Por José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar
No son buenos tiempos para el justicialismo mendocino. Después de las PASO, las piezas no se reacomodan rápidamente y para muchos la idea de dar vuelta la intención de voto en las generales del 21 de junio ya parece algo de difícil concreción.
En el oficialismo se inquietan por los datos que arrojan varias encuestas locales, que van marcando una tendencia demasiado volcada hacia la oposición a sólo tres semanas de las primarias abiertas.
Además, hay un claro distanciamiento entre el Gobierno y los candidatos a la sucesión, más allá de que se haya hecho explícita ya la intención de que Pérez sólo gobierne y la fórmula Bermejo- Martínez Palau soporte el peso de la campaña.
La foto de unidad conseguida en el acto del cine Selectro fue más que nada un montaje para que los gremialistas peronistas, que organizaron la movida, recuperaran lugar en el escenario partidario y, de paso, le facturaran tanto a Pérez como a su antecesor, Jaque, la falta de protagonismo de la rama gremial en los últimos gobiernos peronistas de Mendoza.
Y le pidieron públicamente a Bermejo que no los ignore si le toca suceder a Pérez. Por lo tanto, unidad a medias o en todo caso unidad hacia adelante, porque el gran ausente en ese convite fue el Gobierno. Sí hubo un gran reposicionamiento de la dirigencia gremial con un nivel de exigencia un tanto desmedida para los tiempos políticos actuales. Y una foto esperada de Bermejo con quienes fueron rivales en las primarias.
Salud complicada. Hay una sensación de desorden en el oficialismo que quedó expuesta en la semana, cuando el estrés excesivo le jugó otra mala pasada a Pérez, sumando incertidumbre luego de la arritmia previa a la Asamblea Legislativa que lo obligó a una internación breve para controlarla.
Sorprende que durante horas no se supiera si Pérez estaba o no en funciones y cuál funcionario de la línea sucesoria que indica la Constitución se hallaba a cargo del Poder Ejecutivo si se confirmaba que su titular no estaba en condiciones físicas para la gestión. Lo que nadie explicó rápidamente, sembrando dudas, fue que Pérez se había retirado de su despacho por un malestar físico, pero que nada le impedía seguir trabajando desde su casa. Era una cuestión elemental.
Tanta confusión hasta terminó opacando logros de gestión importantes, como el acuerdo paritario con ATE y Ampros por un porcentaje elevadísimo si se toma como medida de referencia lo que está ofreciendo el gobierno nacional a los gremios del sector privado. Una apuesta enorme para las cuentas públicas provinciales, tan castigadas en los últimos meses; cómo se pagará la diferencia por el retroactivo es la parte que le falta explicar al Ejecutivo.
El otro aspecto a tener en cuenta es por qué Pérez comienza a mostrar más frecuentemente problemas de salud de todo tipo. No faltan en su entorno y en el oficialismo en general quienes lo critican por su manejo personalísimo de la mayoría de los temas que atañen a la gestión provincial y por la escasa capacidad de tolerancia que muestra generalmente ante críticas de la oposición que reflejan los medios.
Lo cierto es que por su salud cambiante y por otras prioridades locales, Pérez no viajó a la cita convocada por Cristina Fernández en la Casa Rosada ni se acercó días después al congreso del PJ nacional en Parque Norte.
Y como broche de oro de una semana complicadísima, no tuvo buen resultado su paso por General Alvear, ayer, con motivo de la fiesta ganadera. Sabían en el Gobierno con la debida antelación que el ánimo de los productores y representantes del comercio y la industria alvearenses no sería el mejor durante el almuerzo de la víspera.
Por eso Pérez y su equipo decidieron convocar horas antes a una conferencia de prensa en la Municipalidad para hacer anuncios para el departamento y después no asistir al tradicional asado, lo que le generó muchas más críticas. Con su cuadro delicado de estrés tenía Pérez un válido argumento para ausentarse del departamento. Es lo que opinó más de uno en el oficialismo. Pero no lo hizo...
La campaña y sus urgencias. Mientras tanto, Adolfo Bermejo comienza a organizar el tramo definitorio de su campaña hacia las elecciones generales. Su prioridad sigue siendo mejorar la relación con la Nación para lograr el aporte, político y monetario, de la Casa Rosada.
Aseguran quienes integran sus equipos que la plataforma electoral contendrá propuestas tanto del lado de Carmona como del de Roby y que el anuncio oficial de esa propuesta seguramente será con la presencia de ambos ex adversarios internos.
Siempre en base a la tendencia que marcan las encuestas, sabe Bermejo que la pendiente a sortear es pronunciada. Sin embargo, la reciente visita de José “Pepe” Scioli, el hermano y armador político del gobernador bonaerense, le sirvió de estímulo al maipucino. Se comenta que por ahora no es segura la visita del precandidato presidencial para la campaña mendocina, sino que guardaría sus fichas para las semanas previas a las PASO nacionales de agosto. Scioli no tendría por ahora intenciones de mostrarse mucho en un escenario a todas luces adverso para la dirigencia oficialista local.
La pelea por los votos en Guaymallén entre Luis Lobos y Alejandro Abraham es otro motivo de preocupación para Bermejo. Él y su entorno buscan un acercamiento que descomprima la actual tensión interna y no siga dañando al oficialismo desde el punto de vista electoral. El candidato a gobernador estuvo reunido con los ex amigos y ahora durísimos adversarios, más Elizalde, el tercer competidor en las primarias departamentales del Frente para la Victoria. Hubo más encuentros y más dirigentes de peso partidario presentes. Y también aseguran que al promediar la semana ya hubo una reunión a solas entre el ahora candidato Lobos y Abraham.
Bermejo espera con ansiedad que ambos firmen la paz y hasta que se pueda lograr una foto de reencuentro entre ambos. La decisión del maipucino, aseguran, es frecuentar Guaymallén, un departamento clave para intentar revertir la floja tendencia electoral actual. “Si no hay arreglo entre ellos (Lobos y Abraham), Adolfo va a ir igual a Guaymallén, pero va a caminar solo...”, dicen sus allegados.
Curiosamente, mientras la oposición mendocina tiende a afirmarse de cara a las elecciones locales, en el plano nacional el pedido de la Presidenta sobre las precandidaturas en el oficialismo parece inclinar la balanza a favor de Daniel Scioli. Y con éste vuelven a crecer las chances de que el próximo gobierno nacional sea para otro peronista.
Massistas que volverían al PJ y gobernadores justicialistas y sindicalistas que comienzan a blanquear su preferencia por el bonaerense, que antes sólo sostenían por lo bajo, son la contracara de un justicialismo mendocino que tal vez evalúe los efectos del desdoblamiento eleccionario dispuesto, despegándose del calendario nacional.
El justicialismo mendocino está herido electoralmente y su pronóstico es reservado. Aunque tiene tiempo aún para intentar recuperarse. ¿Tendrá la actitud?
En materia de salud la rebeldía no siempre es digna de ejemplo, pero tal vez el oficialismo provincial esté necesitando, así como Pérez se rebela a los médicos y desoye consejos de reposo, buscar el milagro peleando una batalla a la que muchos ya dan por perdida.