Claudio, de La Fábrica Iluminación, de la calle Armenia, en el barrio de Palermo, frente a la incerteza económica de 2016, prefiere acopiar mercadería.
“Mi negocio funciona sobre un segmento que busca precio y ahora estamos en una meseta. Como vendemos al público y también mayorista, y como no sabemos si lo que va a venir es bueno o es malo, el secreto es ‘stockearse’, fabricar y aprovisionarse. No quedarse con la plata en la mano. Cualquier mínima ganancia de las ventas la tenés que poner en la producción o compra de productos. Te defendés de la inflación, y eso es mucho más rentable que cualquier inversión”, dice.
El arquitecto Gabriel Piko, gerente de PKH, que desarrolla viviendas en barrios cerrados de zona norte del Gran Buenos Aires, cree que 2016 ya ofrece un buen clima para inversiones. “A esta altura del año tenemos el doble de encargos de construcción, en relación a las casas que hicimos en 2015. Muchos clientes creen que en 2016 habrá menos dudas y prefieren posicionarse en tierras ahora y encargar la construcción de una casa para tenerla el año que viene para uso personal o para la venta”, afirma Piko.
El productor tabacalero y de caña Raúl Robín, del sur de Tucumán, espera. “En tabaco, pasa lo mismo que en todos los rubros de las economías regionales, no estamos con precio para llegar a las exportaciones. La cosecha comenzará en diciembre. Le tocará al nuevo gobierno el manejo de la actividad. Esperamos decisiones rápidas”, dice.
Son previsiones, expectativas para un futuro incierto. En la campaña por las PASO los tres candidatos que puede acceder a la Presidencia dieron algunas definiciones conceptuales, pero ninguno dio precisiones sobre sus programas económicos. El futuro perfil económico y social del país no formó parte del debate.
Por lo tanto, no hay claridad de lo que ocurrirá en el próximo gobierno con la inflación, los salarios, las cargas impositivas o los subsidios a las tarifas de servicios públicos. No se sabe si continuará la restricción a las importaciones, si se unificará el mercado cambiario o si se renegociará la deuda en default (holdouts), y cómo. Son variables que resultan vitales para la proyección del año 2016 en los distintos sectores.
En tanto, la macroeconomía muestra problemas reales: inflación anual en torno al 25%, la economía estancada (para este año se estima un crecimiento de 1%), un atraso cambiario del 30% y un déficit fiscal estimado en más del 6% del PBI. El único sector que crea empleo es el Estado.
Para el año que viene se prevé más conflicto entre capital y trabajo.
“Las paritarias se negociarán por encima del 30%, aunque depende de cómo cierren el dólar y la inflación a fin de año. La conflictividad será intensa porque las ventas no suben y las empresas y sectores públicos provinciales, que tienen el grueso del empleo público, no tienen mucho espacio para conceder aumentos por encima de la inflación”, afirma Jorge Colina, economista de Idesa.
La salida de la restricción cambiaria es clave para el mercado inmobiliario, el turismo, la importación de productos industriales o la exportación de “commodities”, todos sectores que deben elaborar estrategias económicas desde ahora, cualquiera sea el futuro presidente.
“Las opciones reales son apertura inmediata o gradual del mercado cambiario -dice el economista Francisco Gismondi, de Empiria Consultores-. Si se continúa con el modelo de restricciones se termina en una megadevaluación. La unificación cambiaria rápida es más fácil técnicamente, pero más difícil desde lo político. Se necesita tener más dólares en las reservas. La versión gradual es políticamente menos desafiante, pero puede ser muy difícil desde lo técnico: puede ocurrir como la ‘tablita’ cambiaria de Martínez de Hoz, que terminó en devaluación”.
La restricción del dólar está relacionada con el déficit energético, que comprometió la balanza de pagos. De 6.000 millones de dólares de superávit en 2004, en diez años se llegó a 6.000 millones de dólares de déficit. Los economistas coinciden en que cualquier modelo productivo depende de la política energética.
En ese contexto, el ex secretario de Energía Daniel Montamat considera que la próxima batalla será la del gas natural, principal rubro de la “fuga de dólares” del déficit energético.
