Productores avícolas trabajan a pérdida

A pesar del consumo récord registrado en 2014, el mercado está sobreofertado y los precios mayoristas no repuntan. Referentes de la actividad calculan que están trabajando 30% por debajo del costo de producción. Afirman que es necesario reactivar las expo

Productores avícolas trabajan a pérdida

Sin salida exportadora por falta de competitividad, con un mercado interno sobreofertado y precios planchados a pesar del incesante aumento de los costos de producción, las granjas productoras de pollos parrilleros están vendiendo por debajo de sus costos y sin tener un panorama claro sobre el futuro de la actividad.

Esto, a pesar de que el consumo de carne aviar por año llegó a un récord de 42,3 kilogramos en el primer cuatrimestre de 2015, con una suba interanual del 10,5%, según datos de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la Argentina.

La situación sería tan preocupante que, según evalúan conocedores de la actividad, si no fuera porque los precios de los cereales y oleaginosas -que son la base de la alimentación de las aves- están muy por debajo de sus niveles históricos, sería mayor el número de establecimientos que ya habría salido del sistema.

Antonio Olmo, titular de Avícola Luján, aseguró que “hay una situación de sobreoferta de pollos en todo el país”. Como se dijo, el consumo está en unos 42 per cápita anuales pero se están ofreciendo unos 46 kilos.

El empresario reconoció, además, que “se bajó un poco la producción pero también cayó la exportación, debido a que tenemos costos que no nos permiten competir con cualquier otro país que produzca pollos”.

En ese sentido, subrayó que “los costos -con excepción de algunos cereales- han aumentado muchísimo en los últimos tres años y eso nos ha complicado no sólo a nosotros sino a toda la producción regional de Mendoza así como a nivel nacional”.

Olmo señaló que si bien los precios de los alimentos están bajos, hay otros componentes críticos en el cuadro de costos de la producción de pollos parrilleros, como mano de obra, energía y combustible, mantenimiento del establecimiento (planta de faena, frigorífico, etc) y del parque automotor, incluida la reposición de algunas unidades, que han aumentado considerablemente.

Apuntó que esos rubros han sufrido incrementos de entre el 30% y el 40% anual en los últimos tres años. “Un vehículo de reparto, cualquier camioncito con capacidad para transportar 8.000 kilos de carga, con equipo de frío y las habilitaciones correspondientes, hoy cuesta cerca de un millón de pesos, cuando hace tres años costaba alrededor de $ 550.000”, ejemplificó el empresario.

Ratificando este panorama, Reynaldo Ivars, socio gerente de Laboratorios Granjol SRL, recordó que “hay líneas de productos que cotizan en dólares y listas de precios que no se habían movido durante un año (y más también) por lo que desde que empezó a dispararse la inflación (y aunque la cotización del dólar no varíe demasiado) todos los meses aumenta el precio de algún insumo el 1%, 2% o 3% en dólares”.

Los grandes proveedores justifican los “cambios permanentemente en las listas de precios” por los aumentos de sus costos fijos. Es que “el año pasado tuvimos el treinta y pico por ciento de inflación y eso se refleja en aumento de sueldos, en mayores costos de los combustibles, subas en las tarifas del transporte de cargas. todo se encareció”.

Del otro lado, “el precio del pollo no lo pueden subir, porque hay mucha oferta” puntualizó Ivars.

Inversiones suspendidas
En este escenario, el representante de Granjol explicó que las granjas están comprando lo justo y necesario como para mantener los animales, dándoles de comer y vacunándolos".

El empresario, uno de los mayores referentes del rubro en toda la región, advirtió que “no se están haciendo inversiones en infraestructura ni en tecnología así como en nada que tenga que ver con una mejora en el proceso productivo”.

Aclaró que eso ocurre tanto en los tradicionales establecimientos productores de pollos como en los nuevos. “Las inversiones están paradas -insistió- porque no hay ningún productor que esté pensando en crecer sino que van arreglando lo que se va rompiendo, no para mejorar sino para que siga funcionando la granja, nada más”, puntualizó Ivars.

Es que hoy, según declararan los integrantes del sector, el pollo no tiene precio. Para que eso sucediera, tendría que costar cerca de $ 400 el cajón de 20 kilos pero cuando en algún momento intentaron subirlo a $ 300 -porque estaba por debajo de ese precio- tuvieron que volver a bajarlo. Así, Ivars señaló que “si el pollo no vale es porque hay mucha oferta y si hay más oferta que demanda es por las dificultades para exportar”.

En ese sentido, apuntó que “el consumo interno se ha mantenido”, pero recordó que “las grandes inversiones que hubo en su momento se hicieron pensando en los mercados internacionales. Por eso, desde que empezaron los problemas para competir en el exterior, la actividad está muy comprometida”.

