Ya forman parte del paisaje. Para este tiempo, las fincas de nogales en Tupungato se convierten en verdaderos campos de batalla. Cierres eléctricos, perros de caza, contratación de seguridad privada o pago de servicios especiales a la Policía, serenos armados y hasta compra de pirotecnia para "ahuyentar sin herir a nadie".
Esta tipología de 'robo hormiga' preocupa cada vez más a los productores nogaleros del Valle de Uco. Sucede que lejos de menguar, estos hechos delictivos crecen en cantidad y violencia año tras año, alentados por el desarrollo paralelo de un mercado ilegal de la nuez difícil de controlar.
"No sabemos cómo proteger la producción. Ya ni las empresas privadas quieren tomar estos trabajos, porque los ladrones andan armados. Viene muy complicada la mano. Si uno también empieza a disparar ¿en qué va a terminar todo esto?", se preguntó L., un productor que pidió reserva de identidad por temor a sufrir nuevos robos. El hombre debe pagar horas extras a su contratista para que vigile por las noches.
Los finqueros que tienen grandes extensiones cultivadas, generalmente pagan a una firma de seguridad privada local o contratan los servicios especiales de policías. Para los pequeños y medianos productores, la cuestión no es tan simple y deben inventar otras estrategias para poner sus nueces a salvo: perros, cierres, tiros al aire, etc. Pese a los esfuerzos, unos y otros denuncias enormes pérdidas por la situación delictual.
Estos robos se agudizan en el mes de cosecha (desde hace dos semanas y hasta mediados de mayo). Los ladrones actúan -mayoritariamente- en grupo y durante las horas de la noche, llenando bolsas con las nueces que están en el suelo. Por lo general, alguien de la banda los espera con el vehículo afuera de la propiedad.
Pese a que los riesgos y tiempos de esta particular 'tarea', no les permiten cargar más de cinco o seis bolsas en cada 'entradera', el motín no es para nada despreciable. En la actualidad, por kilo de este fruto seco, están pidiendo un valor que ronda los 55 ó 60 pesos en el mercado.
"Es el mismo problema de siempre. Nadie agarra al que roba y ellos están cada vez más organizados", reclama Claudio, un trabajador rural que fue golpeado, cuando pretendió detener a un "grupo de chicos" que se habían metido en la finca de su patrón.
El titular de la comisaría 20 en Tupungato, José Luis Velarde, dijo que reciben constantemente pedidos al 911 de productores que "quieren que hagamos patrullaje por su zona, porque escuchan ruidos o ven presencias extrañas en su finca". Precisó que sólo existe una denuncia radicada en el departamento por robo de nuez en Cordón del Plata, cuyos responsables (dos mayores y varios menores) fueron detenidos.
"Tratamos de asegurarles presencia policial, en la medida de lo posible", apuntó el comisario. Dijo que están reforzando los controles en la calle, de quienes trasladan mercadería. Como una forma de solucionar el tema, años atrás los nogaleros y el Gobierno implementaron el uso de un remito, que debe tener todo el que transporta nuez y donde aparece en qué sitio la compró. Pero, los productores no están muy conformes con su aplicación.
"Faltan controles. Todos sabemos quienes son los dueños de partideros que compran nuez robada. Hasta que no se les sancione, el mercado ilegal seguirá creciendo", dijo un productor del oeste tupungatino.
Batalla contra la humedad
En este contexto de lluvias intensas y pocos días de sol, los nogaleros del Valle de Uco se enfrentan a una nueva batalla: cómo hacer para secar la nuez antes de que pierdan gran parte de su producción.
Por estos días, la problemática del secado se suma a la de los robos. Muchos de los productores han ido adquiriendo -en base a subsidios- sus hornos particulares, pero en esta temporada se han quedado cortos con la tecnología.
"Con tanta humedad, las nueces han caído todas juntas y antes de lo esperado. Esto nos obliga a secarlas, sólo así después se pueden acopiar. Pero los secaderos de la zona no dan abasto con tanta demanda y hay listas de espera enormes", confesó uno de los productores consultados.
Para evitar nuevos robos, tras el secado de la nuez (dura dos o tres días) y hasta su venta los finqueros las acopian en establecimientos con alarma, con curstodio o hasta en "domicilios secretos".