Primeros seis meses de Mauricio Macri

Un balance de los aciertos y los errores del gobierno de Mauricio Macri, y de su relación con diversas entidades y con los gobernadores.

Primeros seis meses  de Mauricio Macri

Por Rosendo Fraga - Analista político - Especial para Los Andes

En los primeros seis meses de gobierno, Macri ha mostrado una línea clara y eficaz en política exterior, recomponiendo rápidamente relaciones con EEUU, Europa y Japón y modificando las relaciones en la región; en política económica ha resuelto temas importantes como la devaluación, el levantamiento del cepo y el acuerdo con los holdouts y en política interior, la convocatoria al “arte del acuerdo” que realizara al comienzo del gobierno ha tenido diversas manifestaciones, destacándose las relaciones del Ministerio del Interior con los gobernadores.

En la visión crítica, ha faltado rapidez para asistir a los sectores sociales más afectados por el sinceramiento de la economía y en particular por la inflación. El proyecto que devuelve el 15% del IVA a los alimentos básicos a los sectores vulnerables, entre su anuncio y su implementación efectiva, pasará un semestre. También ha faltado una política de seguridad pública más eficaz.

En cuanto al equipo de gobierno, Macri lo ha armado con predominio de ejecutivos de empresa y consultores antes que con políticos, y esto puede haberse puesto de manifiesto en el tratamiento de algunos problemas. Es así como el gobierno ha mostrado ser más eficaz en economía que en lo social.

Pero también ha sucedido que inicialmente el oficialismo eludió asumir y explicitar el grado de dificultades que se heredaban, quizás bajo la idea de que la gente no quiere escuchar malas noticias. Ahora el gobierno lo está haciendo. Es que sin una explicación, no es fácil que la gente entienda que en gran medida el gobierno está resolviendo problemas heredados.

En los cuatro de los cinco sondeos que han sido publicados, la imagen del gobierno ha tenido descensos. Ello es casi inevitable. Cuando un gobierno se inicia, lo apoyan quienes lo votaron y aproximadamente un tercio de quienes no lo hicieron. Por ello los niveles de aprobación iniciales pueden estar entre 60 y 70%. Esto se pierde rápidamente.

Si a los seis meses un gobierno tiene entre 40 y 50% de aprobación como lo muestran la mayoría de los sondeos, ello no es malo, aunque implique un descenso de 20 puntos respecto del día inicial, sobre todo cuando se hizo necesario sincerar la economía pagando los costos consecuentes.

Al cumplir seis meses, el gobierno de Cambiemos sigue planteando que es la opción al kirchnerismo y con el argumento de que si hubiera ganado Scioli la situación hoy sería peor. Son estrategias válidas en términos políticos, pero que no durarán para siempre. Es que a medida que transcurre el tiempo la gente irá percibiendo que los problemas son de quien está gobernando. Lógicamente, quienes han votado por el oficialismo son más comprensivos con las dificultades del gobierno.

En cuanto a los tiempos entre la política y la economía, los pone el calendario electoral. Desde esta perspectiva, la clave para el gobierno es que la gente sienta que está mejorando entre abril y octubre del año próximo, en el semestre previo a la elección de medio mandato.

Respecto de los gremios, están en la oposición al gobierno, pero en una postura “dialoguista”, como sucede con los gobernadores, con Massa y con Stolbizer. La postergación del cumplimiento de compromisos asumidos por el gobierno con los sindicatos, explica la movilización de protesta de las centrales sindicales del 29 de abril y el impulso que dieron a la “emergencia ocupacional” llamada por la oposición “ley anti-despidos” y por el oficialismo “cepo laboral”.

Pero la devolución en cuotas del dinero de las obras sociales retenido por el kirchnerismo y medidas como el aumento del salario mínimo y del seguro de desempleo, mostraron una actitud dialoguista por ambas partes, tanto del gobierno como de los sindicatos.

En lo que hace a la Iglesia Católica, desde el primer momento, como fue el Tedéum cuando Macri asumió, a través del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Poli, le pidió al Presidente que “su prioridad sean los pobres”. Es lo mismo que ha dicho casi seis meses después en el Tedéum por el 25 de Mayo.

En mayo, el Documento del Episcopado sobre la pobreza, el diálogo y al reconciliación, el pedido de la Comisión de Pastoral Social del Episcopado y los informes de la Universidad Católica sobre la pobreza, van en la misma dirección: alertar sobre la situación de los excluidos, hoy también denominados vulnerables. Expresan con matices la línea que señala el papa Francisco, no sólo respecto de la Argentina sino también globalmente.

En lo político, la división del peronismo favorece a Macri en el corto plazo, aunque la movilización de las centrales sindicales y la votación de todos los sectores del PJ de la “emergencia ocupacional” en Diputados y Senadores fueron señales de unidad.

La conducción encabezada por Gioja es de transición. Recién a partir de los resultados electorales del año próximo y en particular con lo que suceda en las elecciones de senador en la provincia de Buenos Aires, habrá condiciones para que emerja un nuevo liderazgo en el peronismo.

Por esta razón, Cristina si puede será candidata a senadora nacional en la provincia de Buenos Aires, como lo fue doce años atrás. Scioli por su parte sigue caminando la provincia con la misma intención, Randazzo analiza reinsertarse con una candidatura en este ámbito y Massa, si quiere volver a ser candidato a Presidente en 2019, probablemente intentará también ser candidato a senador nacional en este distrito el año que viene.

La ex presidenta intenta recuperar liderazgo y protagonismo, pero las causas judiciales la mantienen a la defensiva. Su Instituto Patria no ha logrado una proyección importante. La Cámpora fue excluida de la nueva conducción del peronismo y del palco de la protesta sindical.

Massa, por su parte, tiene una alianza permanente con Vidal en la provincia de Buenos Aires, pero no con Macri en el ámbito nacional. Es que el Presidente prefiere eludir un compromiso permanente con sectores del peronismo, aunque ello implique negociar cada ley o cada DNU. Esto ha sido más decisión de Macri que de Massa.

Vidal, en cambio, en la provincia desde el inicio estableció una alianza permanente con Massa -el presidente de la Cámara de Diputados de la provincia es de su fuerza política- y con otros sectores del peronismo, lo cual le permitió en enero lograr los dos tercios en la Legislatura necesarios para la autorización del endeudamiento. También hay directores de Massa y el FpV en el directorio del Banco Provincia, que ya desde febrero tiene acuerdo del Senado provincial, lo que no sucede todavía con el directorio del Banco Central en el Senado de la Nación.

Hacia el futuro, cabe recordar que en nueve de las últimas diez elecciones de medio mandato, el resultado anticipó lo que iba a suceder después. La única excepción desde 1946 fue 2009, cuando el kirchnerismo perdió la elección de medio mandato pero Cristina fue reelecta en 2011. Pero fue una excepción. Lo que suceda en 2017 incidirá mucho en lo que tenga lugar en 2019.

En conclusión: para ganar la elección del año próximo, Macri necesita que la gente sienta que la economía está creciendo entre abril y octubre del año próximo. Esta es la demanda principal de la política para la economía en el oficialismo.

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