Promover el diálogo y no el enfrentamiento

Los saqueos a supermercados en distintas zonas del país, con el triste saldo de cuatro muertos en Rosario, ocurridos días pasados, constituye un severo llamado de atención para los gobernantes y exigen un cambio de actitud por parte de quienes tienen la r

Promover el diálogo y no el enfrentamiento

Es altamente probable que en esos hechos tuvieran participación delincuentes comunes pero también es evidente que esos delincuentes aprovecharon un clima de necesidad de las miles de familias carecientes que se distribuyen a lo largo y a lo ancho del país en verdaderos bolsones de pobreza que sobreviven gracias a planes sociales que no pueden ser la solución definitiva de la pobreza porque sólo la retribución del trabajo será una respuesta digna a esa herida social que en la Argentina continúa siendo una deuda sin saldar, que los números dibujados por el Indec no pueden disimular.

Por otra parte, esas jornadas de violencia, con gente arrasando supermercados, es más otro fruto del clima de odio, resentimiento, rencores e impunidad que baja desde las más altas esferas del poder y que intenta, a través del discurso de la confrontación, ocultar las causas de las protestas de una población que reclama por la inflación sostenida que desvaloriza su dinero y le impide cubrir sus necesidades, y que duele más frente a la burla de cifras inconsistentes e inaceptables que difunde el organismo encargado de "medir" la inflación.

Es también un reclamo por la creciente inseguridad, que afecta sobre todo a los más pobres, porque es en los barrios más humildes donde aumenta el consumo de drogas afectando especialmente a los jóvenes. Esas protestas son el resultado de un fogoneo permanente hacia el resentimiento social que parte desde los propios discursos oficiales o de las actitudes de poder cuando pone trabas para evitar las investigaciones de numerosos casos de corrupción, que llevan a pensar que todos podemos actuar al margen de la ley.

Frente a ese panorama ciertamente inquietante el Gobierno, en lugar de reconocer la realidad e intentar modificar la situación, se esconde tras el discurso de la confrontación. Como las afirmaciones del subsecretario de Seguridad de la Nación o del jefe de Gabinete de Ministros que, casi sin preocuparse por lo que lo que estaba sucediendo, salieron a culpar de los saqueos a dirigentes sindicales que ha generado las denuncias penales de parte de los supuestamente inculpados.

Más aún, en medio de los conflictos, durante una conferencia de prensa el jefe de Gabinete hizo una leve referencia a los hechos y anunció la estatización, mediante procedimientos arbitrarios, del predio ferial que ocupa La Rural, en la zona de Palermo, reabriendo el conflicto que enfrentó al campo y al Gobierno durante la discusión por la resolución 125/08.

Las Fiestas de Fin de Año, en las que la familia se reúne para celebrar en paz y armonía, deberían constituir una oportunidad invalorable para que el Gobierno cambie de actitud. Para dejar de lado ese clima de odio y de confrontación para priorizar el diálogo entre los argentinos. Debería escuchar el llamado de los obispos, quienes tiempo atrás advirtieron que "los argentinos corremos el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables" y que ahora han vuelto a reclamar que se deje de lado el clima de desconfianza y comenzar a trabajar en proyectos comunes… (porque) el horizonte se presenta bastante amenazador si no comenzamos a trabajar decididamente por la paz", asegurando también que muchas situaciones que atentan contra la paz, no son más que un signo de nuestra fragilidad social, cultural y política.

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