Producción a pérdida
Ratificando el panorama planteado por Ivars, Antonio Olmo comentó que el precio del pollo está igual que hace tres años y hoy cuesta entre $ 13,90 y $ 16 el kilo -al público- hasta unos $ 23,90 para los más artesanales. Según él, a precios razonables, un kilo de pollo en el mercado interno debería costar hoy entre $ 24 y $ 28 al consumidor, cuando la carne vacuna está a un precio de entre $ 70 y $ 80.

Olmo reconoció, no obstante, que en otros países la diferencia es mayor aún, porque “el pollo es la carne más económica”. De todos modos, consideró que “la relación de precios entre la carne vacuna y la de pollo es más o menos razonable en Argentina” y que habría un margen para achicar un poco la brecha, porque un kilo de pollo a $ 26 o $ 28 el kilo no dejaría de ser accesible para el consumidor y al productor le permitiría seguir trabajando”.

Pero insistió en que el problema son los costos que existen en la producción. Expresado en cifras, y siempre en palabras de Olmo, si hoy se habla de valores promedio, en todo el país, el costo de un cajón de pollos (20 kilos) es de 360 pesos pero se vende, al por mayor, a un precio de entre $ 250 y $ 280.

Por el pollo artesanal, en tanto, se puede obtener algo más pero es cierto que cuesta más producirlo. “En cualquier caso, la diferencia la estamos poniendo los productores y es imposible salvar los costos”, sentenció el dueño de Avícola Luján.

Como consecuencia de ello, para Olmo la situación de la avicultura es muy complicada ya que los productores se están “comiendo el capital”. Cabe recordar que ya el año pasado, tres o cuatro de las más grandes empresas nacionales se presentaron en convocatoria de acreedores, ante la imposibilidad de seguir trabajando por debajo de los costos, según se advertía en su momento desde el sector.

Mario Marato, presidente de la Unión Avícola Regional (UARA) estimó que “por los precios de la semana pasada los productores de pollo están en un estado bastante crítico. Si bien se han dado a conocer cifras que indican que el consumo per cápita ha aumentado, eso no es lo que percibimos en el mercado”.

En este contexto, para el dirigente empresarial, la gente está consumiendo cada vez menos pollo y no hay un incremento. Es que, desde su punto de vista, existe una sobreoferta de proteína animal, para el consumidor argentino, que es importante.

“Si sumamos carnes de cerdo, vaca, pollo y pescado, eso en total nos da un oferta de proteína animal de 125 kilos per cápita mientras que Estados Unidos que es el mayor consumidor de proteína animal del mundo, sólo consume 105 kilos per cápita, relató Marato”.

Reactivar exportaciones
Para que la situación descripta hasta el momento mejorara, los productores estiman que tendría que haber una reactivación de la economía a nivel general debido a que la actividad local "está por el piso" y eso se refleja en el movimiento general.

El presidente de Avícola Luján reveló que ellos reparten pollos en Tunuyán, San Carlos, Santa Rosa, La Paz y Lavalle, todos pueblos que viven de la vitivinicultura, de la olivicultura y de la actividad agrícola, en general.

“Lo que se observa aquí es que no hay dinero. Estamos en un proceso complicado y eso pasa en distintos lugares del país”, opinó Olmo para quien, en este escenario, si el consumo de pollo se ha mantenido, ha sido a costa de la pérdida de dinero por parte de los productores.

En consecuencia, Olmo remarcó que “hace casi una temporada que estamos trabajando a pérdida y desde unos años antes ya veníamos con lo justo, apenas salvando los costos”, aunque agregó que en casi todos los rubros se trabaja de ese modo.

El empresario considera que “habría que buscar la forma de reactivar las exportaciones” para expandir el negocio, descomprimir el mercado interno y “equilibrar los precios, para poder de este modo seguir produciendo”.

Sucede que la presencia en el exterior sólo se puede sostener con calidad y precio. En este negocio no cabe el concepto de producto diferenciado. El hecho de ofrecer “pollo argentino” no es argumento para vender por lo que “hay que llegar a los mercados internacionales con muy buena calidad y con un costo competitivo; si no, no hay quién compre”.

Para Maroto, “sin la pata de la exportación, el negocio está complicado y no creo que tengamos mejores perspectivas para el segundo semestre del año”.

Consultado sobre si el sector cifra alguna expectativa de cambio en 2016, tras la asunción de quienes tengan la responsabilidad de gobernar el país a partir de diciembre próximo, el empresario avícola señaló que “la expectativa que tenemos -y esto es lo que necesitarían todas las producciones- es que cambie un poco la economía para que podamos ser competitivos para exportar y encontrar un equilibrio entre los ingresos por lo que se vende afuera y lo que se comercializa en el mercado interno para tener una rentabilidad que permita seguir trabajando”.

Olmo entiende que tenemos un poco atrasado el tipo de cambio” y se apura a aclarar que no es mucho, “porque si el dólar de 9 pesos de hoy se llevara a $ 10,80 o $ 10,90 (no creo que sea exagerado) se podrían reactivar un poco las exportaciones”.

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