“Los piqueteros del campo”, les dicen algunos vecinos de Jocolí, Lavalle. “Militantes rurales K”, comentan otros. “Son los primos hermanos de la Tupac Amaru”, asegura un propietario de tierras de la zona.
Ellos se despojan de calificaciones, aunque sí se reconocen con militancia política y social. Y varios reivindican al kirchnerismo, el único que generó “políticas reales para la el sector agrícola familiar”.
Son los integrantes de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST). Agrupación que ellos definen como “organización amplia de campesinas y campesinos, militantes comprometidos con el desarrollo local y rural”.
Pero con fuerte protagonismo político -similar al de la Tupac Amaru- amparada en su caso en la influyente impronta de un grupo de profesionales militantes, mayoritariamente ingenieros agrónomos, pero también abogados, comunicadores y hasta becarios del Conicet.
Y si bien aseguran que la UST “no tiene subordinación a ningún partido”, uno de ellos incursiona como precandidato a concejal desde el sector K del peronismo.
Es una agrupación con alto nivel organizativo y muchos conflictos. Son varias las acusaciones de “usurpación” de terrenos que han recibido. Ellos mismos reconocen 36 situaciones judiciales. Y algunos hablan de hasta 60 hechos judicializados. El último se conoció el pasado 29 de mayo, cuando Pablo Rodríguez Peña ocupó su predio y se enfrentó a una asociación campesina integrante de la UST.
Ellos niegan ser usurpadores. Y fundamentan -desde el derecho civil- los derechos “de posesión” de la tierra “tras generaciones de ocupación”.
Hacia la reforma agraria
En el año 2000, y tras un “diagnóstico de que más del 50% de las tierras regadas son improductivas” un grupo de jóvenes profesionales se acercó a las poblaciones campesinas de Lavalle. La consigna era “transformar esa realidad”. Se fueron a vivir con ellas conformando “comunidades”.
Su ideal era similar al de revolucionarios como el Che Guevara, que plantearon la "reforma agraria", es decir una distribución de las tierras para que los pequeños productores, que durante años trabajaron e hicieron productiva la tierra, pudieran seguir ocupándola. Y generasen riqueza con productos diversificados a partir de la acción de cooperativas y organizaciones de trabajo.
Hoy la UST refleja mucho de eso. Ya tiene 30 comunidades “organizadas” con unas mil familias campesinas en Lavalle, Alvear, Malargüe, San Rafael, San Martín y el Valle de Uco.
Posee una escuela secundaria "Agroecológica" con 65 alumnos, y un terciario, Tecnicatura en Economía Social y Desarrollo Local, con 40 jóvenes. En ambos casos en acuerdos con la DGE. "La escuela tiene aportes de la UST y el Estado aporta los docentes", explicó Diego Montón, coordinador de la organización.
Entre las asociaciones que integran la UST, también está la cooperativa “Tierras Campesinas” que trabaja en agroindustria y el sector caprino. Tiene un vivero, una radio comunitaria y tres fábricas (en Lavalle, San Martín y el Valle de Uco) que elaboran tomates triturados, salsa, néctar de pera y mermeladas, entre otros productos. Genera “55 mil frascos por temporada”, cuentan.
La cooperativa además vende cueros y exporta chivitos. “Juntamos los cueros, los llevamos a una curtiembre de Maipú, ellos lo curten y lo venden. Al productor le pagamos en el campo el triple de lo que podría cobrar solo”, señaló Montón. “Gestionamos un Fondo Semilla (del Ministerio de Producción) y con eso le pagamos al productor. Cuando la curtiembre vende los cueros, recuperamos el fondo”, explicó.
La fábrica se maneja con microcréditos. “En 2008, cuando la ministra de Desarrollo Social de la Nación era Alicia Kirchner, entramos al programa nacional Microcrédito. Con ese fondo empezamos a producir”, contó Juan Burba, detallando que ahora reciclan los fondos con los trabajadores. “Se les presta la plata y cuando se vende la producción se recupera el fondo”, agregó.
