ofrecen oportunidades laborales, se apunta a lograr ciudades intermedias, que también tengan economías de aglomeración.
Mendoza y el Gran Mendoza, señaló, es de hecho una ciudad intermedia, pero, como muchas otras en el territorio nacional, puede compactarse y, además, proteger el suelo productivo (se mostró incrédula de que un desarrollo de ProCreAr se haya establecido en el denominado cinturón verde). A este proceso puede ayudar que se aborden las problemáticas comunes al área metropolitana, como se viene avanzando en Unicipio.
El encuentro del sábado pasado, que se desarrolló en la Nave Cultural, fue organizado por el Ministerio del Interior, la Municipalidad de Capital y ONU Hábitat. De hecho, participó Joan Clos, director ejecutivo de ONU Hábitat.
El intendente de Capital, Rodolfo Suárez, fue uno de los jefes comunales del país que viajó a Quito el año pasado para participar de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible.