Justo en las vísperas del aniversario de la década kirchnerista, la Cámara de Diputados cumplió un mes sin sesiones.
Aunque los períodos de modorra parlamentaria ya son un clásico, en este “cumple-mes” hay condimentos emblemáticos de la conducta del Parlamento en la era K: se da en la cámara de mayor concentración de leales al “modelo”, en época propicia para la producción de leyes (cuando maduran los proyectos debatidos en comisión) y luego de tres sesiones en las que se priorizó el tratamiento de 7 proyectos del Ejecutivo (el paquete de reforma judicial y la regulación del trabajo doméstico).
La carencia de autonomía por exceso de dependencia del humor de la Rosada es, tal vez, la marca que llevará para siempre en el orillo la conducta del Parlamento durante el ciclo kirchnerista.
Un síntoma que se fue acentuando en la gestión de Cristina, al punto que redondea la década de menor cantidad de leyes votadas por año desde la recuperación de la democracia. En ese período se sancionaron 1.114 leyes: 600 con Kirchner y 514 con Cristina.
Poco más de 111 al año, contra una media de 129 desde 1983 (sobre un total de 3.812 leyes), según cálculos realizados en base a datos del Departamento de Asuntos Parlamentarios de Diputados.
Con la hegemonía alcanzada en diciembre de 2005, tras la reelección de Cristina en el Senado y la ruptura con los Duhalde, comenzó la fase del avance sobre los otros poderes.