“El 84% de los recursos no convencionales de la Argentina y el 77% de los recursos de Vaca Muerta son gasíferos. Sólo desarrollando el 10% de gas de Vaca Muerta podemos abastecernos y volver a exportar saldos a la región. Esta batalla, que exige capitales y tecnología, no excluye el desafío petrolero y las energías alternativas. Al contrario, establece prioridades para una política de largo plazo para el sector”, concluye Montamat.
En coincidencia, para el analista bursátil Claudio Zuchovicki, las acciones ligadas a la energía -básicamente las generadoras de gas y petróleo y transportadoras de gas- serán las protagonistas de 2016.
“Las empresas eléctricas están semiquebradas. La hipotética suba de tarifas por quita de subsidios sería gradual, pero es dinero que iría para el Estado. En cambio, si la inversión va a la producción energética, las empresas de logística que transportan el producto reportarían buenas ganancias en acciones”, indica.
Zuchovicki ve también una oportunidad con inversiones de fondos que lleguen desde el exterior. “Desde 2009 las calificadoras nos tipificaron ‘país fronterizo’ por la prohibición del retiro de capitales. Si en 2016 Argentina libera el ‘cepo’ sobre esa restricción para empresas extranjeras, automáticamente pasamos a ser calificados ‘país emergente’ y podemos recibir alrededor 20 mil millones de dólares de fondos de inversión, por ejemplo, que hoy tenemos vedados”.
El “cepo” es la clave, también, para la compra y venta de inmuebles. El economista Fausto Spotorno cree que si se llegara a eliminar, la construcción y el mercado inmobiliario mostrarán una “recuperación lenta” en 2016. Y a un nivel macro, lo mismo sucederá si el nuevo gobierno estimulara la inversión privada en infraestructura -puertos, rutas, comunicaciones, centros logísticos.
“La obra pública -considera- está en un buen momento porque es un año electoral, pero es difícil prever un crecimiento en 2016 por la delicada situación fiscal, que supondrá mayor restricción presupuestaria”.
En la producción automotriz, Dante Sica, director de la consultora Abeceb, sostiene que con un cambio en la política económica, la industria automotriz tendría un avance moderado y traccionará a otros sectores.
“El repunte estaría explicado por la maduración de proyectos de inversión en curso, con foco en el aumento de exportaciones, incluyendo destinos más allá de Brasil”, dice. Sica hace énfasis en la necesidad de una mejor “competitividad cambiaria”, pero no deja de observar qué sucederá con la baja de la demanda del mercado en Brasil.
Norberto Taranto, presidente del Grupo Taranto, que produce autopartes, mantiene un relativo pesimismo. “Exportamos desde hace 15 años a Brasil y nunca habíamos visto este parate recesivo. En la economía interna, en cambio, lo vemos con un poco más de optimismo porque suponemos que en 2016 habrá un ‘sinceramiento gradual’ para alcanzar un tipo de cambio más realista. Una devaluación estrepitosa no le sirve a nadie. Hoy sufrimos los efectos de la macroeconomía: compramos materia prima a un dólar de 9,05 y percibimos el cambio a 8,50 por los productos que exportamos. Pero además, el retraso se advierte en la relación del aumento salarial con respecto al tipo de cambio. Ese desfase hizo que hoy sólo exportemos el 30% de la producción, cuando antes era el 50%”.
La promoción del consumo en sectores que lograron reincorporarse a la clase media, luego de la crisis de 2001, fue uno de los pilares de la economía kirchnerista. Pero en los últimos dos años los índices se retrajeron. Atento a las señales de alerta, el consumidor empezó a calcular con más frialdad sus decisiones. ¿Qué sucederá el año que viene? Para Guillermo Oliveto, especialista en Consumo de la Consultora W, “la sociedad se acostumbró a que el consumo sea más un derecho que una posibilidad. Y quiere que se continúe mínimamente a niveles similares a los de 2015. No espera necesariamente los niveles de la ‘fiesta’ 2010-2011 pero tampoco que vuelva una contracción como la de 2009 o 2014”.
