Problema ambiental: El crecimiento de la basura electrónica

Según las Naciones Unidas, el mundo recibe 45 millones de toneladas de residuos electrónicos o WEEE.

Problema ambiental: El crecimiento de la basura electrónica
Problema ambiental: El crecimiento de la basura electrónica

El efecto colateral más perverso de la sociedad de consumo es la basura producto de la consideración de privilegiar la cultura del descarte y de lo perecedero, además de la "practicidad" que significa consumir y tirar sin tener que lavar, guardar y perder tiempo en procesos irrelevantes. De ahí la gigantesca cantidad de material residual generada en el mundo entero.


Reciclado. Una acción posible para reducir los efectos medioambientales negativos de esta basura | Clarín
Reciclado. Una acción posible para reducir los efectos medioambientales negativos de esta basura | Clarín

Aproximadamente 10 mil millones de toneladas anuales van a parar a los suelos, o a los mares generando impactos negativos a la salud y al medio ambiente. La ONU estima que 3.000 millones de personas son directamente afectadas por la falta de sistemas inteligentes de recolección, transporte y destino final de la basura.

En la sociedad mundial actual es inimaginable vivir sin la maquinaria tecnológica de que hoy disponemos para la mayoría de las acciones y procesos que desarrollamos. Esto es aplicable a todas las actividades y no solo a la información y a las comunicaciones. 

Estamos hablando de computadoras, teléfonos celulares, impresoras, hornos de microondas, televisores, drones, cámaras fotográficas y la mayoría de los aparatos específicos que cada actividad utiliza para dar soluciones tecnológicas a sus dominios. A estos debemos agregar todos aquellos accesorios que los hacen funcionar, como, por ejemplo, pilas, baterías, cables, o conectores relativos a la conexión energética.

Rápida obsolescencia

El segundo aspecto que vale la pena abordar en esta materia es la velocidad con la que estas creaciones tecnológicas evolucionan, lo cual produce la rápida obsolescencia de la mayoría de ellas con el agravante de que gran cantidad de sus componentes son descartables.

El resultado de lo que acabamos de mencionar es que cada año según el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) el mundo recibe 45 millones de toneladas de residuos a los cuales llamamos basura electrónica o WEEE (Waste electrical and electronic equipment, Residuos de aparatos eléctricos y electrónicos) como se la conoce internacionalmente, lo cual representa un enorme problema para el MA (medio ambiente).

En Tokio (Japón) la UNU (Universidad de Naciones Unidas) no tiene alumnos, pero si varios centros de investigación con agencias en varios países en los cuales trabajan solo científicos avanzados han concluido que de aquí a dos años ese volumen estará en 52 millones de toneladas. 

La clase de residuos sólidos tecnológicos que más crece en términos porcentuales es la derivada de la recolección municipal, de hospitales y de la construcción civil (Planeta SP 2019).

Aceleradores del problema

Hay en el crecimiento de esta actividad numerosas causas aceleradoras y casi ningún freno. La principal es el aumento poblacional global que genera mayor demanda de tecnologías al mismo tiempo que su ciclo de vida útil es cada vez menor basado en el concepto de obsolescencia.

La situación descripta produce un efecto en cascada contaminante ya que por el mencionado crecimiento cada vez se producen más dispositivos que duran menos por lo que se tornan residuo rápidamente. Este problema tiende a agravarse en cuanto más se tarde en establecer normas de reciclado o de reúso u otras medidas de gestión tendiente a morigerar los efectos medioambientales negativos.

Es clara la necesidad de que los gobiernos tomen el asunto en sus manos y comiencen, de manera urgente, a establecer normas que permitan reducir y en algunos casos eliminar el residuo contaminante generando obligaciones a fabricantes, importadores, usuarios, consumidores y a sí mismos. Hasta ahora, estas regulaciones en la práctica son establecidas por los mercados y ya sabemos qué pasa cuando son éstos los que predominan en las decisiones de responsabilidad oficial.

Composición estructural

Los países más contaminantes de este tipo en América son Estados Unidos y Brasil. Este último produce el 36% de residuos tecnológicos en Latinoamérica. Según el PNUMA, los brasileños arrojan a su territorio 120 mil toneladas anuales de esos residuos mientras que los Estados Unidos 1,5 millones (Planeta SP julio 2019)

A pesar de lo descripto algunos analistas creen que no es la cantidad de aparatos que se desechan anualmente la principal causa de contaminación sino su composición estructural basada en minerales, metales y productos químicos que son muy peligrosos para la vida por contener sustancias altamente tóxicas como el plomo, arsénico, mercurio, cadmio o bromo, por citar los más comunes.

La consecuencia para los habitantes es que si esta basura no es descartada correctamente puede producir daños ambientales severos no solo en el lugar de depósito sino en todo su entorno en la medida en que se disocien del objeto continente.

Suelos y napas afectados

Algunas ciudades de Asia son, receptoras de WEEE de todo el mundo. Allí, estos residuos quedan depositados en lugares en los que no reciben tratamiento alguno, por lo cual, contaminan los suelos y sus napas freáticas e incluso a quienes trabajan por esos lugares. Lamentablemente algunos países pobres de África también realizan estas prácticas como Ghana, Nigeria o Costa de Marfil.

Se dice en algunos ambientes especializados que algunos países desarrollados usan algunas estrategias muy "creativas" para deshacerse de esta basura electrónica aprovechando que mucho material que se transforma en obsoleto tiene aún un cierto tiempo de duración y aplicabilidad, aunque ya no sea tecnología de punta. Entonces es objeto de venta a países pobres a bajo valor por material usado o bien de donaciones con fines de colaboración para ayudar a desarrollarlos tecnológicamente y de paso sacarse de encima lo que en breve se transformaría en WEEE. Aquí se ve claramente la vulnerabilidad de algunos países que no tienen controles ni fiscales, ni aduaneros, y mucho menos ambientales.

Por eso es necesario que los estados tengan un cierto desarrollo tecnológico, educación, legislación, y controles dedicados a la gestión medioambiental en general y el control de contaminación en particular. Al menos el conocimiento mínimo que les permita manejar los frenos más eficientemente pera impedir el tráfico de basura y de ese modo obligar a que cada país administre lo suyo sin transferencia a otros porque esto no es solución si vemos al mundo como el espacio de todos.

Esto no es una maldición divina ni nada imposible de conseguir. Lo que falta es tomar conciencia y determinación de hacerlo.

La basura electrónica comprende gran variedad de aparatos. Entre los más frecuentes figuran computadoras, teléfonos celulares, impresoras, hornos de microondas, televisores y otros aparatos.

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