El rey de Bélgica, Alberto II, pidió ayer a los belgas que mantengan "la cohesión" del país, dividido entre flamencos y francófonos, y que apoyen a su hijo mayor Felipe, quien será entronizado hoy en ocasión de la fiesta nacional.
Después de 20 años de reinado, Alberto II pronunció un último discurso sobrio, grave y optimista. Bélgica puede "contemplar el futuro con confianza" pues "ha encontrado un nuevo aliento tanto a nivel interior como europeo" durante los últimos años, declaró en un discurso transmitido por televisión.
A los 79 años, Alberto II es el primer monarca belga que decide retirarse voluntariamente "pasando la antorcha" a su hijo mayor Felipe, de 53 años, a pesar de las dudas que existen en la población sobre su capacidad para llevar a cabo esa tarea.
El rey, cuyo reino estuvo marcado por dos grandes crisis políticas entre flamencos y francófonos, reconoció que Bélgica "no siempre es fácil de gobernar". Afortunadamente, "el sentido de un compromiso constructivo" de la mayor parte de sus responsables políticos le permitió franquear los obstáculos y transformarse "de un Estado unitario a un Estado federal".
"Estoy seguro de que mantener la cohesión de nuestro Estado federal es vital, no sólo para la calidad de nuestra vida juntos (...), sino también para la preservación de nuestro bienestar", declaró el monarca.
Este mensaje estuvo dirigido fundamentalmente a Flandres, que agrupa a casi 60% de la población belga y cuya principal fuerza política es la de los independentistas, que prevén un nuevo avance en las elecciones legislativas de 2014.
"Sin afectación" ni cabezas coronadas
Las celebraciones comenzarán realmente al anochecer, cuando la familia real participe del "baile nacional" en el barrio popular de Marolles, en Bruselas.
La familia hoy tendrá una jornada muy agitada, con dos momentos fuertes que serán seguidos en directo por los canales de televisión. A las 10.30 (8.30 GMT), Alberto II firmará solemnemente el acta oficial de abdicación, ante 250 invitados congregados en el palacio.
Una hora y media después, Felipe prestará juramento en las tres lenguas oficiales (holandés, francés y alemán) ante los senadores y diputados reunidos. Tal como lo exige la tradición, llevará un uniforme militar y estará sentado en un trono.
En la primera fila estarán sentados los cuatro hijos de Felipe y de la muy popular Matilde, incluyendo a la princesa Isabel, quien pronto cumplirá 12 años y se convertirá en la heredera del trono.
La pareja real aparecerá luego en el balcón del Palacio, antes de asistir al tradicional desfile militar y a las animaciones populares.
Se esperan cientos de miles de personas en el centro de Bruselas y alrededores.
Ningún monarca extranjero fue invitado, "en conformidad con la tradición en Bélgica, donde el rey presta juramento ante la nación, representada por el Parlamento", según el portavoz del primer ministro Elio Di Rupo.