El juez federal Ariel Lijo procesó hoy sin prisión preventiva al
maquinista Julio Benítez por el accidente ferroviario del pasado sábado 19 de octubre,
en el que el tren que conducía se estrelló contra los paragolpes de contención de la estación terminal de Once y produjo más de un centenar de heridos.
El magistrado trabó embargo por 2,5 millones de pesos y procesó a Benítez por "descarrilamiento culposo agravado" por 105 lesiones,
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El maquinista estaba detenido desde el día del accidente pero por tratarse de delitos excarcelables, el juez ordenó su liberación dado que consideró que tampoco podrá entorpecer la investigación.
La calificación del estrago ocasionado por Benítez como culposo supone que el juez entendió que el accidente ocurrió por imprudencia o negligencia del conductor del tren “chapa 5“ y que no tuvo la intención o dolo de producirlo.
El robo y rotura del disco de seguridad, cuyas imágenes del maquinista en el viaje se habrían perdido por la imposibilidad de reparación, quedó demostrado al comprobarse que eran suyas las manchas de sangre encontradas en el dispositivo y en la gaveta que lo contenía, según las muestras de ADN.
El disco rígido fue encontrado en la mochila de Benítez, donde también se hallaron herramientas como destornilladores, una tijera, un cuchillo, una pinza, entre otros elementos.
El acusado dijo que las llevaba para eventuales reparaciones electrónicas durante un viaje.
Lijo también tuvo en cuenta que según los registros de GPS montados en cada formación, el maquinista vulneró en diez oportunidades las velocidad máxima reglamentaria en diversos trayectos entre las estaciones Moreno y Once.
Su falta se hizo evidente cuando ingresó al andén a 22 kilómetros por hora, superando en 10 kilómetros el máximo permitido y que lo hizo chocar contra los paragolpes de la estación.
En el choque se lesionaron de manera leve 105 personas dado que los amortiguadores evitaron que los vagones se montaran uno sobre otro, como ocurrió en la tragedia de Once de febrero del 2012.
Benítez se encuentra internado en el Hospital Ramos Mejía donde será operado del tabique nasal, roto en el choque.
Tras el accidente, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, dispuso que la línea Sarmiento sea operada en forma total por el Estado, ya que se encontraron diversas irregularidades que había cometido el maquinista en viajes anteriores y que no habían sido sancionadas con severidad por las empresas que controlaban el ramal.
Durante la indagatoria, el maquinista admitió que había escrito en su blog personal frases que denotaban sueños que tenía estrellando una formación ferroviaria.
Lijo ordenó pericias psicológicas ya que en esa declaración manifestó que tenía "recuerdos borrosos" del accidente, que no sabía cómo había frenado en las anteriores estaciones y que había sentido como "un ahogo" en el momento previo de ingresar a la estación de Once.
Las pericias determinaron que Benítez tiene una tendencia a la simulación y que presentaba características psicopáticas, pese a que el maquinista negó ante el juez haber tenido una enfermedad que lo condicionara en su desempeño laboral.
En su declaración tampoco aportó datos sobre el disco rígido de la cabina, ya que sólo afirmó que no recordaba haber sacado el elemento, que contiene las imágenes de Benítez previas al accidente, lo que resultaría fundamental para saber si accionó o no los frenos.
Tanto Gendarmería como expertos de una empresa especializada manifestaron que el disco rígido sufrió daños irreparables, pero Lijo posee los resultados de ADN sobre las manchas de sangre halladas en ese elemento que coinciden con la del maquinista.