Problemas estructurales de la economía

Dice un destacado economista que los problemas estructurales más importantes de la economía argentina, son los mismos de hace cuatro años.

Problemas estructurales de la economía
Problemas estructurales de la economía

Los problemas estructurales de la economía argentina han estado en el centro de cada crisis y lo único que ha variado es su magnitud. La secuencia se repite de tal modo que no es necesario recurrir a textos sofisticados de economía, basta leer los diarios.

La magnitud del gasto en relación con el PBI, indicador universal al respecto, alcanza porcentajes equivalentes a los países de Europa con mayor gasto.

Sólo que hay que hacer una sencilla aclaración para entender la importancia en uno y otro caso: El PBI por habitante de los países europeos triplica o cuadruplica el nuestro, entonces, cuando aquí se le saca la mitad de los ingresos a los que pagan todos los impuestos, digamos que se les saca la mitad de mil, le quedan quinientos. Mientras allá se les saca la mitad de cuatro mil y le quedan en el bolsillo, todavía, dos mil. Somos pobres y se nos obliga a poner mucho para otros.

Ahora bien, lo que hay que entender es la dinámica que se genera a partir de un gasto público exorbitante. Ese gasto no puede financiarse con la agobiante carga sobre los contribuyentes. Entonces los gobiernos tienen dos vías para cubrir la diferencia: emitir dinero, lo que rápidamente genera inflación, o endeudarse interna y externamente.

Cuando toma deuda interna, resta fondos para los privados; es lo que ocurrió durante el kirchnerismo, que por el default tenía cerrados los mercados internacionales de crédito.

El gobierno actual, que no bajó en nada el gasto público, recurrió a ambos mercados y también a la emisión monetaria.

El segundo paso que genera el abultado gasto es que el déficit crece en igual proporción y el endeudamiento también. Hay periodos en que el déficit es fácil de financiar con endeudamiento externo, porque hay abundancia de capitales y las tasa de interés en EEUU son muy bajas, en algunos países negativas. De manera que comprar bonos de la deuda pública argentina es un buen negocio. Durante parte del gobierno de Macri se alababa la capacidad de “colocar deuda”, eufemismo que oculta la enfermedad de endeudarnos para pagar gasto público. Esos funcionarios “colocadores de deuda”, ligados ellos en sus actividades anteriores al mundo financiero internacional, pasaron por “brillantes taumaturgos” que permitían seguir gastando.

Sobre el gasto público debe decirse que hay varios mitos en nuestro país, que lo vuelven un “tótem sagrado”, tales como el denominado “gasto social” (bolsa negra que nadie quiere abrir) que se llevaría la mayor parte del presupuesto. Se habla de la “inflexibilidad del gasto a la baja”, como si las empresas, las familias, no bajaran el gasto cuando no lo pueden pagar. ¿Sólo el gasto estatal es inflexible? En el gasto público se esconden enormes ineficiencias, privilegios aún mayores y una corporación de beneficiarios con gran poder que impide atacar el cáncer que carcome la economía argentina.

El crecimiento de la deuda pública lleva más tarde o más temprano a la imposibilidad de pagarla y el país entra en cesación de pagos: el famoso default. Obliga a la renegociación, un verdadero concurso de acreedores como las empresas privadas.

Ahora se ha encontrado un nuevo eufemismo para esta operación: “reperfilamiento” de la deuda, a lo que comienza a ser una nueva reestructuración de una deuda, que claramente las condiciones económicas del país no están en condiciones de pagar.

Curiosamente buena parte de la deuda pública que no se puede pagar ha sido contraída por el actual gobierno. Generalmente los numerosos defaults que hemos hecho fueron sobre deudas de gobiernos anteriores, ahora es sobre las de sí mismo.

En síntesis, hace rato que ha llegado el momento de abrir de una vez por todas la “caja de pandora” de ese monstruo que es el gasto público en todas las jurisdicciones y dependencias del Estado, ver qué hay adentro y cómo cortar.

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