En un comunicado la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas de Argentina -Acovi- subrayó que sólo los combustibles se subieron 33% durante el 2017, más que la inflación acumulada. Así las cosas, Argentina se sitúa como segundo país con el precio más caro de América Latina.
Más allá de que el Gobierno nacional había asegurado que la decisión comunicada por el Ministerio de Energía a las petroleras, de liberar el precio de los combustibles a partir del 1 de octubre, no tendría un impacto inmediato en pico de surtidor, el precio del combustible finalmente se incrementó a fines de octubre y rondó el 10%. Luego a fines de noviembre volvió a aumentar 6%. Es decir que en menos de dos meses el incremento rondó el 16% acumulado.
Para los productores nucleados en Acovi, este aumento de combustible repercute directamente en la actividad primaria del sector vitivinícola. Por un lado el productor debe hacer frente al gasoil de su maquinaria, por caso tractores y por el otro, impacta en el flete que abona, sobre todo en el período de cosecha.
Con un aumento del 16% en el combustible tomando los aumentos de octubre y noviembre acumulados, promediando los $20,20 por litro, los costos asociados a la maquinaria propia, incluyendo el uso de gasoil y mantenimiento, y al flete de cosecha representan el 24,2% de los costos de producción, incrementando su peso casi un 3%, ascendiendo los mismos a $ 20.228 por hectárea.
Con este incremento, detallaron desde Acovi, Argentina se sitúa como segundo país con el precio de combustible más caro de América Latina, superando a Chile y Brasil.