Los cuatro acusados por el doble crimen de la pareja de panaderos en San Rafael fueron condenados a prisión perpetua luego de que un jurado popular los declarara culpables del hecho cometido en septiembre de 2017, informaron hoy fuentes judiciales.
Se trata de Cristian Pajón, Ricardo Peñalbe, Fernando Olivarez y Carlos Ávila, a quienes se les atribuye el "homicidio criminis causa" de Miguel Scalia (63) y Liliana Balmaceda (58).
Según las fuentes, la pena se conoció cerca de la medianoche, luego de que un jurado popular integrado por 12 personas arribó a un veredicto de culpabilidad unánime.
El debate oral, que comenzó el lunes pasado y en el que declararon unos 50 testigos, estuvo conducido por el juez técnico Ariel Hernández y se llevó a cabo en el Centro de Congreso y Exposiciones de San Rafael.
Tras escuchar los alegatos de las partes, el jurado popular se reunió a deliberar durante varias horas y una vez que dieron a conocer su veredicto, los abogados de los condenados pidieron la "inconstitucionalidad" de la prisión perpetua basándose en diversos tratados sobre los derechos humanos.
Sin embargo, el juez Hernández rechazó el planteo de la defensa y finalmente impuso dicha pena para los cuatro hombres, considerados "coautores" del doble crimen agravado por "criminis causa", es decir, matar para lograr la impunidad de otro delito, en este caso el robo.
El hecho ocurrió el 25 de septiembre de 2017, en una vivienda situada en la calle Gutiérrez 1557, en el barrio Nihuil, donde el matrimonio Scalia vivía y también tenía su panadería.
De acuerdo a la investigación, la pareja fue asaltada allí por cuatro delincuentes que buscaban una suma de dinero que aparentemente había en el inmueble, aunque se cree que se trató de un dato equivocado.
Durante el asalto, el matrimonio fue asesinado a golpes en la cabeza efectuados con distintos elementos contundentes, como una maza, trozos de cemento y una barreta.
A su vez, una hija discapacitada de la pareja que también vivía allí fue hallada luego por la Policía en su silla de rueda, sola y abandonada en otra habitación.
Tras el juicio la Justicia determinó, los delincuentes primero asesinaron a Liliana y luego a Miguel, y a ambas víctimas también las atacaron a golpes de puño y le fracturaron los dedos, tras lo cual, acomodaron los cuerpos, limpiaron la escena del crimen y escaparon.
En tanto, Pajón fue el primer sospechoso en ser detenido gracias al olfato de una perra de la Policía que siguió su rastro hasta su domicilio en el que se secuestraron zapatillas de similares características con unas huellas halladas en la casa de las víctimas.
Mientras que posteriormente también fueron apresados Peñalbe, quien residía junto a Pajón; Olivares y Ávila, dijeron los informantes.
"Actuaron con guantes de látex y no dejaron huellas", sostuvo el jefe de Fiscales de Homicidios del Sur, Pablo Peñasco, durante los alegatos de clausura y remarcó que los imputados "sabían cómo era la situación de las víctimas y qué tenían que hacer para ocultar el doble crimen".
En su exposición, el fiscal enumeró todas las pruebas e indicios que comprometían a los cuatro hombres e hizo hincapié en la "impunidad" con que se movieron tras los homicidios.
Para Peñasco, los ahora condenados conformaban un "grupo de asesinos que se dedicaban a delinquir y se drogaban" y agregó: "Lo que condena a estas personas son las pruebas."
Por su parte, los cuatro abogados defensores habían pedido al jurado que dictaran un veredicto de "no culpabilidad".