La militancia
En la UST niegan pertenencia partidaria única. Si bien hay kirchneristas, prevalece una ideología de izquierda. De hecho, partidos como los que integran el FIT suelen reivindicar su lucha. Y destacan que han trabajado con radicales y peronistas.
Es inevitable la comparación con la Tupac Amaru. Es una organización política, con cooperativas de trabajo y referentes K. Ellos buscan despegarse. “Cuando nos formamos no existía el kirchnerismo. Es más, al principio lo enfrentábamos”, dicen.
Aunque ponderan a la agrupación que lidera en Lavalle Nélida Rojas. “Hay que reconocer que con la misma plata, construye más casas que una empresa”, asegura Montón, aunque muestra diferencias: “En nuestra organización nadie está obligado”.
Al hablar de sus movilizaciones -como la del 19 de abril pasado en el centro o la del 13 de mayo en la Fiesta de la Ganadería- resalta que “todos conocen las consignas”.
Entre esas consignas está "la lucha" permanente como concepto político. Eso se ve hasta en las paredes de la escuela, donde también hay escritas frases del educador brasileño Paulo Freire y una gigantografía del Che Guevara.
Pero más allá de lo ideológico, está claro que con los gobiernos K se vieron beneficiados. Ellos lo confirman. “El kirchnerismo creó la ley, el registro y la Secretaría de Agricultura Familiar, el monotributo social agropecuario y la ley campesina indígena”, destacó Montón entre otras cosas.
Y reafirmó su intención política de avanzar. “Sería una revolución agraria, económica y social poner las más de 120 mil hectáreas con derecho de riego abandonadas e improductivas en manos de la Agricultura familiar”, argumentó, mostrando su posición contrapuesta con quienes defienden los terrenos desde los títulos de propiedad.
Una lista dentro del peronismo
“La UST no participará en ninguna campaña electoral” juran sus miembros. Sin embargo, uno de sus principales referentes buscará en las PASO del 13 de agosto “llevar los planteos políticos de la organización” al Concejo Deliberante de Lavalle.
Es Raimundo Laugero, iniciador de la agrupación hace 17 años. El también ingeniero agrónomo, que vive en una finca “que produce la mitad de lo que consume” su familia y que trabaja como “técnico de terreno” de la Secretaría de Agricultura Familiar, precisamente en Lavalle, lidera la lista “Somos Lavalle”.
Allí también figuran, la celadora Silvia Fernández (participó en la reciente elección del SUTE en la kirchnerista lista Azul Naranja) y el referente del movimiento de campesinos Cristóbal Cardozo. La lista es colectora de la nómina que encabeza Juan Jofré como candidato a diputado nacional de Unidad Ciudadana, alineada con Cristina Kirchner.
“Hemos armado un frente de organizaciones campesinas. es un paso importante que hay que dar, para llevar ideas y conceptos que creemos importante dar desde ese espacio”, dijo Laugero, cuya familia es dueña de una conocida constructora.
La defensa del concepto de posesión
Para afrontar los conflictos judiciales la UST tiene el apoyo del CELS (Centro de Estudios Sociales y Legales), una entidad que defiende los derechos humanos, también es cercana al kirchnerismo y la preside el periodista Horacio Verbitsky.
Ese apoyo se da en marcar la estrategia de defensa ante las causas, principalmente en las que se la acusa de usurpación de tierra. “Se reconoce una ocupación tradicional, que tiene que ver con formas de pensar el proyecto de vida de las familias”, explicó Diego Morales, director de Litigio y Defensa Legal del CELS.
“Tiene que ver con un uso comunitario y permanente del territorio”, añadió, explicando que el código civil otorga entre 15 y 20 años para que exista la “prescripción adquisitiva”.
En tal sentido contraponen el concepto de “posesión” frente al de “propiedad”, que da un título.
“Si uno expone el derecho de los campesinos el uso del territorio como proyecto de vida, no necesariamente es relevante el paso de 20 años”, agregó.