Nuestra provincia presenta una de las tasas de mortalidad por cáncer más alta de la Argentina; no escapa a la realidad del país y del mundo occidental ya que la incidencia del cáncer colorrectal es la tercera a nivel mundial y segunda como causa de muerte, entre los cánceres. De acuerdo a "Global Cáncer Statistics 2018" se calcula que en el mundo en este año van a aparecer 1.800.977 casos y las muertes serán 861.663 o sea que uno de cada 10 pacientes con cáncer de colon mueren.
De acuerdo a datos obtenidos del Centro de epidemiología de Mendoza en el año 2014, la incidencia del CCR fue de 34/100.000 habitantes en el hombre y de 28/100.000 en la mujer; segunda causa tanto en el hombre, luego del de próstata, como la mujer, luego del de mama.
Las tasas de incidencia de cáncer colorrectal varían ampliamente, con variaciones de 8 y 6 veces en el cáncer de colon y recto, respectivamente, por región del mundo; la enfermedad puede considerarse un marcador de desarrollo socioeconómico y, en los países que experimentan una transición de desarrollo importante, las tasas de incidencia tienden a aumentar de manera uniforme al aumentar la calidad de vida.
Al evaluar las tendencias de incidencia y mortalidad, los aumentos en la incidencia, en particular los cambios generacionales detectados en la mayoría de los análisis de cohortes por período de edad, apuntan a la influencia de los patrones dietéticos, la obesidad y los factores del estilo de vida, mientras que la disminución de la mortalidad observada en los países más desarrollados refleja mejoras en la supervivencia a través de la adopción de las mejores prácticas en el tratamiento y manejo del cáncer en los países desarrollados.
Los programas de prevención y detección temprana, como los implementados en los Estados Unidos y Japón en la década de 1990, también han tenido un impacto. El informe revisado del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer / Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, señala evidencia convincente de que la carne procesada, las bebidas alcohólicas y la grasa corporal aumentan el riesgo, así como el uso indiscriminado de antibióticos; mientras que la actividad física es protectora (solo en el colon) . Una dieta alta en el consumo de carnes rojas o procesadas se ha asociado con un mayor riesgo de cáncer de colon, pero no del cáncer de recto ("A Cancer Journal for Clinicians 2018;0:1?31. © 2018 American Cancer Society").
Si bien es un hecho que las personas con antecedentes personales o familiares en primer grado (padres, hermanos, hijos) tienen un riesgo mayor de padecerlo, el cáncer colorrectal en la mayoría de los casos se producen a raíz de la aparición de lesiones esporádicas (pólipos). De allí la importancia de las acciones preventivas para evitarlo, razón por la cual a nivel nacional y provincial se implementa el Programa nacional de detección precoz de cáncer de colon.
El programa se basa principalmente en un relevamiento poblacional de personas (en Atención Primaria). De ahí la importancia de que la población general concurra a los centros de salud más cercanos con el fin de realizarse un control muy simple y no invasivo, realizado a pacientes sin síntomas evidentes ni antecedentes personales o familiares, que es el test de sangre oculta en materia fecal (población general entre los 50 y 75 años de edad), el cual en caso de ser negativo debería repetirse una vez por año.