Con 106 años de antigüedad, el complejo penitenciario de Boulogne Sur Mer fue la primera cárcel que se construyó en la provincia. En sus pabellones, que originalmente fueron levantados para albergar 500 internos, hoy se alojan más del triple: 1.700.
Por estas características que hacen inevitable el hacinamiento, para el abogado experto en derechos humanos, Pablo Salinas, se hace necesario cerrarla y demolerla. "Yo creo que la cárcel de Boulogne Sur Mer tiene que ser destruida y hay que hacer otra. Está hace más de 100 años enclavada en un basural y es una pestilencia", expuso el letrado, consultado por las condiciones de los presos de Mendoza, durante la presentación de su libro "El caso penitenciarías de Mendoza y el Sistema Interamericano" (ver aparte).
Lo que propone Salinas es la construcción de inmuebles alternativos. "El desafío es tener un establecimiento para los privados de libertad federales y dos o tres establecimientos más que suplanten al de Boulogne Sur Mer, porque no resiste más", dijo el abogado, a la vez que marcó a la cárcel Almafuerte, ubicada en Cacheuta, como un buen ejemplo a seguir.
Menos muertes
Con respecto a los demás indicadores que miden el estado de los internos, reconoció que sus condiciones de vida e integridad han mejorado, lo que puede comprobarse con las estadísticas, que hablan de una baja de 40 muertes por año antes de 2008 a sólo 5 en la actualidad. "El registro bajó casi un 80% en los fallecimientos pero igualmente hay que seguir trabajando para disminuirlo al máximo. No debe morir ninguna persona, ya que acá no está permitida la pena de muerte", apuntó Salinas, mientras señaló que los decesos están relacionados en su mayoría con la violencia institucional.
Por otro lado, destacó los avances en el tema educación, ya que la Universidad Nacional de Cuyo ofrece una amplia variedad de carreras para que estudien (ver nota aparte).
Pero según el letrado, la gran falencia de esta cárcel está relacionada con la salud: "Es un tema muy grave porque hay mucha resistencia en el tratamiento del sector público de las personas privadas de su libertad".
Otro aspecto en el que se explayó fue en el crecimiento de la población carcelaria: "Creo que la población aumentó notablemente, por el abuso de la prisión preventiva, la detención masiva de personas y el gran endurecimiento de las condenas que se han venido dando desde 2005 a esta parte. Es un tema al que hay que prestarle atención y buscarle una solución".
Motín y torturas
El libro de Salinas recuerda el famoso motín ocurrido en marzo de 2000 en plenos festejos de la Fiesta de la Vendimia y la posterior intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
"Gracias al litigio en el caso, la Comisión Interamericana visitó la provincia y dictó el manual de Principios y Buenas Prácticas para las personas privadas de la libertad, el documento más importante después de la resolución del 55 de Naciones Unidas", relató el abogado, a la vez que agregó otros cambios positivos en el sistema penitenciario mendocino: "La creación de la figura del procurador penitenciario y del comité contra la tortura me parecen grandes avances".
Igualmente reconoció que se necesita seguir trabajando: "Creo que es un tema que atraviesa todos los gobiernos, es un problema de años y ésa es justamente la idea de la obra: llamar la atención de la clase dirigente de la importancia de mejorar el sistema carcelario, porque el horror vive entre nosotros, la cárcel sigue siendo un espanto y la tarea es titánica".
Para Salinas, hay dos claves en las que hacer hincapié: educación y trabajo. "Muchas personas que consiguen una salida laboral no reinciden y que no reincidan significa que dejan de cometerse muchos delitos. Eso nos da seguridad a todos y además resalta la defensa de la dignidad humana", concluyó.