Oliveto da como ejemplo el éxito del plan de cuotas “Ahora 12” (tiene el 60% de opinión “muy buena-buena”) y el de “Precios Cuidados” (con un 49% de aprobación “muy buena-buena”), según la encuesta de la consultora W en julio último, sobre 1.000 casos en todo el país.
A pesar de la valoración positiva a programas de consumo, también subyace una opinión negativa a temas como el control de la inflación (con el 58% “entre mala y muy mala”) y la restricción de importaciones (el 62% "entre mala y muy mala”). “Esto quiere decir que la sociedad es muy sutil -evalúa Oliveto- en el armado de sus opiniones: valora las medidas pro-consumo pero no la política económica macro. Por eso, en 2016, la hipotética quita del ‘Ahora 12’ o de ‘Precios Cuidados’ no sería bien recibida por los consumidores si no se los compensa con, por ejemplo, una baja de la inflación del 25% a un rango del 15% al 18%”.
La pérdida de la dinámica del consumo podría generar un “humor social” negativo frente al nuevo gobierno, que a su vez tiene el desafío de instalar su programa con cierta velocidad. Lo que ya está instalado es el dossier de incógnitas económicas que ninguno de los tres candidatos presidenciables todavía se animó a despejar.
1 La controversia judicial en Nueva York con los fondos buitres. Numerosos países se han solidarizado con Argentina. Pero el país padece una serie de problemas que van desde la caída de la inversión extranjera al peligro de embargo de bienes del Estado a raíz del fallo del juez Thomas Griesa, a favor de los fondos buitres, en 2012.
2 El cumplimiento del artículo IV del FMI. Fue un tema de tensión bajo la era K.
3 El cumplimiento de la sentencia de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La Argentina fue condenada por el organismo a finalizar las prácticas restrictivas de importaciones y flujo de divisas al exterior. La Argentina ya acordó el pasado 6 de julio con la Unión Europea (UE) que desde el 31 de diciembre dejará de aplicar las herramientas consideradas ilegales por la OMC, como las declaraciones juradas para las importaciones y otras exigencias a la hora de exportar e importar.
4 Otras controversias abiertas con la UE. En 2012, la Argentina denunció a la UE por la aplicación de medidas antidumping contra el biodiésel.
5 Sin soluciones en el Ciadi. Al igual que Venezuela, Argentina tiene aún demandas ante el tribunal de arbitraje de conflictos comerciales internacionales del Banco Mundial.
6 Los asuntos pendientes en el Mercosur. Por un lado, el país debe cumplir con el compromiso de limitar la aplicación de restricciones a importaciones "intrabloque". Además, en 2016 se vence el acuerdo por el régimen automotor. Y están en marcha negociaciones para un tratado de libre comercio con la Unión Europea y la flexibilización del bloque ante terceros países. El kirchnerismo es hoy el más reacio a ello.
7 Problemas con Estados Unidos por la prohibición de entrada de limones a ese mercado. Están presentadas quejas ante la OMC.
8 Cumplimiento de los acuerdos con China. Fueron rechazados por la oposición y los industriales por las concesiones sin licitación a las empresas chinas en obras que financian los chinos. Y también están pendientes más partidas de dinero, incluyendo un intercambio de monedas. Hoy la economía china presenta problemas que ya tienen impacto en la Argentina.
9 Los pagos en dólares pendientes a importadores y a empresas extranjeras. Varios gobiernos se hicieron eco de las quejas y sus diplomáticos las transmitieron.
10 Inconvenientes con Uruguay. Desde el conflicto de las pasteras y otros cruces comerciales, la relación no remonta.
Otra cuestión difusa es cuál será la política de alianzas internacionales que buscará el país. Scioli quiere mostrar que no romperá los lazos que tejió Cristina con Rusia y China. Macri y Massa no se muestran nada cálidos con esos alineamientos, tampoco hacia Venezuela, y miran con ansiedad volver a los viejos aliados, como Estados Unidos y la Unión Europea, a los que también en los hechos retornaría Scioli.
Igual, todos los candidatos, en mayor o menor medida, afirman que el primer lugar de la Argentina es el Mercosur.